El ultimo vigilante

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Mephisto
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El ultimo vigilante

Mensaje por Mephisto » 22 Jul 2013 01:28

Hola gente bueno eligiendo usuarios del foro al azar desde el panel de "Usuarios" jaja me decidi por esta tematica que ya se encuentra un poco olvidada! aver si les gusta un poco todo esto...



El Ultimo Vigilante


Volvió a pasar expediente por expediente. Delante de él en la mesa de madera había seis carpetas amarillas con una foto impresa de la persona de quien trataba cada una. Cada uno de esos individuos había sido seleccionado cuidadosamente por su historial en el pasado. Después de todo, se necesitaba a los mejores.

Lo único que le preocupaba era que los diferentes cambios de humor y personalidades explosivas dieran lugar a conflictos que interfieran con su misión. Y realmente necesitaba gente apta y enfocada en su trabajo, ya que no se trataba de una simple misión de reconocimiento al sur de Irak.

Debían de transportar a un prisionero altamente peligroso, señalado por los Altos Mandos como: “persona inestable y violenta”. Eso realmente no era lo que le preocupaba, ya había liado con varios propensos a estallar violentamente y con un simple golpe en el hígado cualquier rebelde se transformaba en un Pekines. No, otra cosa le molestaba al Capitán Redfield. El preso en cuestión no era cualquiera, era un terrorista que trabajaba independientemente a sus causas personales y a lo que su psiquis lo llevara a realizar. Estaba entrenado en combates mixtos cuerpo a cuerpo y con un gran reconocimiento de armas grandes o medianas. Había sido un buen Boina Verde en misiones encubiertas hasta que pensó que estaba luchando para el país equivocado y se rebeló. Mató, incendió e hizo estallar más cosas que pudiera contar con los dedos de las manos. Asesinó al vicepresidente la semana pasada en donde pudieron capturarlo y se entregó dócilmente con una sonrisa desquiciada en la cara. El Capitán había tratado con miles de personajes diferentes pero nunca con uno que realmente le hacía helar los huesos aunque no lo mostrara ya que sería sinónimo de debilidad.

Miró de soslayo otra vez los expedientes y volvió a sentarse frente a la mesa para repasarlos. Abrió el primero:
Oculto:
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Nombre: Yuri Volkstag
Nombre en clave: Rocambole.
Edad: 39 años.
Nacionalidad: Rusa.
Rango: Sargento Primero.
Fuerzas en donde participó: Spetsnaz.
Misiones en donde participó: Primer y segunda Guerra Chechena.
Oculto:
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Nombre: Elena Niemi
Nombre en clave: Ele Alzerav.
Edad: 29 años.
Nacionalidad: Finlandia.
Rango: Cabo.
Fuerzas en donde participó: Agrupación Silasvuo.
Misiones en donde participó: Batalla de Suomussalmi.
Oculto:
Imagen
Nombre: John Rusheri
Nombre en clave: Uroboros.
Edad: 38 años.
Nacionalidad: Estadounidense.
Rango: Suboficial Mayor.
Fuerzas en donde participó: 75º Regimiento Ranger, Fuerzas Especiales, FBI.
Misiones en las que participó: Guerra global contra el terrorismo, Afganistán, Iraq.
Oculto:
Imagen
Nombre: Robert Muldoon.
Nombre en clave: Alucard.
Edad: 43 años.
Nacionalidad: Israel.
Rango: Sargento.
Fuerzas en donde participó: Brigada Paracaidista Nº55.
Misiones en las que participó: Guerra de los Seis Días, Recuperación de Jerusalén.
Oculto:
Imagen
Nombre: Thomas Winter.
Nombre en clave: Greg.
Edad: 40 años.
Nacionalidad: Estadounidense.
Rango: Teniente.
Fuerzas en donde participó: Navy Seals, Delta Force.
Misiones en donde participó: Panamá, Iraq, captura de miembros de Al-Qaeda y de los talibán, ayudó en la preparación del sistema de seguridad de la Conferencia WTO de Seattle.
Oculto:
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Nombre: Paul Villanueve.
Nombre en clave: Lykos.
Edad: 32 años.
Fuerzas en donde participó: CIA.
El señor Paul Villanueve será el encargado de ser testigo de la operación y que transporten al prisionero sano y salvo sin ningún tipo de heridas. Una vez llegados a destino llamara a base y se quedara en la cárcel para ver como encarcelan con pena máxima al criminal.


Se acarició el ceño con los dedos de la mano y se quedó en esa posición un rato largo. Estaba cansado, apenas había dormido estos últimos días y rellenado el papeleo que venía de arriba. No sabía como se llevaría su grupo pero eran lo mejor de lo mejor y los mas duros para poder lidiar con un tipo como el que tenían que llevar al otro lado del mundo para que se pudra en una cárcel en medio del desierto. Y para colmo tenían que llevar a un perrito faldero de la CIA que no tenía ideas con armas de fuego. Sería un obstáculo pero ya estaba acostumbrado a gente de ese calibre: de oficina.

Para el Capitán Redfield el mundo se divide en dos razas. Los que hacen la guerra y los que no. Y él sólo reconoce y aprecia a los que comparten con él el paraíso brutal y eficiente de los combatientes.

Comprobó la hora en el reloj de su muñeca. Faltaban 15 minutos para que arriben los individuos que estaban en los expedientes. Tomaría un café para no dormirse.

Continua con el proximo episodio...
Última edición por Mephisto el 22 Jul 2013 03:37, editado 1 vez en total.

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Caleb
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Re: El ultimo vigilante

Mensaje por Caleb » 22 Jul 2013 01:41

Interesante, hacía tiempo que no se veía un fic sobre la comunidad.

Vamos a ver cómo sigue desarrollándose, estaré atento 8)
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Mephisto
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Re: El ultimo vigilante

Mensaje por Mephisto » 22 Jul 2013 02:26

Hey CALEB! muchas gracias! ahora pongo el siguiente capitulo :mrgreen:



Se encontraban en una pequeña sala iluminada con una luz blanquecina que a mas de uno encegueció cuando ingreso. Había seis sillas ordenadas una al lado de otra frente a una pantalla en blanco. El último en llegar se sentó en la última silla de la izquierda. Un suave murmullo se sintió y el remover de sillas, estaban incómodos con esos respaldares duros.

-Saben por qué están aquí, caballeros. –habló con voz firme a pesar de su cansancio. –Ustedes fueron asignados a esta misión por un solo propósito. –se quedo en silencio, observándolos por turnos. –Son lo mejor de lo mejor.

-Dime algo que no sepa. –se escuchó una voz áspera y con acento ruso.

El Capitán omito el comentario y prosiguió: -Nos encontramos frente al terrorista mas buscado de estos últimos tiempos. Fue una molesta piedra en el zapato hasta ahora. La semana pasada la noticia que mundialmente brotó como un virus fue el asesinato del vicepresidente cuyo homicida se encuentra en nuestras manos. Se trata de nada mas y nada menos que. –tocó con el índice la pantalla y de pronto esta paso a una imagen de un hombre. –Caleb. –esperó a que alguien diga algo pero al no tener respuesta siguió. –Lo tenemos bajo custodia en esta misma base pero no será por mucho. Nuestro trabajo consta de transportar al asesino a una instalación en medio de la nada en un punto específico del Sahara. Nuestro medio de transporte será un avión de suministros en donde pasaremos desapercibidos. Mañana a las 0600 estarán preparados en la pista de aterrizaje, listos para salir. Llevaremos nombres en clave y nos referiremos así en todo momento. Ya han sido informados cada uno antes de llegar aquí. ¿Preguntas?
Imagen de Caleb
Oculto:
Imagen
El silencio que flotó en el aire hizo que el Capitán sonriera. No le gustaba responder a preguntas que no eran necesarias preguntar. Estuvo por dar la reunión concluida hasta que uno de los presentes carraspeó la garganta para llamar la atención.

-Eh, disculpe… -se levanto de su asiento con una pequeña agenda entre sus blancas manos. Todos le miraron. –Quiero agregar algo si me permite, capitán Redfield.

Redfield resopló por lo bajo y con un ademán invitó a que Lykos se uniera a su lado.

-Alguien olvido su hombría en casa. –dijo con una sonrisa el ruso, el israelí sonrió por el comentario.

-Debo recordarles. –comenzó Lykos mirando a todos en general. –Que el preso debe ser trasladado sin heridas y en lo posible, entero. Será juzgado en la cárcel misma por sus crímenes y será condenado a cadena perpetua. No quiero tener problemas aquí con ustedes pero pertenezco a la CIA y con una simple llamada puedo hacer que cualquiera de ustedes sea reemplazado de por vida.

El Capitán que hasta el momento se encontraba con los brazos detrás de la espalda intentando escuchar, le miró de reojo.

-Así que, dicho esto, espero que seamos un grupo unido. Todos queremos proteger nuestros derechos y países y…

-Oye, perrito. –el ruso le interrumpió.

-¿Perdón? –dijo Lykos.

-No estas en tu maldito departamento para amenazarme a mí, puta mierda. –le señalo con su dedo desde su asiento. –Vuelve a amenazarme y te irá peor que al tal Caleb. –su voz es ronca y su acento vulgar.

-Damos por concluida la reunión. 0600 en el helipuerto. A las 0530 recibirán el armamento. –dijo Redfield intentando apaciguar el momento y espero a que todos los presentes se levantaran de mala gana y se retiraran. Lykos estuvo por hacer lo mismo pero el Capitán lo sujeto del brazo. -¿Qué mierda te crees que vienes a hacer aquí? Eres de la CIA no un puto general que viene a hacerse cargo de la situación.

-Eh… lo siento, no pensé que…

-No pienses. No hables y no digas nunca mas nada hasta que lleguemos y te dejemos en el Sahara. –lo soltó. –O yo te reemplazare a ti.

Y dicho esto, el Capitán salió de la habitación dando un portazo. Lykos se quedo allí parado, frotándose el brazo en donde estuvo el agarre. Trago saliva y respiro intentando tranquilarse.

Sería una misión larga.


...
...
...

Parados en el helipuerto esperando la llegada del Capitán ya se encontraba el grupo. Todos vestidos de la misma forma: pasamontañas y sobre el unos lentes de visión nocturna, portaban un uniforme negro con todos los aditamentos esenciales, gas pimienta, un arma enfundada en sus piernas derechas, además cinturón con al menos seis cargadores, también colgaba de un costado un enorme cuchillo de cacería, un reloj/brújula en la canilla de sus manos derechas, los guantes llevaban recortados las partes finales de los dedos, radio comunicador en la parte trasera del hombro izquierdo, arneses de seguridad para descenso a rapel o caída libre, en las manos portaban un rifle, m16; con aditamentos especiales de lanza-granadas y adornado especialmente con una mira telescópica y para rematar; unidad de mira láser de precisión.
El único que desentonaba era el muchacha de la CIA que prefirió ir vestido con una chaqueta con las siglas de su compañía en la espalda y su arma reglamentaría que era una Beretta.

-Esto no es un paseo por el desierto, muchacho. –dijo Alucard mirándole desde la altura. Era un tipo grande y corpulento.

-Ustedes se encargan de llevar al prisionero, yo me encargo de ver que todo salga bien y sin heridas en el camino. –le sonrió. –Además nunca cargue una de esas. –con la mirada se refirió a la M16.

-No hace mucha diferencia a las otras. Sirve para lo de siempre. Matar. –dijo sin emoción el Israelí.

-Estas muy lejos de casa, chico. – Greg se metió a la charla.

-Tienes tiempo para volver si no te dan los huevos. –la voz de la mujer le hizo estremecerse. Nunca la había visto dirigirse a su retaguardia y le había hablado muy cerca del oído que sintió un escalofrío recorrerle.

-Vamos, dejen al muchachito en paz. Todos tuvimos nuestras primeras misiones. –Uroboros sonriéndole por debajo del pasamontañas.

-¡Al frente! –la voz del capitán hizo que todos prestaran atención. Redfield iba al frente y detrás tres hombres empujaban una especie de tabla de metal en donde un hombre iba encadenado de manos, pies y con un bozal en la cara.

-Con que éste es el famoso Caleb. –dijo el ruso que llevaba su pasamontañas levantado lo que le permitió escupir a un costado. –me parece un perro que pronto irá a dormir.

El grupo se apartó y comenzó a caminar a la par del capitán. El único que se quedo congelado fue Lykos. Nunca le había visto pero había oído hablar incontables veces de él. Caleb le sonrió con desdén mientras le miró de soslayo. Lykos sintió un escalofrío desde el más profundo hilo de su ser, bajó la mirada y siguió al grupo.

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Re: El ultimo vigilante

Mensaje por Ele Alzerav » 22 Jul 2013 02:36

Un experimento interesante y una curiosa mezcla de personajes xD
Ya era hora de que hubiera un fic de nuevo por la Comunidad, esperamos ver más =D>

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Re: El ultimo vigilante

Mensaje por Caleb » 26 Jul 2013 02:05

Viene bastante interesante, quiero saber como sigue!

Si hubiese más prisioneros podría suceder algo a lo Con-Air! lol estaré al tanto.
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Mephisto
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Re: El ultimo vigilante

Mensaje por Mephisto » 27 Jul 2013 05:15

Gracias Alzerav y Caleb! aca les dejo el otro cap!




Con la vibración de la habitación de carga debió de haberse quedado dormido. Se despertó y bostezó. Se frotó los ojos e intentó enfocar la vista nublada en donde se encontraba. Hacía tan solo una hora y un poco más que habían despegado y seguramente recién estaban a medio camino del destino.
Estas situaciones ponían a Lykos de los nervios, ya que no estaba acostumbrado a viajar con hombres tan imponentes como con los que estaba esta vez, por lo que decidió estar en el mismo lugar en donde el preso se encontraba.
Caleb estaba sentado en el piso, atado de manos y pies a los costados de la habitación, por lo que sería imposible que pudiera moverse hacia delante y atrás.

-¿Hace mucho dormí? –preguntó el agente de la CIA sin estar del todo seguro si había sido correcto preguntarle al encadenado, pero para su sorpresa éste le respondió.

-Lo suficiente como para que empiece el nuevo turno de vigía. –respondió serenamente el calvo.

Lykos llevó su vista hacía el banco en donde Uroboros había estado hace media hora y no le encontró. Luego volvió su vista hacia Caleb.

-¿Cómo lo sabes?

-Media hora cada uno. Primero fue el capitán, luego el muchachito musculoso, le siguió el tipo del FBI y ahora espero que me sorprendan con la mujer.

-¿Contaste los minutos? –preguntó con una sonrisa el sorprendido agente de la CIA pero no recibió más respuesta por parte del sujeto.

Cuando abordaron el avión, el mismo capitán dijo que el se ocuparía de la primera vigía, luego le seguiría Greg, por lo que supuso que Caleb se refirió a él con lo de “musculoso”, luego el tal Uroboros y ahora…

-Bueno, es hora de ir al tocador. –rió el joven agente reincorporándose y desperezándose. –Nos vemos luego.

-De aquí no me muevo. –respondió Caleb y Lykos sonrió. El tipo parecía tener sentido del humor a pesar de la situación.

Lykos abrió la puerta de la habitación de carga y salió. Caminó por el estrecho pasillo y subió una pequeña escalera. Estaba en una sala en donde una luz roja alumbraba todo el estrecho lugar. Subió casi saltando y fue al baño a descargar.
A los pocos minutos salió y observó a Alucard dirigirse a su turno de guardia –ya que no había otro lugar al donde ir por donde él se dirigía- con una botella de whisky en su diestra. Supuso que no necesitaba otra compañía más que esa.

Avanzó por el interior del avión y entró en donde se encontraban el resto. No localizó a Uroboros ni a Rocambole en el lugar lo que lo tranquilizó un poco: el ruso era de tratarlo como una mierda.

-¿Cómo descanso la bella durmiente? –preguntó el sonriente Greg que estaba jugando con su cuchillo. Estaba sentado y con las piernas estiradas y cruzadas sobre otro asiento.

-Me quede dormido. –sonrió el joven y Greg sacó las piernas del asiento y con un ademán le invitó a sentarse.

-¿Cómo anda nuestro prisionero? –le preguntó Greg.

-Encadenado, por suerte. –Lykos rió entre dientes.

-Si no lo estuviera tendrías el cuello roto ahora. –dijo Ele de mala gana.

Lykos se quedó un momento en silencio observándolos. Greg y el resto parecían enormes con esos uniformes y accesorios; aunque de por si ya eran tipos corpulentos, ahora parecían roperos andantes. Se vio su antebrazo flaco y no pudo no sentir culpa de si mismo. Le daba vergüenza estar entre ellos.

-¿Piloto? ¿Aun no hemos llegado? –preguntó el capitán desde el final del pasillo. Todos prestaron atención mientras Redfield tomaba asiento entre ellos.

-Acabamos de cruzar la frontera de Nevada. Una hora más.

-¿Por qué cruzamos Nevada si tenemos que ir hacía el otro lado? –preguntó la mujer.

-La normativa es menos estricta, las inspecciones más fáciles de pasar. –contestó Lykos con un dejo intelectual que dejo a los presentes sumidos en el silencio.

-Vaya, vaya. Al final la rata de oficina tiene el honor de prestar tiempo con nosotros. –el acento ruso se hizo presente y Rocambole ingresó por el pasillo. Llevaba una sonrisa y solo miraba a Lykos. -¿Ya tienes el autógrafo de Caleb, niño?

Lykos se quedó en silencio y el capitán fue el que habló esta vez.

-¿Por qué llevas el paracaídas puesto? –a decir verdad, a todos le llamó la atención que el ruso llevara la mochila en su retaguardia.

-No me gusta volar. Menos con una mujer a bordo. –ahora miraba a Ele. –Son mala suerte.

-Púdrete. –dijo la mujer cruzada de brazos.

-Nada personal, linda. –Rocambole le guiñó un ojo. –Sólo temo por mi seguridad.

-Hablas mucho para ser ruso. –nuevamente la mujer con su tono neutral.

-Y tú muy linda para ser del culo del mundo.

La muchacha se levantó de su asiento furiosa y el capitán se reincorporo casi al mismo tiempo que ella.

-Suficiente. Rocambole, si quieres seguir en la maldita misión, más vale que…

Una explosión hizo sacudir el avión y los presentes se precipitaron contra asientos, piso y la pared del avión. De pronto notaron lo imposible que era levantarse debido al movimiento torpe y tosco del avión, este comenzó a descender rápidamente y los que lograron ponerse de pie corrieron hacía el lugar en donde los paracaídas de emergencia se encontraban pero vieron que estaba totalmente vacío y un candado roto en el piso. Alguien había saboteado el avión.

Rocambole comenzó a gritar algo pero la puerta del avión se despedazo por completo, succionándolo hacía afuera.
Lykos estuvo a punto de seguir el destino del ruso pero Greg lo sujetó con fuerza del cuello de la camisa y tiró de él. El joven agente gritaba y observaba impotente como ese vacío succionaba todo. El capitán gritaba a voz de cuello que corrieran hacía la cabina de los pilotos.

Con todas sus fuerzas, Ele, Greg, Lykos y Redfield se sujetaban de los asientos para avanzar hacia la cabina. La boina del capitán se voló de su cabeza rapada y éste comenzó a rezagarse. Greg volteó para tomarle la mano pero cuando Redfield intento sujetarlo se resbaló y en menos de dos segundos salió despedido del avión. Todos quedaron estupefactos pero Greg les obligó a seguir avanzando, estaban a dos metros de la maldita puerta.
Golpearon con insistencia y la puerta se abrió e ingresaron. Cuando la puerta se cerro el ruido ensordecedor del viento dejo de sentirse, pero en cambio el molesto parloteo de los botones y diferentes alarmas de la cabina comenzó a ensordecer.

-¿Cuan rápido estamos cayendo? –quiso saber Greg mirando por el mismo como el avión caía casi en picada.

-En menos de dos minutos colisionaremos. –dijo el aterrado piloto intentando en vano controlar la situación.

-Paracaídas, necesitamos paracaídas. –dijo Greg desde detrás del asiento del piloto.

-Debajo de mi asiento y del copiloto. Hay dos. Úsenlos, nosotros intentaremos estabilizar este monstruo.

-Pero es un suicidio. –dijo Lykos también aterrado por toda esta situación. –No lo lograrán…

La mujer le golpeó el brazo. –Calla.

Greg le dio una mochila a la mujer que no dudo en colocársela y Greg se colocó el otro. Lykos tartamudeaba intentando recriminar que él se quedaba sin una pero Greg se adelantó a sus peticiones.

-Tú saltaras conmigo. –dijo terminando de ajustarse la correa.

Terminaron de alistarse y de inmediato abrieron nuevamente la compuerta. El viento furioso golpeo sus rostros nuevamente pero no importó. Ele se acercó al gran hueco en el avión y saltó. Greg le ordenó a Lykos que se sujetara. El joven agente obedeció y se aferró fuertemente en el pecho del veterano y éste saltó.

Lykos gritó con todas sus fuerzas mientras el viento los movía a toda velocidad sobre sus ejes. Greg tiró de la anilla y el paracaídas se abrió en el aire, deteniendo la caída libre de ambos.

Desde donde estaban, vieron perfectamente el avión cayendo en la lejanía. Humo y fuego salía de la parte trasera del mismo y Greg se preguntó si alguien más habría sobrevivido. La explosión se sintió como si hubiera estrellado a su lado.

Cayeron en la arena y el pesado calor de horno se hizo sentir como una atmosfera de plomo a su alrededor. Lykos aflojó el agarre y se lanzó en la arena besando sus manos. Estaba mas que aliviado de estar en tierra que por momentos casi se larga a llorar.

Greg en cambio se desajustó la correa y tiró la mochila del paracaídas en la arena. Observó en sus alrededores y solo dunas y dunas amarillas se alzaban en todos lados. El humo negro era la única señal de algo en aquel lugar desierto. Subió con dificultad una de las dunas mas cercanas y vio a Ele acercarse en la lejanía junto a otro tipejo.

Lykos se colocó a su lado y observó también. Pero no pudo aguantarse las ganas de preguntar y tuvo que hacerlo.

-¿Qué haremos ahora? No tenemos avión, el capitán esta muerto. ¡Estamos en medio de la nada! Si estuviéramos en el Sahara al menos estaríamos en el sitio correcto pero no, estamos en Nevada. ¿Quién rayos viene a Nevada? –Greg ni le miraba. –Exacto, nadie. ¿Tenemos radio? Dime que si, por favor, podría llamar a…

Un golpe en el rostro tumbó al joven agente y le hizo rodar por la duna hasta abajo en donde se encontraba la mochila del paracaídas.

Greg le miró desde arriba con el ceño fruncido.

-Otra pregunta más y el golpe será peor.

Lykos entendió el mensaje y se tocó el labio partido al medio. Se sentó en la arena y cerrando sus ojos intentó no largarse a llorar como un maldito niño.

Ele finalmente llegó a donde Greg con Alucard a su lado. El israelí llevaba una ligera cortadura en su mejilla.

-Este maldito calor… -susurró la mujer.

-Esto no es nada. –dijo Alucard, inhalando aire caliente, indiferente a todo. –Aquí es como si fuera invierno. No debemos de estar a más de cuarenta grados.

-¿Dónde estabas? –quiso saber Greg, sus orbes fijos en el israelí. –En la explosión, en donde estabas.

-Cuando todo se fue al diablo estaba cuidando al prisionero con mi botella de whisky. Di unos cuantos sorbos cuando sentí un reloj sonando en algún lugar de la habitación de al lado. Salí para verificar que rayos era ese molesto sonido y cuando quise darme cuenta la explosión me volvió a tirar hacia donde estaba el preso. Tomé uno de los paracaídas y sin dudar me lancé. Al diablo ese tal Caleb, no iría a arriesgar mi vida por esa rata.

-¿Dónde agarraste el paracaídas?

Alucard se quedó pensativo unos instantes antes de continuar. –A decir verdad, estaba ahí en la habitación, lo encontré de casualidad.

Greg intercambió miradas con Ele y Alucard notó eso. -¿De que trata todo esto?

-Cuando la explosión ocurrió alguien se llevó los paracaídas. El candado estaba forzado. Creemos que alguien hizo todo esto adrede.

-¿Con qué fin? –inquirió el israelí.

-No lo sabemos, todavía. –dijo Ele, cruzada de brazos.

Se quedaron unos instantes en silencio, los suficientes como para que Lykos escalará penosamente la duna nuevamente. Tenía sangre en el labio.

-¿Alguien más? –preguntó sin emoción Alucard escrutando el horizonte en donde se alzaba el humo.

-No lo sabemos. El capitán murió. Y es muy probable que el resto también.

Alucard asintió y se tomó la noticia como si nada hubiera pasado. Eso desconcertó a Lykos.

-Entonces debemos movernos. Si alguien más esta vivo, irá a donde el avión se estrelló. –dijo el israelí y sin esperar a nadie más comenzó a caminar. El resto le siguió sin saber muy bien que hacer.

Alucard y Greg iban al frente, Alzerav les seguía de cerca y por último y bastante retrasado iba el joven Lykos sosteniéndose la boca en donde el puño de Greg había deformado su labio inferior. Iba trastabillándose y hundiéndose en la arena, el resto pareció olvidar que el agente de la CIA seguía con vida.

El sol estaba en lo más alto y cuando Lykos levantó la vista casi se marea y pierde el equilibrio. De haberlo hecho, estaría rodando por debajo de la duna en la que caminaban y seguro nadie se hubiera detenido en su ayuda.

Debía de conseguir una radio cuanto antes. Necesitaba seguridad. Un refugio, comida. Estaban varados en medio de la nada con un posible traidor entre ellos y estaba seguro que el primer sospechoso sería él.

Continua con el proximo capitulo...

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