Fan Fic: Resh Fiction, un reshlato pulp Parte II
Publicado: 29 Jul 2011 02:00
Últimamente he estado leyendo muchas novelas Pulp, me han cagado el cerebro y han despertado mi infame creatividad. Hoy, en un intento de resaca intelectual y aburrimiento me puse a escribir y salió esta mierda. Femme fatales, asesinatos y alcohol, la mezcla de cualquier novela pulp pasaba por el filtro pseudo racional de quien les habla.
Si sale pésimo, se los advertí. Si no, bueno me avisan, pero acá va:
PRIMERA ENTRADA
Mi reloj marcaba las siete PM de otro aburrido viernes sin trabajo. Hace meses que estaba cesante, desde que el foro había dejado de necesitar moderadores que no tenía nada que hacer. La puerta de mi oficina lo decía clarito: Hipocondriaco, detective privado ¿Pero qué podía hacer un detective privado en una ciudad donde no pasaba nada? La única alternativa que quedaba era mal gastar mi pensión de mod en retiro en algún bar de mala muerte y en las peleas de gallos.
Eso hasta que golpearon a mi puerta.
- Pase – dije mientras encendía un cigarro y ponía mi mejor cara de detective, la había ensayado meses. Entró ella, un despampanante cuerpo curvilíneo metido a presión en un cortísimo vestido morado ¡Qué tetas! Fue lo primero que pensé. Casi se me cae el cigarro, pero guardé la compostura, tenía una imagen pública que cuidar.
- Cuénteme señorita…
- Evil – Me respondió. Evil, un nombre que no escuchaba hace años y cuyo rostro no reconocí.
Antes de poder decir cualquier cosa tiró una copia del Journal sobre mi escritorio, lo tomé tratando de que no descubriera que aún le miraba las tetas, bendita vista en 180° grados. El periódico tenía fecha de salida para el día de mañana pero no fue eso precisamente lo que captó mi atención.
- ¿Esto es real?
- Es la edición que saldrá mañana del RESH Journal – dijo Evil mientras encendía un cigarrillo – y es completamente real.
- Pensé que nadie podía morir dentro del foro.
- Nosotros también lo pensábamos – Se acercó a mi escritorio y se sentó en el borde. Podía sentir su perfume, como si se hubiera bañado en él – Ahí es donde entras tú, Hipocondriaco.
- Entiendo – Le di una calada al cigarro – debes saber que mi tarifa no es barata.
- No me vengas con esa mierda Hipo, estamos hablando del asesinato del dueño del foro. Además – Se acercó peligrosamente a mi – si no aceptas Ocampo cortará tu bono de ex mod – Me tiró el humo del cigarro en la cara.
- Eso es chantaje, Sandy.
- No, es tu obligación como ex-moderador – Se levantó del escritorio con un sinuoso movimiento de piernas – y no me digas Sandy, ese nombre murió hace años.
- Seguro, ahora es Beltrán el que está muerto.
Evil se alejó hacia la puerta.
- ¿Por qué volviste? Te fuiste de RESH mucho antes de que los mods renunciáramos.
- Las noticias vuelan, Hipo – Me dijo sin voltear – la muerte de alguien no es un tema menor, mucho menos de alguien como Beltrán. Solo vine al funeral de un viejo amigo.
- ¿Y por qué no fue Ocampo la que vino a pedir mis servicios?
- Cuando veas la que se va armar mañana entenderás.
Evil salió de mi oficina sin mirar atrás. Menos mal, pude mirarle el culo tranquilamente. Quedé solo en la oficina, abrí el cajón y saqué mi petaca de vodka, le pegué un sorbo sin poder creer lo que estaba ocurriendo y tomé el Journal: “¡Asesinao’!” rezaba el titular inédito y debajo “Su cuerpo fue encontrado con 0 Vit en un baño del barrio “colecciones””, había una foto del frontis del bar, lo conocía. El barrio colecciones, una avenida de antros en medio de comunidad. Nada bueno pasaba por ahí, pero servían unas piscolas de la muerte.
Tomé otro sorbo de Vodka, pesqué mi ID de Ex-mod. mi placa de detective certificado y salí de mi oficina. La noche se abría ante mí. Por fin, después de meses de apuestas, resaca y nada de trabajo, volvía a estar activo. Esto no era menor, se suponía que nadie podía morir realmente en el foro, la gente que quedaba con cero VIT paraban en prisión y si Evil llegó a mi era obvio que Beltrán no se encontraba allí. Pensé en la muerte, pensé en las nutrias y luego pensé en las tetas de Evil, que buena que estaba, los años le sentaban como al vino.
Mi oficina quedaba en el barrio E-rols, una amplia zona de edificios comerciales donde los usuarios podían realizar sus sueños. El mío siempre había sido ser detective, aunque la mala suerte había hecho que este fuera mi primer caso. No importaba, era el único detective de la ciudad y por consecuencia, el mejor. Ahora podía demostrarlo. Me monté en mi vieja moto vespa y emprendí carrera hacía colecciones mientras el aire helado de la noche reshiana golpeaba mi cara.
El bar de Caleb. llamado en un dejo de creatividad máxima “colección de Caleb”, estaba cercado por barreras de seguridad. Me acerqué con cara de importante. Eder, un policía novato, me cercó el paso.
- No se puede pasar, señor
- No soy “señor”, soy Hipocondriaco, detective privado – Le dije mostrándole mi placa – y tu empieza a respetarme, que estoy a cargo del caso.
- Sé quién eres; ex-moderador, borracho y adicto a las apuestas. Tienes dos demandas por peleas de bar y una por escapar sin pagar la cuenta en el restorant de Hotel RESH. Te pido que despejes la zona si no quieres problemas.
- El que va a tener problemas vas a ser tu si no me dejas pasar.
- ¿Si, que vas a hacer? – El tipo se veía valiente, pero no sabía con quien se metía.
- Voy a hacerte otro agujero para cagar, mamón – Le tiré un puñetazo pero el pendejo era ágil. Lo esquivo, tomó mi brazo y me hizo una llave.
- Repito, despeja la zona.
- ¿Cuánto vale tu lealtad, Eder? – Le dije. El dolor en el brazo aumentaba.
- ¿Qué? ¿Me quieres sobornar, Hipo?
- Llámalo como quieras – Eder me soltó y me dio una patada en el culo. Sacó una porra y me miró amenazante. Me hizo un gesto para que me fuera. Tenía que analizar la situación, nada podía detener a un detective tan bueno como yo. Miré sobre el hombro de Eder y vi a Elena, una antigua amiga de moderación y una de las pocas mods que seguían activas.
- ¡Ele! – Grité - ¡Ele, dile a este tarado que me deje pasar!
Elena se acercó y, tras reconocerme, hizo un gesto de desaprobación. Le dijo algo a Eder al oído y este removió la barrera – Pasa, imbécil – me dijo.
- hey, cuidado con esa boca, no sabes con quien te metes.
Que se creía este otro, una placa y una porra y se pensaba como el rey del mundo. Pasé sin mirarlo y me acerqué a Elena, la cual vestía su traje verde de moderadora, siempre le había quedado bastante sexy – Ele, vengo por el caso de Beltrán.
- Ya lo sé, Hipo – Me dijo mientras caminaba al interior del bar – ¿Ya estás borracho? ¿No podías tomarte un café?
- Vamos Ele, sabes que el café me hace mal para la piel.
- Seguro – Respondió sin mirarme. La seguí al interior del Bar. Afuera de este había un auto de policía, un auto de moderación y un carrito de Hot-Dogs, este último hizo que me entrara un hambre de mierda.
Dentro del bar estaba Ocampo y Crow, otro policía. Ambos estaban de pie al lado de un monigote dibujado en el piso que evocaba el cuerpo caído de Beltrán. El bar estaba completamente vacío, las sillas sobre las mesas y la barra con las luces apagadas. Me acerqué a Ocampo mientras encendía un cigarro.
- ¿Qué tenemos, Gefa?
- Pelao… lo único que faltaba – Dijo levantando la mirada hacia mí. Parecía que nadie me quería en este lugar, ninguna novedad en todo caso, ya había tenido problemas en el bar de Caleb.
- Ea, Evil fue a buscarme, alguien asesinó a Beltrán y solo el mejor detective de RESH puede resolverlo.
- RESH nunca ha necesitado detectives y lo sabes. Si te mandé a buscar fue porque mañana habrá un caos en toda la ciudad. Elena y yo apenas daremos abasto para cubrir la cagaita que quedará.
- ¿Y Caleb? Tenía entendido que él era el otro moderador que seguía activo.
- Ahí es donde entras tu – Me miró con unos ojos profundos. Que bellos ojos tenía esta desgraciada – No sabemos dónde está Caleb y – Habló con dificultad – como esto ocurrió en su bar…
- ¿Es el principal sospechoso?
- Esperemos que no sea así.
- No te preocupes, sé perfectamente donde puede estar ese infame.
- Pelao – Ocampo me tomó por el hombro y me alejó del grupo – debo pedirte discreción completa en este caso. El Journal se encargará de bajarle el perfil a la situación pero ambos sabemos lo que pasará cuando todo el foro se entere de que Beltrán está muerto. Nadie puede saber lo que descubras en esta investigación, no queremos que se arme el circo romano como pasó hace…bueno, tu sabes.
- ¿Desde el atentado?
- Aprecio tu silencio, Hipo. No eres lo mejor que tenemos pero eres el único en el que puedo confiar para algo tan delicado.
- No te preocupes Gefa, soy el mejor detective de RESH, además ¿Cuándo te he fallado?
- ¿Quieres que empiece a enumerar?
- No hieras mis sentimientos Ocampo, hoy vi una de Pixar y estoy sensible.
- Mejor vete, haré llegar a tu oficina el informe de forense de este lugar. Y oye, por favor – Sus ojazos de nuevo sobre mi – trata de beber menos, este caso es algo serio.
- No le pidas peras al manzano Rain, como detective tengo mis maneras de hacer las cosas.
- No me hagas arrepentirme de haberte dado esa puta licencia, por favor.
Me fui del lugar, no quería que la Ocampo me siguiera insultando. Pegué la última calada al cigarro y lo apagué. La noche empezaba a cubrir RESH y había mucho trabajo por hacer: Buscar a Caleb, leer el informe de forense, apostar a Claudio; mi gallo favorito y rellenar mi almanaque de Vodka. Demasiadas cosas para tan pocas horas y demasiadas horas para una noche tan corta. Me subí a mi vespa y encendí el motor. Primero lo primero, una botillería, ya después podría dirigir mis pasos al lugar en que suponía Caleb se iría a esconder: El antro de la comunidad Argentina.-
Cualquier similitud con la realidad es una coincidencia obvia. Pido perdón a Beltrán por asesinarlo de nuevo en un fic y no le pido perdón a nadie más.
Provecho.-
Si sale pésimo, se los advertí. Si no, bueno me avisan, pero acá va:
PRIMERA ENTRADA
Mi reloj marcaba las siete PM de otro aburrido viernes sin trabajo. Hace meses que estaba cesante, desde que el foro había dejado de necesitar moderadores que no tenía nada que hacer. La puerta de mi oficina lo decía clarito: Hipocondriaco, detective privado ¿Pero qué podía hacer un detective privado en una ciudad donde no pasaba nada? La única alternativa que quedaba era mal gastar mi pensión de mod en retiro en algún bar de mala muerte y en las peleas de gallos.
Eso hasta que golpearon a mi puerta.
- Pase – dije mientras encendía un cigarro y ponía mi mejor cara de detective, la había ensayado meses. Entró ella, un despampanante cuerpo curvilíneo metido a presión en un cortísimo vestido morado ¡Qué tetas! Fue lo primero que pensé. Casi se me cae el cigarro, pero guardé la compostura, tenía una imagen pública que cuidar.
- Cuénteme señorita…
- Evil – Me respondió. Evil, un nombre que no escuchaba hace años y cuyo rostro no reconocí.
Antes de poder decir cualquier cosa tiró una copia del Journal sobre mi escritorio, lo tomé tratando de que no descubriera que aún le miraba las tetas, bendita vista en 180° grados. El periódico tenía fecha de salida para el día de mañana pero no fue eso precisamente lo que captó mi atención.
- ¿Esto es real?
- Es la edición que saldrá mañana del RESH Journal – dijo Evil mientras encendía un cigarrillo – y es completamente real.
- Pensé que nadie podía morir dentro del foro.
- Nosotros también lo pensábamos – Se acercó a mi escritorio y se sentó en el borde. Podía sentir su perfume, como si se hubiera bañado en él – Ahí es donde entras tú, Hipocondriaco.
- Entiendo – Le di una calada al cigarro – debes saber que mi tarifa no es barata.
- No me vengas con esa mierda Hipo, estamos hablando del asesinato del dueño del foro. Además – Se acercó peligrosamente a mi – si no aceptas Ocampo cortará tu bono de ex mod – Me tiró el humo del cigarro en la cara.
- Eso es chantaje, Sandy.
- No, es tu obligación como ex-moderador – Se levantó del escritorio con un sinuoso movimiento de piernas – y no me digas Sandy, ese nombre murió hace años.
- Seguro, ahora es Beltrán el que está muerto.
Evil se alejó hacia la puerta.
- ¿Por qué volviste? Te fuiste de RESH mucho antes de que los mods renunciáramos.
- Las noticias vuelan, Hipo – Me dijo sin voltear – la muerte de alguien no es un tema menor, mucho menos de alguien como Beltrán. Solo vine al funeral de un viejo amigo.
- ¿Y por qué no fue Ocampo la que vino a pedir mis servicios?
- Cuando veas la que se va armar mañana entenderás.
Evil salió de mi oficina sin mirar atrás. Menos mal, pude mirarle el culo tranquilamente. Quedé solo en la oficina, abrí el cajón y saqué mi petaca de vodka, le pegué un sorbo sin poder creer lo que estaba ocurriendo y tomé el Journal: “¡Asesinao’!” rezaba el titular inédito y debajo “Su cuerpo fue encontrado con 0 Vit en un baño del barrio “colecciones””, había una foto del frontis del bar, lo conocía. El barrio colecciones, una avenida de antros en medio de comunidad. Nada bueno pasaba por ahí, pero servían unas piscolas de la muerte.
Tomé otro sorbo de Vodka, pesqué mi ID de Ex-mod. mi placa de detective certificado y salí de mi oficina. La noche se abría ante mí. Por fin, después de meses de apuestas, resaca y nada de trabajo, volvía a estar activo. Esto no era menor, se suponía que nadie podía morir realmente en el foro, la gente que quedaba con cero VIT paraban en prisión y si Evil llegó a mi era obvio que Beltrán no se encontraba allí. Pensé en la muerte, pensé en las nutrias y luego pensé en las tetas de Evil, que buena que estaba, los años le sentaban como al vino.
Mi oficina quedaba en el barrio E-rols, una amplia zona de edificios comerciales donde los usuarios podían realizar sus sueños. El mío siempre había sido ser detective, aunque la mala suerte había hecho que este fuera mi primer caso. No importaba, era el único detective de la ciudad y por consecuencia, el mejor. Ahora podía demostrarlo. Me monté en mi vieja moto vespa y emprendí carrera hacía colecciones mientras el aire helado de la noche reshiana golpeaba mi cara.
El bar de Caleb. llamado en un dejo de creatividad máxima “colección de Caleb”, estaba cercado por barreras de seguridad. Me acerqué con cara de importante. Eder, un policía novato, me cercó el paso.
- No se puede pasar, señor
- No soy “señor”, soy Hipocondriaco, detective privado – Le dije mostrándole mi placa – y tu empieza a respetarme, que estoy a cargo del caso.
- Sé quién eres; ex-moderador, borracho y adicto a las apuestas. Tienes dos demandas por peleas de bar y una por escapar sin pagar la cuenta en el restorant de Hotel RESH. Te pido que despejes la zona si no quieres problemas.
- El que va a tener problemas vas a ser tu si no me dejas pasar.
- ¿Si, que vas a hacer? – El tipo se veía valiente, pero no sabía con quien se metía.
- Voy a hacerte otro agujero para cagar, mamón – Le tiré un puñetazo pero el pendejo era ágil. Lo esquivo, tomó mi brazo y me hizo una llave.
- Repito, despeja la zona.
- ¿Cuánto vale tu lealtad, Eder? – Le dije. El dolor en el brazo aumentaba.
- ¿Qué? ¿Me quieres sobornar, Hipo?
- Llámalo como quieras – Eder me soltó y me dio una patada en el culo. Sacó una porra y me miró amenazante. Me hizo un gesto para que me fuera. Tenía que analizar la situación, nada podía detener a un detective tan bueno como yo. Miré sobre el hombro de Eder y vi a Elena, una antigua amiga de moderación y una de las pocas mods que seguían activas.
- ¡Ele! – Grité - ¡Ele, dile a este tarado que me deje pasar!
Elena se acercó y, tras reconocerme, hizo un gesto de desaprobación. Le dijo algo a Eder al oído y este removió la barrera – Pasa, imbécil – me dijo.
- hey, cuidado con esa boca, no sabes con quien te metes.
Que se creía este otro, una placa y una porra y se pensaba como el rey del mundo. Pasé sin mirarlo y me acerqué a Elena, la cual vestía su traje verde de moderadora, siempre le había quedado bastante sexy – Ele, vengo por el caso de Beltrán.
- Ya lo sé, Hipo – Me dijo mientras caminaba al interior del bar – ¿Ya estás borracho? ¿No podías tomarte un café?
- Vamos Ele, sabes que el café me hace mal para la piel.
- Seguro – Respondió sin mirarme. La seguí al interior del Bar. Afuera de este había un auto de policía, un auto de moderación y un carrito de Hot-Dogs, este último hizo que me entrara un hambre de mierda.
Dentro del bar estaba Ocampo y Crow, otro policía. Ambos estaban de pie al lado de un monigote dibujado en el piso que evocaba el cuerpo caído de Beltrán. El bar estaba completamente vacío, las sillas sobre las mesas y la barra con las luces apagadas. Me acerqué a Ocampo mientras encendía un cigarro.
- ¿Qué tenemos, Gefa?
- Pelao… lo único que faltaba – Dijo levantando la mirada hacia mí. Parecía que nadie me quería en este lugar, ninguna novedad en todo caso, ya había tenido problemas en el bar de Caleb.
- Ea, Evil fue a buscarme, alguien asesinó a Beltrán y solo el mejor detective de RESH puede resolverlo.
- RESH nunca ha necesitado detectives y lo sabes. Si te mandé a buscar fue porque mañana habrá un caos en toda la ciudad. Elena y yo apenas daremos abasto para cubrir la cagaita que quedará.
- ¿Y Caleb? Tenía entendido que él era el otro moderador que seguía activo.
- Ahí es donde entras tu – Me miró con unos ojos profundos. Que bellos ojos tenía esta desgraciada – No sabemos dónde está Caleb y – Habló con dificultad – como esto ocurrió en su bar…
- ¿Es el principal sospechoso?
- Esperemos que no sea así.
- No te preocupes, sé perfectamente donde puede estar ese infame.
- Pelao – Ocampo me tomó por el hombro y me alejó del grupo – debo pedirte discreción completa en este caso. El Journal se encargará de bajarle el perfil a la situación pero ambos sabemos lo que pasará cuando todo el foro se entere de que Beltrán está muerto. Nadie puede saber lo que descubras en esta investigación, no queremos que se arme el circo romano como pasó hace…bueno, tu sabes.
- ¿Desde el atentado?
- Aprecio tu silencio, Hipo. No eres lo mejor que tenemos pero eres el único en el que puedo confiar para algo tan delicado.
- No te preocupes Gefa, soy el mejor detective de RESH, además ¿Cuándo te he fallado?
- ¿Quieres que empiece a enumerar?
- No hieras mis sentimientos Ocampo, hoy vi una de Pixar y estoy sensible.
- Mejor vete, haré llegar a tu oficina el informe de forense de este lugar. Y oye, por favor – Sus ojazos de nuevo sobre mi – trata de beber menos, este caso es algo serio.
- No le pidas peras al manzano Rain, como detective tengo mis maneras de hacer las cosas.
- No me hagas arrepentirme de haberte dado esa puta licencia, por favor.
Me fui del lugar, no quería que la Ocampo me siguiera insultando. Pegué la última calada al cigarro y lo apagué. La noche empezaba a cubrir RESH y había mucho trabajo por hacer: Buscar a Caleb, leer el informe de forense, apostar a Claudio; mi gallo favorito y rellenar mi almanaque de Vodka. Demasiadas cosas para tan pocas horas y demasiadas horas para una noche tan corta. Me subí a mi vespa y encendí el motor. Primero lo primero, una botillería, ya después podría dirigir mis pasos al lugar en que suponía Caleb se iría a esconder: El antro de la comunidad Argentina.-
Cualquier similitud con la realidad es una coincidencia obvia. Pido perdón a Beltrán por asesinarlo de nuevo en un fic y no le pido perdón a nadie más.
Provecho.-