La música queda de puta madre con el capítulo, que quieres que diga.
Muy bueno ^^
La leyenda 3. Raccoon City.
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Lykos
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Re: La leyenda 3. Raccoon City.
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Capítulo 4. Caídos en guerra.
http://www.youtube.com/watch?v=FgRAF4sC ... 4A&index=4
La misión no había empezado con buena pinta. Las calles de RESH estaban devastadas. Por fin, llegamos a nuestro objetivo: el almacén de Cine y TV. JuanDos se había unido a nuestro grupo, deseando saber qué había ocurrido con la sección de Lost.
JuanDos: Os juro que como hayan acabado con todas las cosas que habíamos recopilado de Lost, no quedará un solo alma en pie.
Lykos: Oye, JuanDos. Cálmate un poquito y usa ese valor para la batalla.
J2 me lanzó una mirada penetrante que me indicaba que era mejor no hacerle enfadar. Aparté la mirada dirigiéndola a la puerta del almacén. Estaba cerrada a cal y canto, pero las ventanas estaban hechas añicos.
Vani: Parece que tenemos que entrar por ahí.
L_Alzerav: Sí, podemos llegar fácilmente, y es la única vía para no hacer ruido.
JuanDos no dijo ni palabra y se dirigió rápidamente hacia la ventana destruida del piso inferior que había señalado Vani. Los demás le seguimos procurando no llamar la atención.
Una vez dentro, encendí una pequeña linterna para ver qué ocurría allí dentro. Al principio no se podía ver nada, pero, según nos acercábamos a las escaleras que conducían al piso superior, empezamos a ver con más claridad. Pero cuando estábamos en el descansillo, vimos que el segundo piso se encontraba en llamas.
JuanDos: ¡Mierda, la sección de Lost!
Lykos: ¡No, espera!
J2 no me hizo ningún caso y salió corriendo hacia la maldita sección. Otra vez teníamos que seguirle.
Lykos: Maldita sea, corre muy rápido. Le he perdido de vista entre las llamas.
Por fin, llegamos a la sección de Lost. J2 permanecía inmóvil bajo el marco de la puerta. Me acerqué sigilosamente, y pude ver a la persona que se encontraba en el interior.
STARS: Por fin llegas, Juan.
JuanDos: Tú…
STARS: Y veo que me traes a un crío y a dos preciosas damiselas.
Lykos: ¡Alto, Engel! No se te ocurra acercarte a ellas.
STARS: ¿Engel? ¿Cómo conoces mi otro pseudónimo?
Lykos: He visto la catástrofe de SIB.
STARS: ¿Catástrofe? ¡¡¡Al contrario!!! Ahora es un lugar puro… ¡¡¡Tal y como será RESH!!!
Había oído suficiente. Lancé tres disparos hacia la frente de STARS, o de Engel, o como demonios se llamara. El cuerpo de aquel pervertido cayó desplomado. Muerto.
Lykos: Ya me he cansado de oír tonterías.
STARS: No creas que te librarás tan fácilmente de escucharme.
Lykos: ¿¡Qué!?
Otras cinco personas aparecieron de detrás de las estanterías en llamas. Y… todas ellas eran STARS. Vani, L y JuanDos se escondieron tras las estanterías más cercanas, totalmente calcinadas. Yo sólo fui capaz de esconderme detrás de la puerta.
Entonces, pude oír una potente explosión justo encima de mí. El techo y la pared se derrumbaron, atrapándome debajo y dejándome inconsciente.
No sé cuánto tiempo pasó después. Desperté con un fuerte dolor de cabeza, y con el hombro dislocado. Me acerqué a la puerta derrumbado y miré con los ojos apenas abiertos al interior de la estancia. Había siete cuerpos desplomados. El STARS al que maté yo, otros tres, y… Vani, JuanDos y L_Alzerav.
No daba crédito a lo que veían mis ojos. JuanDos tenía agujeros de bala debajo del ojo y en plena yugular. Pero peor todavía era el aspecto de las dos chicas. Sus ropas estaban hechas jirones, sus mandíbulas desencajadas, y sus cuerpos llenos de magulladuras. Ese pervertido las había violado, las había torturado, y posteriormente las había asesinado sin ninguna compasión.
Cogí mi teléfono móvil y llamé casi sin ser capaz de contener las lágrimas a Rain. Deseaba que contestara, si algo le había pasado también a ella…
Rain: ¿Sí?
Lykos: Rain, menos mal. Necesito que vengas al almacén de Cine y TV.
Rain: ¿Ha ocurrido algo?
Lykos: Todos… están muertos…
Rain: No puede ser…
Lykos: Ven por favor, yo no puedo llevar los cuerpos, tengo el hombro dislocado.
Rain: No te preocupes. Iré con una ambulancia.
Lykos: Otra cosa. No le digas nada a Ill, por favor.
Rain: Descuida.
http://www.youtube.com/watch?v=FgRAF4sC ... 4A&index=4
La misión no había empezado con buena pinta. Las calles de RESH estaban devastadas. Por fin, llegamos a nuestro objetivo: el almacén de Cine y TV. JuanDos se había unido a nuestro grupo, deseando saber qué había ocurrido con la sección de Lost.
JuanDos: Os juro que como hayan acabado con todas las cosas que habíamos recopilado de Lost, no quedará un solo alma en pie.
Lykos: Oye, JuanDos. Cálmate un poquito y usa ese valor para la batalla.
J2 me lanzó una mirada penetrante que me indicaba que era mejor no hacerle enfadar. Aparté la mirada dirigiéndola a la puerta del almacén. Estaba cerrada a cal y canto, pero las ventanas estaban hechas añicos.
Vani: Parece que tenemos que entrar por ahí.
L_Alzerav: Sí, podemos llegar fácilmente, y es la única vía para no hacer ruido.
JuanDos no dijo ni palabra y se dirigió rápidamente hacia la ventana destruida del piso inferior que había señalado Vani. Los demás le seguimos procurando no llamar la atención.
Una vez dentro, encendí una pequeña linterna para ver qué ocurría allí dentro. Al principio no se podía ver nada, pero, según nos acercábamos a las escaleras que conducían al piso superior, empezamos a ver con más claridad. Pero cuando estábamos en el descansillo, vimos que el segundo piso se encontraba en llamas.
JuanDos: ¡Mierda, la sección de Lost!
Lykos: ¡No, espera!
J2 no me hizo ningún caso y salió corriendo hacia la maldita sección. Otra vez teníamos que seguirle.
Lykos: Maldita sea, corre muy rápido. Le he perdido de vista entre las llamas.
Por fin, llegamos a la sección de Lost. J2 permanecía inmóvil bajo el marco de la puerta. Me acerqué sigilosamente, y pude ver a la persona que se encontraba en el interior.
STARS: Por fin llegas, Juan.
JuanDos: Tú…
STARS: Y veo que me traes a un crío y a dos preciosas damiselas.
Lykos: ¡Alto, Engel! No se te ocurra acercarte a ellas.
STARS: ¿Engel? ¿Cómo conoces mi otro pseudónimo?
Lykos: He visto la catástrofe de SIB.
STARS: ¿Catástrofe? ¡¡¡Al contrario!!! Ahora es un lugar puro… ¡¡¡Tal y como será RESH!!!
Había oído suficiente. Lancé tres disparos hacia la frente de STARS, o de Engel, o como demonios se llamara. El cuerpo de aquel pervertido cayó desplomado. Muerto.
Lykos: Ya me he cansado de oír tonterías.
STARS: No creas que te librarás tan fácilmente de escucharme.
Lykos: ¿¡Qué!?
Otras cinco personas aparecieron de detrás de las estanterías en llamas. Y… todas ellas eran STARS. Vani, L y JuanDos se escondieron tras las estanterías más cercanas, totalmente calcinadas. Yo sólo fui capaz de esconderme detrás de la puerta.
Entonces, pude oír una potente explosión justo encima de mí. El techo y la pared se derrumbaron, atrapándome debajo y dejándome inconsciente.
No sé cuánto tiempo pasó después. Desperté con un fuerte dolor de cabeza, y con el hombro dislocado. Me acerqué a la puerta derrumbado y miré con los ojos apenas abiertos al interior de la estancia. Había siete cuerpos desplomados. El STARS al que maté yo, otros tres, y… Vani, JuanDos y L_Alzerav.
No daba crédito a lo que veían mis ojos. JuanDos tenía agujeros de bala debajo del ojo y en plena yugular. Pero peor todavía era el aspecto de las dos chicas. Sus ropas estaban hechas jirones, sus mandíbulas desencajadas, y sus cuerpos llenos de magulladuras. Ese pervertido las había violado, las había torturado, y posteriormente las había asesinado sin ninguna compasión.
Cogí mi teléfono móvil y llamé casi sin ser capaz de contener las lágrimas a Rain. Deseaba que contestara, si algo le había pasado también a ella…
Rain: ¿Sí?
Lykos: Rain, menos mal. Necesito que vengas al almacén de Cine y TV.
Rain: ¿Ha ocurrido algo?
Lykos: Todos… están muertos…
Rain: No puede ser…
Lykos: Ven por favor, yo no puedo llevar los cuerpos, tengo el hombro dislocado.
Rain: No te preocupes. Iré con una ambulancia.
Lykos: Otra cosa. No le digas nada a Ill, por favor.
Rain: Descuida.
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Ill
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Re: La leyenda 3. Raccoon City.
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Demasiado tarde.Lykos escribió:Lykos: Otra cosa. No le digas nada a Ill, por favor.
Rain: Descuida.
Yiajshjdhjahdhsafghsgfhsgfhsgfhsgfhgfashgsfhasgfhsgfhsgfhsgfhsgfhsgfas@%·5¬~€#~6
Siempre se van los mejores
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No sabía que STARS era Engel :O
Re: La leyenda 3. Raccoon City.
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Capítulo 5. Némesis.
http://www.youtube.com/watch?v=iFdIGYfYXJw
Seguí a Valentine al otro lado de la calle, y por fin llegamos a una zona “conocida”. Siguiendo hacia el norte se encontraba la inmensa puerta que daba al recinto de la comisaría. Nos dirigimos hacia allí, sin más zombies que matar por el camino.
A través de la verja, pudimos ver a Némesis aporreando la puerta de madera que daba al edificio. Entramos en el recinto, y el chirrido de la vieja puerta de hierro atrajo la atención del mastodonte.
Valentine: Korvy…
Korvy: No te preocupes. No es la primera vez que nos encontramos.
Némesis se quedó inmóvil unos instantes, dejando de aporrear la puerta. Al reconocerme, en su deformada cara se dibujó su típica sonrisa malvada.
Némesis: Mira a quién tenemos aquí.
Korvy: ¿Ya no vas detrás de STARS?
Némesis: STARS ya no es un problema.
El monstruo levantó la mano de manera orgullosa, y poco a poco se acercó. El suelo retumbaba a cada paso que daba mientras Valentine agarraba con fuerza mi brazo izquierdo.
Némesis: Veo que has cambiado de pareja en esta ocasión.
Valentine se escondió detrás de mí atemorizada. El Tyrant por el contrario, no hacía más que reír.
Némesis: Está bien. Como gracias a ti pude encontrar y acabar con STARS, voy a hacerte un regalito. Voy a darte el poder del Virus-T. Nadie podrá toserte.
Extendió su mano hacia mí, y de su palma salió instantáneamente un asqueroso tentáculo púrpura con clara intención de inyectarme aquél maldito virus. Pero cuando estaba ya a sólo unos centímetros de mí, cogí mi cuchillo y corté el tentáculo con un movimiento seco. Némesis retrocedió dolorido, y su sonrisa se tornó en una mirada de furia.
Korvy: Creo que paso de ayuditas.
Némesis: Insensato. Si no vas a aceptar mis regalos, que la muerte se apiade de ti.
Entonces, el monstruo de la gabardina se lanzó al ataque. Aparté a Valentine de mi espalda, y luego esquivé la embestida de nuestro nuevo contrincante. Disparé tres veces a su espalda, pero Némesis no se inmutó.
El mastodonte se giró, y sin verlo venir, consiguió agarrarme el cuello con su mano derecha. La presión que ejercía sobre mi cuello hacía que me faltase el aire. Le golpeé varias veces en el brazo, en la cabeza, en el torso, pero no funcionaba. Entonces, miré con horror como empezaba a emerger otro tentáculo en la palma de su mano izquierda. Me preparé para lo peor, pero tras el sonido de un disparo, caí al suelo, llevándome la mano a la garganta mientras mis pulmones recibían aire otra vez.
Némesis estaba mirando a Valentine, que sostenía su Beretta con firmeza, pese a que el miedo invadía su cuerpo. El Tyrant se acercó lentamente hacia la chica, que seguí disparando contra el cuerpo de la bestia.
A medio camino, lanzó su típico aullido que desembocaba en un ataque furtivo.
Pero otro disparo frenó su ataque. Esta vez había disparado yo a su cabeza, totalmente calva y deformada, pero que le daba un aspecto aún más intimidante.
Némesis: Ya me estáis hartando.
La bestia volvió a iniciar su embestida contra mí, pero esta vez estaba preparado, y, esperando el momento justo, le esquivé. Y en cuanto se dio la vuelta, clavé con todas mis fuerzas el cuchillo en el lugar donde debía estar su ojo derecho, pero que en su lugar se encontraban unas grapas cerrando una especie de herida que le recorría toda la cabeza.
El monstruo se llevó la mano hacia la herida que le había abierto, y, acto seguido, huyó. Una vez que le perdí de vista, escuché un aullido aterrador, con un tono de voz entre el dolor y la ira.
Valentine: Volverá.
Korvy: Lo sé.
Valentine: Entremos en la comisaría para hacernos con armamento. Lo vamos a necesitar.
La única buena noticia que tenía, es que si Némesis aún estaba a las puertas de la comisaría, quedaba mucho tiempo hasta que llegara la explosión que acabara con Raccoon City.
Por fin, entramos en la comisaría. Una mujer con túnica sujetando una tinaja nos recibía en el interior. Miré hacia el cielo para comprobar lo bien diseñada que estaba esa estatua. El resto de la comisaría, parecía normal. Las tablas impidiendo el paso por las puertas de la izquierda y la derecha, las escaleras subidas…
Korvy: Si quedaba alguna duda, está totalmente despejada. Estamos en RE3.
Valentine: Vaya, yo creía que la presencia de Némesis te había dado una pista, pero resulta que lo has averiguado al ver unos tablones de madera…
Korvy: Muy graciosa.
Avanzamos hacia la puerta tras la que se encontraba una oficina de la comisaría.
http://www.youtube.com/watch?v=iFdIGYfYXJw
Seguí a Valentine al otro lado de la calle, y por fin llegamos a una zona “conocida”. Siguiendo hacia el norte se encontraba la inmensa puerta que daba al recinto de la comisaría. Nos dirigimos hacia allí, sin más zombies que matar por el camino.
A través de la verja, pudimos ver a Némesis aporreando la puerta de madera que daba al edificio. Entramos en el recinto, y el chirrido de la vieja puerta de hierro atrajo la atención del mastodonte.
Valentine: Korvy…
Korvy: No te preocupes. No es la primera vez que nos encontramos.
Némesis se quedó inmóvil unos instantes, dejando de aporrear la puerta. Al reconocerme, en su deformada cara se dibujó su típica sonrisa malvada.
Némesis: Mira a quién tenemos aquí.
Korvy: ¿Ya no vas detrás de STARS?
Némesis: STARS ya no es un problema.
El monstruo levantó la mano de manera orgullosa, y poco a poco se acercó. El suelo retumbaba a cada paso que daba mientras Valentine agarraba con fuerza mi brazo izquierdo.
Némesis: Veo que has cambiado de pareja en esta ocasión.
Valentine se escondió detrás de mí atemorizada. El Tyrant por el contrario, no hacía más que reír.
Némesis: Está bien. Como gracias a ti pude encontrar y acabar con STARS, voy a hacerte un regalito. Voy a darte el poder del Virus-T. Nadie podrá toserte.
Extendió su mano hacia mí, y de su palma salió instantáneamente un asqueroso tentáculo púrpura con clara intención de inyectarme aquél maldito virus. Pero cuando estaba ya a sólo unos centímetros de mí, cogí mi cuchillo y corté el tentáculo con un movimiento seco. Némesis retrocedió dolorido, y su sonrisa se tornó en una mirada de furia.
Korvy: Creo que paso de ayuditas.
Némesis: Insensato. Si no vas a aceptar mis regalos, que la muerte se apiade de ti.
Entonces, el monstruo de la gabardina se lanzó al ataque. Aparté a Valentine de mi espalda, y luego esquivé la embestida de nuestro nuevo contrincante. Disparé tres veces a su espalda, pero Némesis no se inmutó.
El mastodonte se giró, y sin verlo venir, consiguió agarrarme el cuello con su mano derecha. La presión que ejercía sobre mi cuello hacía que me faltase el aire. Le golpeé varias veces en el brazo, en la cabeza, en el torso, pero no funcionaba. Entonces, miré con horror como empezaba a emerger otro tentáculo en la palma de su mano izquierda. Me preparé para lo peor, pero tras el sonido de un disparo, caí al suelo, llevándome la mano a la garganta mientras mis pulmones recibían aire otra vez.
Némesis estaba mirando a Valentine, que sostenía su Beretta con firmeza, pese a que el miedo invadía su cuerpo. El Tyrant se acercó lentamente hacia la chica, que seguí disparando contra el cuerpo de la bestia.
A medio camino, lanzó su típico aullido que desembocaba en un ataque furtivo.
Pero otro disparo frenó su ataque. Esta vez había disparado yo a su cabeza, totalmente calva y deformada, pero que le daba un aspecto aún más intimidante.
Némesis: Ya me estáis hartando.
La bestia volvió a iniciar su embestida contra mí, pero esta vez estaba preparado, y, esperando el momento justo, le esquivé. Y en cuanto se dio la vuelta, clavé con todas mis fuerzas el cuchillo en el lugar donde debía estar su ojo derecho, pero que en su lugar se encontraban unas grapas cerrando una especie de herida que le recorría toda la cabeza.
El monstruo se llevó la mano hacia la herida que le había abierto, y, acto seguido, huyó. Una vez que le perdí de vista, escuché un aullido aterrador, con un tono de voz entre el dolor y la ira.
Valentine: Volverá.
Korvy: Lo sé.
Valentine: Entremos en la comisaría para hacernos con armamento. Lo vamos a necesitar.
La única buena noticia que tenía, es que si Némesis aún estaba a las puertas de la comisaría, quedaba mucho tiempo hasta que llegara la explosión que acabara con Raccoon City.
Por fin, entramos en la comisaría. Una mujer con túnica sujetando una tinaja nos recibía en el interior. Miré hacia el cielo para comprobar lo bien diseñada que estaba esa estatua. El resto de la comisaría, parecía normal. Las tablas impidiendo el paso por las puertas de la izquierda y la derecha, las escaleras subidas…
Korvy: Si quedaba alguna duda, está totalmente despejada. Estamos en RE3.
Valentine: Vaya, yo creía que la presencia de Némesis te había dado una pista, pero resulta que lo has averiguado al ver unos tablones de madera…
Korvy: Muy graciosa.
Avanzamos hacia la puerta tras la que se encontraba una oficina de la comisaría.
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Razor
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Re: La leyenda 3. Raccoon City.
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Ahora viene el misil y los mata a todos 
¿Cómo es que se le dibuja una sonrisa al Némesis? 
¿Cómo es que se le dibuja una sonrisa al Némesis? 
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Lykos
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Re: La leyenda 3. Raccoon City.
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Razor escribió:Ahora viene el misil y los mata a todos
Mmmm no te quejes, que en las pelis llora u.u
xD
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Re: La leyenda 3. Raccoon City.
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Por lo menos no es un tío disfrazado con un traje de goma, ¿verdad, Korvy?
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Re: La leyenda 3. Raccoon City.
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Capítulo 6. La Comisaría.
http://www.youtube.com/watch?v=irwjDu08 ... L&index=17
Avanzamos por los pasillos de la comisaría hasta, subimos las escaleras hacia el primer piso y nos dirigimos a la oficina de los STARS. Si había alguna esperanza de encontrar armamento, iba a ser en esa habitación.
Valentine inspeccionó el lado izquierdo, y yo el derecho. Tras ver que en las mesas sólo había documentos irrelevantes, me dirigí a la bolsa de primeros auxilios de Rebecca Chambers y cogí un Spray de Primeros Auxilios. Acto seguido, me dirigí al inmenso armario de metal que se encontraba en la esquina, justo al lado de la emisora de radio.
Por fin encontré algo de verdadero valor: una Mágnum del 44. Fui a cogerla, pero en ese mismo instante, sonó un disparo que impactó contra la puerta del armario y se cerró de golpe. Mire hacia Valentine, que sostenía otra Mágnum, de cuyo cañón aún se podía ver una ligera línea humeante.
Valentine: Lo siento, se me ha disparado…
Aún con el susto en el cuerpo, y tratando de vencer a la parálisis temporal que se había apoderado, di un paso al frente.
Korvy: ¿Se te ha disparado? ¿¡Y por qué demonios me apuntas a mí!?
Valentine cambió el gesto, y pasó de una sonrisa inocente a una mirada que dejaba entrever que se sentía ofendida. ¡¡Encima se sentía ofendida!!
Valentine: Oye, no lo he hecho a propósito.
Korvy: Pues menos mal.
Volví a abrir la puerta con gran fuerza dispuesto a hacerme de una maldita vez con la Mágnum. Sin embargo, al abrir la puerta me encontré con que, sorprendentemente, el armario estaba vacío. Volví a cerrar la puerta, y la abrí de nuevo. Esta vez, la Mágnum volvió a aparecer.
Valentine: ¿Qué haces?
Korvy: La Mágnum… Aparece y desaparece.
Seguí probando otras tantas veces, pero no aparecía el premio gordo. Si podía llevarme la Mágnum, era algo que ganaba, pero… la sola posibilidad de hacerme con un lanzagranadas…
Tras varios intentos, Valentine se cansó de tanto golpecito.
Valentine: ¡Déjalo ya! No te va a salir el lanzagranadas.
Korvy: Hablas como si estuviera jugando a una máquina tragaperras…
Valentine: Es eso lo que buscas, ¿cierto? Pues es probable que ya se lo haya llevado la auténtica Jill Valentine.
La conversación se cortó al oírse el estallido de unos cristales en el piso de abajo. Efectivamente, Jill habría pasado por aquí antes, y… ahora, Némesis volvía a la carga.
Salimos corriendo desandando el camino hasta llegar de nuevo al hall de la comisaría. En el momento en el que entramos, las puertas dobles de la entrada se cerraron de golpe, dejando a Némesis con un palmo de narices. Me fijé ligeramente en el hombro del monstruo. Llevaba un lanzacohetes un tanto oxidado, y otro tanto anticuado, pero… seguramente igual de letal que uno más acorde a la actualidad.
Como si intuyera nuestra presencia, la mole se giró hacia nosotros.
Némesis: Así que seguís por aquí.
Korvy: Llegas tarde, tu presa se ha escapado.
Némesis: Digamos… que ahora tengo tres presas, y no importa el orden en el que caigan.
Acto seguido, se colocó el lanzacohetes y disparó un proyectil que se estrelló contra la puerta por la que habíamos salido, cerrándola a cal y canto. Era el momento de usar nuestros nuevos juguetitos, así que, cargué la Mágnum aprovechando la cobertura que tenía tras la mesa de despacho, y disparé tres ráfagas asomándome ligeramente. Las balas se perdieron entre la gabardina del monstruo, pero éste seguía avanzando sin inmutarse.
Korvy: Valentine, escapemos por el otro lado.
La chica corrió hacia el otro extremo de la mesa, y yo la seguí. Cuando estábamos a la altura de la estatua, Némesis disparó otro proyectil que se estrelló contra el cántaro de la mujer de mármol, pero… sorprendentemente, no sufrió ni el más ligero rasguño.
Korvy: Curioso material. ¿Podría hacerme una armadura con él?
Valentine: Korvy, tengo una idea. Arranca el tablón de esa puerta.
Hice caso a Valentine mientras esquivaba otro proyectil que salió despedido. La chica arrancó el tablón de la otra puerta y lo lanzó contra el lanzacohetes del monstruo. El arma se quedó atascado, y aprovechamos el momento para salir corriendo por la puerta doble.
Una vez que salimos al exterior, atranqué la puerta con el otro tablón y nos dirigimos a los jardines de la comisaría. Desde nuestro escondite, pudimos ver como el tablón que atrancaba la puerta salía despedido, y cómo Némesis salía de la comisaría. Se quedó inmóvil unos instantes, como si estuviera intentando detectarnos, pero terminó lanzando un grito de rabia y se fue por la puerta de hierro.
Korvy: Uffff. Ha faltado poco.
http://www.youtube.com/watch?v=irwjDu08 ... L&index=17
Avanzamos por los pasillos de la comisaría hasta, subimos las escaleras hacia el primer piso y nos dirigimos a la oficina de los STARS. Si había alguna esperanza de encontrar armamento, iba a ser en esa habitación.
Valentine inspeccionó el lado izquierdo, y yo el derecho. Tras ver que en las mesas sólo había documentos irrelevantes, me dirigí a la bolsa de primeros auxilios de Rebecca Chambers y cogí un Spray de Primeros Auxilios. Acto seguido, me dirigí al inmenso armario de metal que se encontraba en la esquina, justo al lado de la emisora de radio.
Por fin encontré algo de verdadero valor: una Mágnum del 44. Fui a cogerla, pero en ese mismo instante, sonó un disparo que impactó contra la puerta del armario y se cerró de golpe. Mire hacia Valentine, que sostenía otra Mágnum, de cuyo cañón aún se podía ver una ligera línea humeante.
Valentine: Lo siento, se me ha disparado…
Aún con el susto en el cuerpo, y tratando de vencer a la parálisis temporal que se había apoderado, di un paso al frente.
Korvy: ¿Se te ha disparado? ¿¡Y por qué demonios me apuntas a mí!?
Valentine cambió el gesto, y pasó de una sonrisa inocente a una mirada que dejaba entrever que se sentía ofendida. ¡¡Encima se sentía ofendida!!
Valentine: Oye, no lo he hecho a propósito.
Korvy: Pues menos mal.
Volví a abrir la puerta con gran fuerza dispuesto a hacerme de una maldita vez con la Mágnum. Sin embargo, al abrir la puerta me encontré con que, sorprendentemente, el armario estaba vacío. Volví a cerrar la puerta, y la abrí de nuevo. Esta vez, la Mágnum volvió a aparecer.
Valentine: ¿Qué haces?
Korvy: La Mágnum… Aparece y desaparece.
Seguí probando otras tantas veces, pero no aparecía el premio gordo. Si podía llevarme la Mágnum, era algo que ganaba, pero… la sola posibilidad de hacerme con un lanzagranadas…
Tras varios intentos, Valentine se cansó de tanto golpecito.
Valentine: ¡Déjalo ya! No te va a salir el lanzagranadas.
Korvy: Hablas como si estuviera jugando a una máquina tragaperras…
Valentine: Es eso lo que buscas, ¿cierto? Pues es probable que ya se lo haya llevado la auténtica Jill Valentine.
La conversación se cortó al oírse el estallido de unos cristales en el piso de abajo. Efectivamente, Jill habría pasado por aquí antes, y… ahora, Némesis volvía a la carga.
Salimos corriendo desandando el camino hasta llegar de nuevo al hall de la comisaría. En el momento en el que entramos, las puertas dobles de la entrada se cerraron de golpe, dejando a Némesis con un palmo de narices. Me fijé ligeramente en el hombro del monstruo. Llevaba un lanzacohetes un tanto oxidado, y otro tanto anticuado, pero… seguramente igual de letal que uno más acorde a la actualidad.
Como si intuyera nuestra presencia, la mole se giró hacia nosotros.
Némesis: Así que seguís por aquí.
Korvy: Llegas tarde, tu presa se ha escapado.
Némesis: Digamos… que ahora tengo tres presas, y no importa el orden en el que caigan.
Acto seguido, se colocó el lanzacohetes y disparó un proyectil que se estrelló contra la puerta por la que habíamos salido, cerrándola a cal y canto. Era el momento de usar nuestros nuevos juguetitos, así que, cargué la Mágnum aprovechando la cobertura que tenía tras la mesa de despacho, y disparé tres ráfagas asomándome ligeramente. Las balas se perdieron entre la gabardina del monstruo, pero éste seguía avanzando sin inmutarse.
Korvy: Valentine, escapemos por el otro lado.
La chica corrió hacia el otro extremo de la mesa, y yo la seguí. Cuando estábamos a la altura de la estatua, Némesis disparó otro proyectil que se estrelló contra el cántaro de la mujer de mármol, pero… sorprendentemente, no sufrió ni el más ligero rasguño.
Korvy: Curioso material. ¿Podría hacerme una armadura con él?
Valentine: Korvy, tengo una idea. Arranca el tablón de esa puerta.
Hice caso a Valentine mientras esquivaba otro proyectil que salió despedido. La chica arrancó el tablón de la otra puerta y lo lanzó contra el lanzacohetes del monstruo. El arma se quedó atascado, y aprovechamos el momento para salir corriendo por la puerta doble.
Una vez que salimos al exterior, atranqué la puerta con el otro tablón y nos dirigimos a los jardines de la comisaría. Desde nuestro escondite, pudimos ver como el tablón que atrancaba la puerta salía despedido, y cómo Némesis salía de la comisaría. Se quedó inmóvil unos instantes, como si estuviera intentando detectarnos, pero terminó lanzando un grito de rabia y se fue por la puerta de hierro.
Korvy: Uffff. Ha faltado poco.
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Re: La leyenda 3. Raccoon City.
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Ya era hora GUAY xD
Bien bien bien... Nemesis por poco os raja... ¿Y en RESH? ¿Qué pasa en RESH?
Bien bien bien... Nemesis por poco os raja... ¿Y en RESH? ¿Qué pasa en RESH?
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Valentina
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Re: La leyenda 3. Raccoon City.
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Capítulo 7. Cyan VS Valentina.
Valentina: Ha pasado un tiempo. Se que no debí haberte hecho esperar. Pero ahora estoy aquí...
Me encontraba frente a frente a Cyan. Había entrado en mi casa con intención de repetir la foto en la ducha, pero en esta ocasión, estaba preparada. Dudo mucho que esa fuera su única razón. Seguramente, buscaba otra cosa...
Cyan: Veo que extremas precauciones a la hora de darte una ducha. Hasta qué punto puede llegar la paranoia humana...
Valentina: No soy de las que tropiezan dos veces con la misma piedra.
Cyan: No importa. No es una estúpida foto lo que he venido a buscar.
Valentina: ¿Ah, no? ¿Entonces qué? Espero que sea algo importante. Dentro de media hora empieza la gala de los Reshis.
Cyan: Es algo lo suficientemente importante como para robarte esa media hora. Tu vida.
Sólo esas tres sílabas sirvieron para ponerme en guardia. Cyan se lanzó al ataque con una patada voladora al estilo Van Damme que se perdió entre mis rizos al esquivarla. Golpeé con mi codo su rodilla y di una voltereta hacia atrás.
Valentina: Terminemos con esto rápido. He perdido ya cinco minutos con tanta charla. Sólo quedan diez antes de que me vaya.
Cyan: Diez minutos. Es todo lo que necesito para acabar contigo.
Valentina: Me gustaría verlo.
El chico volvió a la carga con una serie de puñetazos que esquivé con gran destreza. En mi contrataque, clavé mis uñas en su garganta, le alcé varios centímetros del suelo, y le lancé contra una pared. Cyan cayó en el sofá. Mientras me acercaba, se deslizó a la derecha, cogió la lámpara que tenía en la mesilla y me la lanzó. Con un golpe seco, repelí la lámpara que salió por la ventana, destrozando el cristal. Pero justo después, lanzó un cenicero que me impactó de lleno en la comisura del labio, provocándome una leve herida de la que empezó a brotar sangre.
Me limpié la sangre con el dorso de la mano y me lancé al ataque. Cyan consiguió esquivar mi patada, pero el sofá quedó totalmente destrozado tras el impacto. Mi pierna quedó atrapada, y él aprovechó para golpearme en el estómago. Caí de espaldas sobre la alfombra del salón doliéndome del golpe.
Cyan: Quedan 7 minutos.
Valentina: Suficiente.
Di otra voltereta y tiré de la alfombra, haciendo que mi enemigo trastabillara, momento que aproveché para conectarle un directo en su cara. Cyan se levantó, echó mano al interior de su chaqueta, y sacó una Beretta. Estaba atrapada. Los ojos de Cyan parecían salirse de sus órbitas mientras me apuntaba.
Cyan: Me he cansado ya de este jueguecito. Dí adiós.
Valentina: Cobarde. ¿Tienes que escudarte en un arma para enfrentarte a mí?
Cyan: En el amor y en la guerra todo vale.
Valentina: Perfecto.
Sin que el chico supiera cómo, una katana apareció en mi mano. Era el momento de la pelea de verdad. Tímidamente, Cyan apretó el gatillo, pero repelí la bala con el filo de mi arma.
Cyan: Creí... creí que Rain había roto tu katana...
Valentina: Debo agradecerle a Korvy esta preciosidad. La katana de la mismísima Beatrix Kiddo.
Cyan: ¡¡¡Imposible!!!
Volvió a disparar, pero su arma era totalmente inútil. Si mi vieja katana ya era temible, el manejo de esta era simplemente impresionante. Mucho más ligera, mucho más rápida, mucho más letal. Un movimiento brusco, aunque estaba a diez metros de Cyan, sirvió para provocarle una profunda herida en el hombro izquierdo.
Valentina: Corta hasta el viento.
Cinco minutos. Era todo lo que quedaba. Pero las cosas ya no podían salir mal. Cyan estaba atemorizado, apenas era capaz de sujetar su Beretta, y la grave herida en su hombro iba a impedir que se moviera demasiado.
Valentina: Pero no pienses que voy a mancharla de sangre con alguien como tú.
Otro movimiento brusco, totalmente horizontal. Cyan cayó al suelo partido en dos a la altura de la cintura. Miré el reloj de cuco que estaba colgado en la pared.
Valentina: Me han sobrado tres minutos. Perfecto. Me da tiempo a arreglarme e irme a la gala.
Me vestí rápidamente con un bonito vestido negro y me fui al baño a maquillarme un poco. Me pinté los labios, pero cuando fui a echar mano al neceser para coger el rímel, vi una sombra en el espejo. Me giré, pero no había nada, y... entonces... noté un fuerte golpe en las cervicales que me hizo caer en redondo.
Valentina: Ha pasado un tiempo. Se que no debí haberte hecho esperar. Pero ahora estoy aquí...
Me encontraba frente a frente a Cyan. Había entrado en mi casa con intención de repetir la foto en la ducha, pero en esta ocasión, estaba preparada. Dudo mucho que esa fuera su única razón. Seguramente, buscaba otra cosa...
Cyan: Veo que extremas precauciones a la hora de darte una ducha. Hasta qué punto puede llegar la paranoia humana...
Valentina: No soy de las que tropiezan dos veces con la misma piedra.
Cyan: No importa. No es una estúpida foto lo que he venido a buscar.
Valentina: ¿Ah, no? ¿Entonces qué? Espero que sea algo importante. Dentro de media hora empieza la gala de los Reshis.
Cyan: Es algo lo suficientemente importante como para robarte esa media hora. Tu vida.
Sólo esas tres sílabas sirvieron para ponerme en guardia. Cyan se lanzó al ataque con una patada voladora al estilo Van Damme que se perdió entre mis rizos al esquivarla. Golpeé con mi codo su rodilla y di una voltereta hacia atrás.
Valentina: Terminemos con esto rápido. He perdido ya cinco minutos con tanta charla. Sólo quedan diez antes de que me vaya.
Cyan: Diez minutos. Es todo lo que necesito para acabar contigo.
Valentina: Me gustaría verlo.
El chico volvió a la carga con una serie de puñetazos que esquivé con gran destreza. En mi contrataque, clavé mis uñas en su garganta, le alcé varios centímetros del suelo, y le lancé contra una pared. Cyan cayó en el sofá. Mientras me acercaba, se deslizó a la derecha, cogió la lámpara que tenía en la mesilla y me la lanzó. Con un golpe seco, repelí la lámpara que salió por la ventana, destrozando el cristal. Pero justo después, lanzó un cenicero que me impactó de lleno en la comisura del labio, provocándome una leve herida de la que empezó a brotar sangre.
Me limpié la sangre con el dorso de la mano y me lancé al ataque. Cyan consiguió esquivar mi patada, pero el sofá quedó totalmente destrozado tras el impacto. Mi pierna quedó atrapada, y él aprovechó para golpearme en el estómago. Caí de espaldas sobre la alfombra del salón doliéndome del golpe.
Cyan: Quedan 7 minutos.
Valentina: Suficiente.
Di otra voltereta y tiré de la alfombra, haciendo que mi enemigo trastabillara, momento que aproveché para conectarle un directo en su cara. Cyan se levantó, echó mano al interior de su chaqueta, y sacó una Beretta. Estaba atrapada. Los ojos de Cyan parecían salirse de sus órbitas mientras me apuntaba.
Cyan: Me he cansado ya de este jueguecito. Dí adiós.
Valentina: Cobarde. ¿Tienes que escudarte en un arma para enfrentarte a mí?
Cyan: En el amor y en la guerra todo vale.
Valentina: Perfecto.
Sin que el chico supiera cómo, una katana apareció en mi mano. Era el momento de la pelea de verdad. Tímidamente, Cyan apretó el gatillo, pero repelí la bala con el filo de mi arma.
Cyan: Creí... creí que Rain había roto tu katana...
Valentina: Debo agradecerle a Korvy esta preciosidad. La katana de la mismísima Beatrix Kiddo.
Cyan: ¡¡¡Imposible!!!
Volvió a disparar, pero su arma era totalmente inútil. Si mi vieja katana ya era temible, el manejo de esta era simplemente impresionante. Mucho más ligera, mucho más rápida, mucho más letal. Un movimiento brusco, aunque estaba a diez metros de Cyan, sirvió para provocarle una profunda herida en el hombro izquierdo.
Valentina: Corta hasta el viento.
Cinco minutos. Era todo lo que quedaba. Pero las cosas ya no podían salir mal. Cyan estaba atemorizado, apenas era capaz de sujetar su Beretta, y la grave herida en su hombro iba a impedir que se moviera demasiado.
Valentina: Pero no pienses que voy a mancharla de sangre con alguien como tú.
Otro movimiento brusco, totalmente horizontal. Cyan cayó al suelo partido en dos a la altura de la cintura. Miré el reloj de cuco que estaba colgado en la pared.
Valentina: Me han sobrado tres minutos. Perfecto. Me da tiempo a arreglarme e irme a la gala.
Me vestí rápidamente con un bonito vestido negro y me fui al baño a maquillarme un poco. Me pinté los labios, pero cuando fui a echar mano al neceser para coger el rímel, vi una sombra en el espejo. Me giré, pero no había nada, y... entonces... noté un fuerte golpe en las cervicales que me hizo caer en redondo.
