Fan Fic: Resh Fiction, un reshlato pulp Parte II

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¿Quién o quiénes están detrás del asesinato de Beltrán?

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Hipocondriaco
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Re: Fan Fic: Resh Fiction, un reshlato pulp Parte II

Mensaje por Hipocondriaco » 29 Abr 2012 00:02

Y antes que se nos vaya la semana, una nueva entrada de RESH Fiction parte deux. Si, un poco tarde pero aún así cuenta como publicación semanal!


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Hipocondríaco, sensual y candente detective privado, está tras la pista de Shiro, terrorista del CRF y acusada de conspiración contra Beltrán. Acompañado por Ill-niño, secuaz de aventuras, Hipocondríaco se sumerge en el complejo de moteles llevados por "Jotha" Gray Fox, un empresario de mala muerte. La escucha arroja resultados positivos y nuestro detective parte en busca de Cesar Kennedy, fundador del CRF y quién sostendrá una reunión con una mujer sospechosa. Por otro lado, Caleb, el clon favorito de todos, parece que está jugando a banda doble y mantiene una relación misteriosa con Shiro, la más buscada del páramo.

Menos bebibas Light y más vodka en esta nueva entrada de RESH FICTION Parte DEUXXX




QUINTA ENTRADA

Hipocondríaco se retiró a gran velocidad sobre el escarabajo, la nieve dejaba al descubierto las huellas que el viejo vehículo trazaba en su despedida. Hacia un frío de mierda, los huesos se me empalaban en la carne a pesar de llevar el traje de mod de invierno. Me prendí tiritando un cigarrillo y me apoyé contra una pared mirando las distintas puertas del motel. Quizás, quien sabe, en alguna de ellas estaba Shiro, más que mal, un hotel de mala muerte en medio de unas fincas y a media noche era el lugar perfecto para que alguien se escondiera, por lo menos así era en las películas.

Sorpresivamente de una de las puertas del segundo piso salió Caleb vistiendo ropa de civil. Sonreí, no me imaginaba que él sería uno de los ocupantes “misteriosos” del motel. Era sabido por todos en el plantel que Caleb dormía en hoteles ya que nunca se quedaba en su casa, me imagino que sería a causa de que no sentía ese hogar como propio, más que mal, era un clon en justa regla.

Me acerqué al jefe de moderación quien bajaba las escaleras y me sonreía.

- Caballero ¿Qué lo trae por acá? – me preguntó con alegría.

- Lo mismo te podría preguntar yo ¿Quién es la desafortunada?

- Nadie, Ill, las putas no son lo mío.

- ¿Quizás una que no te cobra?

- Quizás solo era una botella – Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió, caminamos juntos por el sector de aparcamientos del motel - ¿Algún problema en Tema Libre?

- Con Hipo estamos siguiendo una pista del posible paradero de Shiro – La nieva caía sobre nuestras cabezas con una delicadeza mortal – Jotha no es muy cooperativo que digamos.

- Desde que cayó el sistema de VIT que nadie respeta a moderación – Caleb exhaló una poderosa bocanada de humo – puede que algunos tengan razón ¿Cómo controlas a un pueblo sin restricciones?

- ¿Manteniéndolos felices?

- O forzando el caos – la mano en la que el moderador sostenía el cigarro bajó lentamente, su vista se perdió en el cielo y sus palabras se arrastraron entre sus labios.

El fuego del plomo incandescente quemó mis músculos, un dolor infernal calcinaba mi pectoral derecho mientras el humo que el agujero había trazado bailaba frente a mis ojos atónitos. Mi cuerpo perdió fuerza, mis músculos cedieron, mis dedos soltaron el cigarro que cayó en la nieve y empezó a derretir una mediocre sección de esta. Caí de espaldas, hundido en el suave colchón de agua congelada, la voz aterrada de Caleb se volvía poco a poco un sonido sordo mientras mi mente se desvanecía. A lo lejos, sobre el techo del segundo piso del motel, podía distinguir una leve sombra que seguramente era del tirador que me había acertado el mortal y preciso disparo. Aún sonriendo sin saber porqué, mis ojos se cerraron y mi mente se nublo mientras que el cigarrillo que no alcancé a terminar se apagaba en la nieve.


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Oculto:

Todos tenemos una parte de nuestro país que no nos gusta, las mías son muchas, pero si debo rescatar una seria Buddy Richard. Un viejo chico con mal peinado, tieso como una momia y feo como un pimentón añejo, es amo y señor de música única. Letras de weones que sufren y mujeres que siempre, siempre, terminan yéndose para otro lado. Extrañamente, Buddy Richard era uno de los motivos por los que me hice detective privado cuando renuncié – o me echaron, ya no me acuerdo – a moderación.

Manejaba y fumaba mientras cortaba la nieve que cubría mi paso. Las dudas nublaban mi cabeza entre terroristas, moteles e hijos desconocidos. Quizás si juntaba todo saldría una buena historia, algo de un hijo bastardo nacido en un motel que, buscando la venganza de su padre, un importante político, comenzó una seguidilla de ataques terroristas a lo V de Vendetta. Pésima idea, pésima como todas las que se me habían ocurrido últimamente.

Estacioné el Escarabajo fuera de la dirección que me señaló Jotha. El lugar era un pequeño y mediocre complejo de cabañas cercadas por una oxidada reja. Parecía un escenario sacado de un Silent Hill, solo que sin enfermeras cachondas. Entré en silencio empuñando mi arma, la reja crujía tras de mi como una vieja pidiendo suero. Me acerqué lentamente a la primera puerta y puse mi oreja junto a la madera, me sentía la raja, ungido de un poder detectivesco sin precedentes. Al otro lado de la puerta escuchaba clarito la voz de Cesar Kennedy que hablaba con una mujer. Abrí la puerta de una patada.

- ¡Cuidaito los weones! – Grité levantando mi arma con fuerza. Frente tenía una cama roñosa, sobre ella estaba Cesar Kennedy desnudo, en bolas, en buen chileno, “atulape”. A su lado había una hermosa chica tapándose las tetas rápidamente con la sábana.

- ¡¿Qué mierda es esto?! – Gritó Cesar levantándose rápidamente con tres piernas al cielo.

- ¿Dónde está Shiro, vergón? – Lo amenacé con el arma. Su herramienta me apuntaba directo a los ojos, era descomunalmente enorme.

- ¿¡De qué mierda hablas?!

- ¡Shiro! ¡La rica del CRF! ¡Con la que te ibas a juntar, mierda! – Miré de reojo a la chica. Claramente no era Shiro, pero estaba casi tan buena como ella. Me entró un antojo por tirarle el arma en la cara a Cesar y zambullirme en la cama.

- ¡Ella no es Shiro, subnormal! ¡Ella es Claire-R, mi – Tartamudeo – Mi hermana!

- ¿¡Te acuestas con tu hermana?!

- ¡Mi amante te digo! – Esto se estaba poniendo demasiado bueno. La cara de la chica me sonaba un montón. Dirigí mi mirada hacia ella mientras seguía apuntando a Cesar con el arma. Casi, casi podía verle los pezones.

- ¡Y tú! ¿Por qué tus registros de voz no están?

- Se – Tartamudeo – se destruyeron cuando cayó el sistema de vit… a muchos – estaba sudando frío – a muchos de los que vivimos en el distrito de RE nos pasó.

- ¿El distrito de RE? – reconocí su nombre, de ahí me sonaba - ¡Tu eres la propietaria de Raiden! ¡Ese gallo de mierda que siempre gana! – Claire R asintió con miedo - ¡Pues que no siga ganando! ¡Ya conozco tu cara escuchaste!? – La chica movió la cabeza asustada, que cachonda se veía cagada de susto, ahora entendía a Hitler - ¡Y tu, nada de trucherías! – le grité a Cesar Kennedy, que seguía empalado - ¡Te tengo entre ceja y ceja! – Miré su verga con terror - ¡Y córtate eso!

Salí rápidamente de la habitación, la pista no había llegado a nada salvo a que la tal Anny era una gorreada categórica. Caminé hacia el escarabajo sacándome el sudor de la calva, que intenso había estado, ya no estoy para estos trotes. Me subí lentamente al vehículo y me enterré en el asiento. La cabeza me daba vueltas, estaba entre cansado y borracho. Abrí la guantera y saqué una petaca de Vodka, bebí un sorbo y eructé.

En eso sonó mi móvil.

- Diga – Contesté agitado.

- Hipo… - Era Valentina.

- ¡Valen, carajo! – la vida me volvió al cuerpo, este llamado me había mejorado todo el día - ¡Te he estado llamando como un tarado!

- No lo hagas más – su voz estaba extraña y seca, sin emociones, sin sexo – lo siento, todo fue un error, me dejé llevar por muchas cosas que ya se han apagado – Mi boca se secó, la sangre se me puso fría y empecé a sudar como un cerdo – espero que no te lo tomaras muy en serio, fue un error del que me arrepiento y que pretendo olvidar pronto – Mis ojos se quebraron, mi cerebro implosionó – lo siento por no contestar tus llamadas, lo siento por hacerte creer otras cosas pero espero – la nieve al final lo cubre todo – que tomes esto mejor que yo.

- V… - las palabras – V… – las palabras se borr.b.n de mi l.xico – Va… - Esc.ché s. re.pi..ción – Valen… - Las pal..r.s des.pa..cian d. .. m.nt. – no lo hagas - n.. .e.ia ..e d...r

- Lo siento Hipo – .. …

..................................................................................


Había un libro del que no me acuerdo que decía que los humanos no damos por querer compartir, si no para no quedarnos sin nadie a quien pedirle.


El humo de mi cigarro se burlaba de mí con sinuosos movimientos grises. Me seducía al cáncer, me invitaba a colgarme del techo. Miré por el ventanal de mi improvisada oficina hacia la ciudad, la desgastada ciudad de RESH City. La nieve la cubría suavemente, tapaba sus heridas urbanas con un bello manto blanco, una maliciosa sábana gélida y asesina ¿Podría la ciudad morir de hipotermia? Ojalá que si, ojalá que lo hiciera pronto.

Sonó el teléfono de mi oficina.

- Diga – dije insípido, mis movimientos eran mecánicos y automáticos.

- Hipo, hemos descubierto el dueño del arma homicida – Me dijo Rain Ocampo al otro lado de la línea.

- ¿Quién es?

- Alucard

- ¿Alucard es el asesino de mods?

- Es un sospechoso de ello – señaló la voz seca de la gefa – no ha respondido a los llamados y hemos podido contactarlo en horas. Debes ir a buscarlo al distrito de Cómics y Animé.

- Estoy en ello - ya no se necesitan preguntas.

- ¿Estás bien Hipo?

- Cómo nunca

- Por cierto, hirieron mortalmente a Ill-niño en el motel de Jotha. Si no hubiera sido por Caleb, ahora estaría finado. Está inconsciente y en riesgo vital en el hospital central de RESH – guardó silencio esperando mi respuesta – pensé… pensé que querrías saberlo - no dice nada - ¿De verdad estás bien, calvo?

- Te llamaré cuando atrape a Alucard – Corté. Tiré mi cigarro al piso y me puse la chaqueta para el frío. Guardé mi arma en el cinturón, mi petaca en el bolsillo interior de la chaqueta. En mis bolsillos puse mis cigarrillos y mi mechero, me saqué el sudor de la calva y salí, de manera mecánica y tosca, al igual que un androide despojado de emociones y capacidades cognitivas, de mi oficina en busca de Alucard.
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Re: Fan Fic: Resh Fiction, un reshlato pulp Parte II

Mensaje por Fury » 19 May 2012 00:39

Hipocondríaco, sensual y candente detective privado,
Ok, esto ya me gusto! <3

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Re: Fan Fic: Resh Fiction, un reshlato pulp Parte II

Mensaje por Crowper Stark » 19 May 2012 03:04

MUERTE A ALUCARD!!! :P

Siguelo Pelao, que de nuevo nos has abandonado </3
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