1- La ofrenda
(El Error)
El anciano dedico una ultima mirada de despedida; Fazzy le arrojo un collar antes de que la reja cayera escandalosamente, y él se estiro para cogerlo, pero este no logro pasar. Golpeado por la reja, reboto un poco antes de quedar abandonado en el suelo. Fazzy se arrojó a los brazos de Aly, sollozando desconsoladamente, mientras los demas habitantes se retiraban de la plaza temerosos y abatidos. El pesar y la tristeza no habia sido disminuido por la costumbre de la tradicion, pero eso no cambiaba los hechos: eran unos cobardes. Semana tras semana, los habitantes merbaban en una cantidad igual al numero de nacimientos. La ley de los Quinientos. Aly desconocia cuanto tiempo tenia la ley, impuesta por el pacto de la guerra... pero el hecho de que nadie lo supiera, e incluso los textos mas antiguos ya hicieran alusion a lo mismo, no podia ser menos que preocupante.
-Mi maestro se ha ido...- sollozó Fazzy en los brazos de su amiga.
-Tranquila...- respondió acariciando su largo pelo-. Maldito pacto- susurró Lya con lagrimas en los ojos.
La plaza ya habia quedado sola en pocos segundos, con gente tratando de olvidar lo sucedido y volviendo a su habitual rutina; fue entonces cuando los dos guardias dejaron su puesto. Licantropos era su nombre, pero el pueblo los llamaba "Carroñeros"; el signficado de la palabra se habia perdido con el paso de los siglos, pero siempre habia sido atribuido a los temibles licantropos. Cubiertos de pelo negro, o cafe en ocasiones, hocicos largos y garras enormes; caminaban en dos patas, ligeramente inclinados al frente aunque era bien sabido que al momento de pelear adoptaban una posicion a cuatro patas. Sus ojos rojos brillaban en todo momento, con orejas cortas y con musculos en todas partes. Los licantropos solian ir desnudos, a excepcion de una armadura de pecho que solian cargar algunos guardias o un casco que vestian sus capitanes. Algunos cubrian su rostro con extrañas telas o metales, cuya finalidad, ritual o funcional, todos los Libertadores desconocian. En contadas ocasiones cubrian sus genitales. Eran totalmente faltos de pudor o temor. Maquinas de guerra y nada mas.
Las viejas historias contaban como su pueblo, los Libertadores, habian entrado en guerra con un enemigo horrible y tenebroso, cuyo nombre habia sido borrado de los registros, aunque se les denominaba como "los sucesores de la carne". Apesar de su superioridad numerica, y de su inteligencia, no eran rivales para los sucesores; los ancianos vieron como unica alternativa recurrir a los licantropos: solo un monstruo podia vencer a otro monstruo. Y asi fue, los licantropos ganaron, y a partir de ahi ellos quedaron atados a esos montruos. Pero almenos los licantropos eran civilizados... bueno, menos voraces que los sucesores.
Los guardias bajaron sus armas, largas espadas de metal, y aseguraron la reja desde ese lado; miraron el collar, y lo tomaron riendose. Dejó a su amiga a un lado, quien en realidad no volteó siquiera a verla. Camino con decision hasta los guardias; aunque no tenia un plan, no podia soportarlo. Hace un año se llevaron a su propio padre, hace dos a su abuelo. Hace tres meses a su mejor amigo. El pacto no era por edad, aunque por lo general eran los ancianos los elegidos, sino por eficiencia. Un miembro no productivo en la comunidad era candidato a ser ofrenda. Lo peor era ni siquiera tener tiempo de despedirse. De hecho, la ceremonia era hecha asi con toda alevosia, pues eso impedia que los familiares llegaran a oponerse. Solo queria recuperar el collar.
Pero antes que llegara, una sombra se atraveso, diriguiendose hacia los guardias e ignorandola por completo. Un licantropo alto, bastante mas musculoso que los guardias; caminaba mas erguido que el torpe caminar jorobado de la mayoria de los licantropos, sacando el pecho con orgullo. Vestia hombreras y una capa larga de color rojo opaco, ademas de un cinturon que sostenia pedazos de tela roja bastante adornados, pero desgastados y aun mas opacos que llegaban con facilidad hasta sus rodillas. Su pelo era gris, bastante brillante como nunca habia visto en uno de su especie. La impresion de tan imponente ejemplar mantuvo a Aly en su lugar, a menos de un metro de distancia, callada y sorprendida. Por su parte, el recien llegado apenas si dedico una breve mirada a ella simplemente para no pasarle encima, antes de girar toda su atencion hacia los guardias.
Estos eran licantropos de pelo negro, algo mas escualidos que la mayoria, pero igual de terribles y escalofriantes. Ambos agacharon la cabeza en señal de sumision, al tiempo que cerraban los ojos. El de color gris espero unos segundos, mirando la reja, antes de hablar. Su tono era neutro, tan neutro que no parecia iniciar ni terminar una oracion.
-Deberia haber cuatro guardias en este puesto- dijo el de color gris alzando la mirada-. No veo guardias en las murallas...
-Señor, no tenemos idea- admitió el del lado derecho-. Pero nunca hemos retrasado nuestro trabajo, y no lo ibamos a hacer.
-Reportamos la ausencia- agregó el otro alzando ligeramente la cabeza-. No recibimos respuesta.
-Tendre que ver eso- dijo de forma reflexiva, girandose para dar la vuelta a sus guardias.
Al parecer habia olvidado por completo la presencia de Aly, pues se giro tan bruscamente que le quedo casi encima; ella retrocedio horrorizada ante la cercania. En su momento, su arranque de ira le habia dado confianza, pero lo cierto es que no dejaba de tener miedo de los licantropos. Tropezó con sus propias piernas y trastabillo, pero el licantropo detuvo su caida, tomandola con su enorme mano por el hombro. Los guardias rompieron guardia, molestos por la presencia de la chica. El de color gris sin embargo la ayudo a retomar su equilibrio e hizo una breve inclinacion de cabeza, a manera de disculpa. Algo bastante impropio de un licantropo.
-Lamento el incidente, ciudadana.
-Yo...- su corazon latia con fuerza, queriendo salir corriendo del lugar. Pero era como si estuviera obligada a responder-. Fue mi culpa...
Sintió las lagrimas recorrer sus mejillas mientras el licantropo la miraba fijamente.
-Me parece que su distancia hacia nosotros no es... la mas predecible- comentó cruzando sus brazos a sus espaldas.
-Seguramente queria su collar- dijo uno de los licantropos.
-¿Su que?
-Uno de ellos tiro un collar al anciano, antes de que se lo llevaran- explicó el otro, dando un paso al frente y entregando el objeto a su superior-. La cosa no alcanzo a pasar.
-El pacto no permite despedidas- dijo mirando el collar con fijeza-. Estoy dudando entre disciplinarla o dejarla ir...
Volteó a verla con fiereza y ella se desplomó en el suelo, sin dejar de verlo; aterrada, sentia las lagrimas correr silenciosas en sus mejillas. Temblaba completamente, horrorizada ante la idea de ser disciplinada. Disciplinar era un sinonimo de ser devorada; al igual que las ofrendas. Los licantropos amaban la carne fresca, pero no tenian permitido comerlos indiscriminadamente. Asi como ellos cosechaban lechugas y papas, los licantropos los "cosechaban" a ellos. El pacto de los Quinientos les aseguraban una "racion" semanal para satisfacer sus deseos de carne, pero en ocasiones se les castigaba a miembros inutiles o conflictivos de las tres ciudades. Ladrones, violadores y estafadores, entre los mas comunes. Se podria decir que los licantropos "limpiaban" a la sociedad... aunque solamente lo hacian para devorarlos.
El lider de los licantropos se agacho, poniendo su hocico frente a la cara de Aly, observandola detenidamente; su actitud no era amenazadora, ni su rostro mostraba enojo alguno apesar del poder de su mirada, pero las palabras aun pesaban en el aire. Los guardias se mantenian a la retaguardia, ligeramente alterados por el curso de los eventos. Unos brazos rodearon su cuello, y una mano se alzó, al tiempo que una voz hablaba entrecortada y debil al lado de ella.
-Es mi co-collar...- susurró Fazzy sollozando-. Yo lo arroje, no ella... no la discipline...
-¿Quien fue?- preguntó volviendose hacia los guardias.
-Señor... nosotros- el de la derecha interrogo a su compañero, pero este se encogio de hombros temeroso-. No estamos seguros... Solo eramos dos guardias y...
-Bien. No dejemos mas obvio lo evidente- declaró el gris con un suspiró-. Seran los guardias faltantes los responsables de esta... esta anomalia.
Se irguio nuevamente y arrojó el collar al suelo, frente a Aly.
-Ellos no necesitan esto. Nosotros tampoco- dijo sin malicia ni misericordia-. Su nombre... de ambas, mejor.
-Fazzy- dijo su amiga apresuradamente, como si de ello dependiera su vida. Aly aun no estaba segura de una cosa o de lo contrario, pero tenia la certeza de que, cuando menos, el licantropo no la devoraria en medio de la plaza.
-Aly...- respondió ella limpiando sus lagrimas.
El gesto llamó la atencion del licantropo quien esbozo una sonrisa. Su mirada se suavizo un poco, pero su postura permanecio altanera y arrogante.
-Soy Densel, el chacal Densel, sucesor tras la muerte del chacal Dandy- dijo con solemnidad.
Ambas asintieron con los ojos bien abiertos y en silencio.
-Denle veinte cobres... no, veinte blancos- ordenó Densel-. A cada una. Por el inconveniente.
-Señor, nosotros no cargamos dinero- dijo uno de los guardias con mas miedo que verguenza.
-Entiendo- asintió llanamente Densel-. Pero un licantropo nunca se retracta.
En un movimiento rapido desenvaino su espada y la dejó en el suelo, frente a las chicas. Se mantuvo de rodillas al tiempo que alzaba la mirada, observando directamente a Aly, quien dejo de llorar invadida por la curiosidad.
-Conservala en prenda de mi palabra- dijo con simpleza-. Mañana recibiras nuestra disculpa.
Aly y su amiga permanecieron en silencio, observando a Densel fijamente, quien mantuvo su mirada serena y tranquila. Tras un par de minutos, uno de los guardias se acercó con delicadeza.
-Debes tomar la espada...- susurró enojado.
Sin pensar en el acto, tomó la espada temblando, para terminar todo ese extraño espectaculo de una vez. Densel entonces se puso de pie.
-Guardias, vamonos- dijo girandose sin agregar nada mas.
Los licantropos se alejaron
* * * * *
Chacal era la denominacion para el lider de la guardia, el lider de todas las guardias. En general no conocian el funcionamiento de la sociedad de los licantropos, a excepcion de cinco trabajos directos con ellos. Los "guardias" eran la cantidad de licantropos que mas abundaban en las ciudades: entre quince y treinta por ciudad. Encargados de mantener el orden en la ciudad, que nadie intentara salir de las mismas sin pagar el impuesto correspondiente y de que ningun libertador intentara trepar en las grandes murallas que limitaban a las ciudades. Estos a su vez seguian ordenes de los capitanes, que eran solamente tres o cuatro. Tambien estaban los "maestros de impuestos", quienes recibian los porcentajes de comida al comerciar entre las ciudades por permitir el paso, asi como el cargo de impuestos por cualquier otra actividad que asi lo exigiera, entre ellas cambiar de recidencia de una ciudad a otra; los mas delgados y sucios entre los licantropos, por lo menos de los que tenian contacto, que quedaba en duda sin en realidad eran los delicuentes que eran degradados a trabajar directamente con los libertadores. El cuarto puesto eran "los voceros", quienes entregan recados urgentes; estos eran mucho mas rapidos y agiles que los demas licantropos, ademas de delgados y casi siempre blancos; no interactuaban de ninguna forma con los Libertadores, pero a menudo aparecian con los maestros de impuestos o los guardias mientras estos hacian sus labores.
El quinto puesto era el Chacal, lider supremo de la guardia, quien supervisaba en ocasiones las ciudades de primera mano, ignorando por igual a licantropos como libertadores. El anterior Chacal habia matado un licantropo frente a Aly hacia unos dos años, mientras que los libertadores eran llevados a la fuerza, nunca muertos frente a los demas. A pesar de que supieran a ciencia cierta que los licantropos se alimentaban de ellos, nunca se los habian comido frente a ningun ciudadano; nadie sabia si los comian crudos o los... o si pasaba algun otro proceso. Si los devoraban vivos o muertos era un misterio. Y era mejor que se mantuviera asi.
Existia tambien un sexto puesto, aunque este nunca habia sido visto: los segadores. Soldados. Guerreros despiadados y superiores a cualquier guardia. Exiliados en los limites de las ciudades, combatian constantemente contra los sucesores manteniendo tanto a licantropos como libertadores a salvo. Se decia que su sed de sangre era tal que no podrian volver nunca a sus hogares; licantropos o libertadores, ambos estaban expuestos a la fierezas de los segadores. Montruos entre los montruos.
Confundida y sorprendida, Aly observaba la espada entregada con infantil curiosidad; no sabia de nadie en la ciudad que hubiera recibido en prenda una espada. Las armas estaban prohibidas en la ciudad, aunque no les eran desconocidas debido a que los licantropos cargaban algunas,,, y en ocasiones las usaban contra libertadores revoltosos. Eso no le habia tocado verlo de primera mano. Esa espada era bastante pesada y ligeramente curva, con una empuñadura simple pero bastante pesada; una sola palabra adornaba por entero el arma, en la base de la hoja. Lamentablemente estaba en el idioma de los licantropos, y desconocia que pudiera decir.
-No estoy lista...- susurró Fazzy bastante triste.
Aly dejó la espada en su lugar y volteó a ver a su amiga, avergonzada de haber olvidado por completo su presencia. El anciano ofrenda de la semana era el maestro herrero Dalmo; tres casas herreras existian en la ciudad, dos de ellas encargadas de entregar ofrendas en armaduras a los licantropos. Se decia que la demanda era tan baja, de hecho, que una sola casa podria hacerse cargo. Eso solo era mas preocupante para Fazzy. Al morir sus padres, no pudo aprender el oficio de sastre, heredado en familia; se le dio la oportunidad, algo que en realidad era bastante comun, de aprender el oficio de un maestro sin hijos o de un mercader. La suerte la habia puesto en la tutela de Dalmo, un anciano de buen corazon y bastante paciencia, con buena habilidad. La casa quedaba con cinco aprendices y un recolector, encargado de enviar materiales buenos y recoger los deshechos de los licantropos, aunque estos le heran entregados en los limites de la ciudad: ningun libertador tenia permitido ingresar a la ciudad de los licantropos... si no era para ser devorado.
Dadas las circunstancias, Fazzy y Serki eran los aprendices con mas experiencia y los que quedarian a cargo de la casa herrera. Serki era un macho de mayor edad que Fazzy, pero extremadamente irresponsable; quien se quedaria con la casa herrera seria decidido por los dos maestros herreros restantes de la ciudad, y era bastante probable que fuera Fazzy. Aun asi, dos años como aprendiz apenas le habia valido a la chica para aprender la tecnica... no el manejo comercial. En la forja, Fazzy era bastante habil y detallista, pero como lider... Si la casa herrera decaia, los licantropos podrian decidir que todos sus trabajadores eran ciudadanos ineficientes.
-Los veinte blancos podrian ayudarte...- dijo Aly mas preguntando que asegurando.
-No me sirve de nada el dinero- dijo Fazzy cubriendo su rostro contra sus rodillas-. Los encargos debo fabricarlos, no comprarlos...
-Estaran bien- aseguró Aly-. Puede que te tome unos cuantos dias, pero seguro que todos se acostumbraran rapido.
-¿Vas a conservar la espada?
-Debo hacerlo... hasta que vengan a recogerla.
-¿Crees que vengan en persona?- preguntó Fazzy con un escalofrio-. Tal vez es una trampa para... para devorarte...
-Los licantropos ya hacen lo que quieren con nosotros- replicó con tristeza-. Si me quisieran devorar no harian algo tan complicado.
-Puede que sea innecesariamente complicado, pero tambien es estupido...
Aly alzó una ceja mirando a su amiga, antes que ambas soltaran una carcajada. Eran amigas desde que se conocian; en su momentos, sus familias fueron amigas tambien. Ahora solo quedaban ellas y el hermano menor de Fazzy, Towell, quien era aprendiz de constructor. La familia de Aly habia sido tomada como sacrificio, la de Fazzy habia muerto por enfermedad.
-¿Como crees que seria vivir afuera?- preguntó Aly volviendo a observar la espada.
-Horrible- respondió Fazzy de mal humor.
-Para los libertadores, pero me refiero... me refiero como licantropo- explicó Aly un poco avergonzada por el pensamiento.
-Nunca quisiera ser como ellos- replicó Fazzy molesta-. Pero...
De pronto su enojo se esfumó y se recargo contra la pared, sentandose en el suelo. Su rostro se suavizo y su mirada se perdió mientras volvia a hablar.
-Dicen que antes de los libertadores existieron otros... otros seres- dijo de forma confidente-. Eran listos, pero muy conflictivos...
-¿Como los licantropos?
-Si, pero...- la chica desvió la mirada pensativa-. No precisamente. Eran mas debiles, como nosotros; pero eran de orejas cortas... y sin pelo.
-¿Sin pelo?
-Practicamente- asintió la chica con conviccion-. Como peces.
-¿Con escamas?
-No. No con escamas- exclamó Fazzy un poco desesperada por no poder explicar su idea-. Pero sin casi nada de pelo. Eran de distintos colores, pero no por su pelo sino por el color de su piel.
Aly escarbo entre los pelos de su brazo para confirmar el propio color de su piel: un rosa ligero, como debia de ser. Los licantropos debian ser negros, suponia. De pronto se pregunto si Densel seria de piel blanca o gris.
-¿Ellos vivian libres?- preguntó Aly mirando a su amiga.
-No lo se- admitió Fazzy encogiendose de hombros-. Pero vivian en todo el mundo. Y no eran comida de nadie...
-¿Que pasó con ellos?
-Llego el dia en que fueron comida de alguien- dijo Fazzy con tristeza-. No los licantropos. Tampoco los... los otros.
-¿Como sabes eso?
-Dalmo tenia libros... aun siguen en la casa- dijo la chica-. Estan prohibidos. Los usamos como guia para ver como construir algunas piezas, aunque su lengua es incomprensible. Su trazo era tan perfecto, que es mejor verlos del original que tratar de hacer una copia.
-¿Hablas en serio?- preguntó Aly sentandose junto a su amiga.
-Por supuesto. Se llamaban "homos" y fueron la especie mas grande del mundo.
Aly tomó la espada entre sus manos, pensativa.
-¿Los licantropos nos comen porque ya no quedan mas especies?- dijo pensando en voz alta.
-Nos comen por el pacto- replicó Fazzy-. Mientras los otros esten afuera... no estamos seguros.
-Pero no nos permiten salir, pelear por nosotros mismos- replicó Aly con enfado-. Ser libres...
-Nadie es libre, Aly- dijo su amiga con tristeza-. Nosotros somos presas de los licantropos... y ellos son presa de los sucesores.
* * * * *
Los libertadores. Los libros que hablaban de antes del pacto se perdieron durante la gran guerra. Los libertadores no siempre vivieron en las ciudades, ni los licantropos a su alrededor. Segun las historias, los libertadores vivian juntos, en una gran ciudad que crecia hasta las nubes; los licantropos vivian cerca de algun lugar no determinado, vigilando algo que tampoco era de su conocimiento. Sus diferencias eran claras y precisas.
El pelo que cubria a los libertadores era por lo comun blanco, aunque existian algunos de color gris e incluso unos cuantos de color marron. De orejas largas y puntiagudas, que podian mover con facilidad, y hocicos mas cortos que los de los licantropos... mucho mas cortos. Dientes planos aunque ligeramente mas largos que los de los licantropos. Eran bastantes rapidos y agiles, aunque no tan listos ni fuertes como los licantropos. Aly en especifico era de color blanco, y su cabello largo llegaba hasta sus hombros; Fazzy era gris, con cabello corto pues su trabajo era peligroso. Los libertadores si vestian ropas, en su mayoria camisas o chaquetas, pero los sombreros y cascos eran exclusivos para los licantropos: sus orejas eran cortas y eso les permitia usarlas. Aly vestia faldas por lo normal, pero Fazzy acostumbraba usar pantalones, nuevamente por su trabajo. Otra diferencia notable era que ellos tenian cinco dedos estilizados, mientras que los licantropos tenian solo cuatro dedos, grandes, gruesos y de largas uñas. Por ultimos los ojos de los libertadores eran grandes, verdes o azules (ambas chicas los tenian de color verde), y los licantropos tenian ojos pequeños y rojos o marrones. Densel tenia ojos rojos.
Ambas razas se odiaban, pero convivian por el pacto; los libertadores proveian armas y un tributo en ciudadanos; los licantropos preoteguian de la incursion de los sucesores, pero para ello debian mantener las ciudades apartadas. Un total de tres ciudades circulares, alrededor de las cuales los licantropos habian construido su propia ciudad, separandolos con enormes muros, pero conectadas por tuneles bien vigilados. No bastante diferente de ser prisioneros. Pero no lo eran, o no del todo. Los libertadores aun tenian su propio gobernante, uno en cada ciudad; eran llamados "Mayores", un puesto que al igual que todos los demas se heredaba. Y cada generacion los tres mayores se reunian en dos ocasiones, cada tres años. Entonces se discutia si los servicios de los licantropos seguian siendo necesarios o no. El pacto no podia romperse, pero los licantropos debian presentar pruebas de que la batalla con los sucesores continuaba; las pruebas solamente eran vistas por los mayores, pero parecian ser suficientemente convincentes. Si alguna vez los libertadores decidieran que los licantropos ya no eran necesarios, deberian presentar una ultima ofrenda con el fin de que los licantropos los dejaran en paz... una ofrenda solo conocida por los mayores.
Era asi pues que los libertadores no podian ser devorados en su propio territorio, tenian su propio gobierno y derechos, y los licantropos en guardia solamente revisaban que no intentaran trepar los muros ni salir de la ciudad, ademas de evitar alborotos durante eventos publicos como la ofrenda semanal. No habia necesidad de obligar a nadie a trabajar, pues tu esperanza de vida era tan larga como tu utilidad para la sociedad; nadie tampoco entraba en las evaluaciones hasta haber cumplido los tres años, edad madura en los libertadores, aunque empezaban a aprender los oficios desde los dos años. Aly apenas cumpliria los tres años mientras que Fazzy ya tenia tres años y medio. En parte era el motivo por el que Aly tenia suficiente tiempo para pensar sobre la libertad y cambiar su forma de vida: no le preocupaba su productividad. Ciertamente su familia no habia sido muy productiva, de los cuales era la unica sobreviviente, a excepcion de su madre que muriera durante su parto; aun asi, Aly odiaba el sistema, si, pero no le temia. Tampoco lo entendia. Su miedo hacia los licantropos se limitaba a que ellos notaran directamente su presencia, y su odio a los dias de ofrendas; toda la demas parte de tiempo los observaba con infantil curiosidad y, en ocasiones debia admitir, con envidia.
-Vaya, haz terminado a tiempo- exclamó un anciano a su lado.
Aly saltó en su asiento, sobresaltada por no haber notado la presencia del maestro sastre. Al morir su abuelo, la sastreria paso a manos de su padre, el cual en realidad no era muy bueno administrando; tras la partida de su padre, Aly era aun menor, y demasiado inexperta en realidad, asi que la casa de sastre quedo en manos de un amigo de su abuelo: el maestro sastre Jepel. Un anciano de color gris y ciego del ojo izquierdo, asi como de pelo escaso. Rumores decian que Jepel ya pasaba los diez años, pero nadie le habia preguntando con certeza; la edad maxima que un libertador pudiera alcanzar era desconocida, pues la mayoria dejaban de ser productivos a los siete años. La edad maxima de los licantropos tambien era desconocida, pero muchos libertadores suponia o calculaban que debia ser de veinte años.
-Si, ya lo he terminado- dijo Aly sonriendo.
-Me alegra que ahora si tengas tiempo libre- dijo Jepel mirando por la ventana-. Supe que Fazzy sera la nueva maestra herrera.
-Lo que en realidad paso es que Dalmo murio. Nadie ha nombrado a Fazzy maestra...
-Tonterias, Fazzy es una chica habil y trabajadora- respondió el anciano ignorando la primer parte del comentario de Aly-. Ella sera la maestra herrera de esa casa.
Apesar de que los oficios se aprendian desde casa y solian heredarse, era bastante comun que los huerfanos se hicieron con el derecho de un nuevo oficio, asi como era bastante comun que si eran menores al morir su antecesor, perdieran el derecho al mismo. Jepel no tenia herederos, pero Aly sabia perfectamente que no recuperaria el derecho a su casa: era distraida y bastante rebelde; en cuanto a Jepel, era imposible decidir si es que ella seria capaz de sobrevivirlo. El anciano ciertamente ya no era rapido ni habil, pero su secreto para seguir vivo era mantener entregas puntuales y aprendices estrictamente vigilados: si no terminabas antes del anochecer, te llevabas el trabajo a casa. La casa sastre de Jepel no era la mas rapida, pero si la de mejor calidad en toda la ciudad y con clientes muy habituales. Y tanto licantropos como libertadores sabian que todo era a causa de Jepel, asi que no se podia poner en duda su productividad. Aly solia llevarse trabajo a casa, pero al parecer en esa ocasion no seria el caso. Ya habia entrado la noche y era momento de volver a casa.
-Bien, niña, puedes retirarte- dijo Jepel rascando su oreja izquierda-. Mañana les dare sus pagos en mi oficina, pasa a lo largo de dia. Yo no voy a buscar a nadie, asi que no lo olvides.
-Entiendo, maestro- asintió la chica con tranquilidad.
Guardó sus herramientas de trabajo y salió sin despedirse de nadie mas; en realidad, no llevaba una amistad ni buena relacion con ninguno de los otros aprendices, ni tampoco con Jepel. Odiaba el oficio de sastre y su conexion directa con la perdida de su familia, pero debia admitir que era buena y rapida en lo mismo. Ademas... odiar era... no del todo acertado. Si le gustaba el oficio, pero no soportaba trabajar en una casa que ya no le pertenecia a su familia y que les habia costado la vida; y odiaba mas a Jepel, por demostrar que la incompetencia de su familia era lo unico que los habia conducido a su muerte, y no un negocio decadente en una ciudad cada dia mas pobre; y eso no era una figuracion: Delta era la ciudad mas pobre de las tres ciudades. Dos hechos fundamentaban esa afirmacion.
El primero eran los propios tributos; estos se hacian cada semana, sin falta, en el noveno y ultimo dia de la semana. Los libertadores eran un pueblo fertil y de rapido crecimiento, asi que para evitar que irresponsables ciudadanos procrearan, causando la muerte de mas ciudadanos adultos de lo que se pudiera permitir para mantener un funcionamiento correcto en todas las casas de oficios, existia una cuota: veinte blancos por hijos. Eso, en la mayoria de los oficios, les costaba un año entero de ahorro a una pareja; por supuesto, la cuota no era estrictamente de una sola exhibicion, de forma que podian pagar diez blancos por el permiso preliminar, y pagar dos blancos cada dos semanas, hasta sumar quince blancos. El costo mayor representaba un gran sacrificio para una familia que ya contara con un solo hijo, pero era mucho mejor que no pagar. No pagar tambien era una opcion; era infrecuente, pero no imposible, que ciudadanos procrearan sin tener el permiso por adelantado. En estos casos la ley era clara: uno de los procreadores seria tributo automatico en la siguiente semana tras el nacimiento. Al separar parejas insolventes, se aseguraban que estas no volvieran a procrear irresponsablemente y tomaran lugares de miembros productivos de la ciudad. Esta ley, horriblemente bien planeada, fue implementada por los propios libertadores; los licantropos solamente miraban, permitiendo a los libertadores hacer su trabajo sucio. Asi siempre habia pensado Aly. Pues bien, desde hace mas de un año que los sacrificios no superaban tres o cuatro, y casi siempre eran solamente dos. Eso signfica que solo dos o tres parejas cada semana lograban pagar la cuota. La disculpa que Densel habia ofrecido era, en terminos simples, la posibilidad de tener un hijo: un gesto mas que generoso. Aunque ni Aly ni Fazzy tenian pareja.
En segundo lugar, aunque no menos importante, estaba la situacion de las casas de oficios en Delta desde hace poco mas de un año, segun su conocimiento. Muchas casas de oficios quebraban, obligando a los libertadores de las mismas a entrar a casas de oficios simples: los oficios especializados de la ciudad estaban en peligro. Las casas de herreria eran las unicas que se habian mantenido con una economia estable y basta; otras casas como la de sastreria, construccion o panaderia habian sufrido enormes crisis economicas. Los licantropos entonces permitieron que maestros de oficios de las otras ciudades entraran y adquirieran un lugar en Delta, para reponer esa casa perdida; por supuesto, el maestro volvia a su ciudad de origen una vez que la casa de oficio fuera estable, y para esta se designaba un nuevo maestro de oficio. La diferencia radicaba en que el maestro de oficio residente debia pagar una cuota de un blanco mensual a quien habia salvado la casa, de por vida y tomado directamente del salario de todos los aprendices. La sastreria de Aly estuvo a punto de sufrir ese destino, pero Jepel supo levantar la decadente casa por si mismo. Y por eso lo odiaba: porque no podia decir que una causa de fuerzas mayor le quito a su familia. No. Fue su propia incompetencia. Jepel era amable y comprensivo con ella, pues habia sido cercano a la familia, pero no entendia porque Jepel nunca ayudo a su familia con consejos cuando aun estaban vivos ¿Es que Jepel queria adueñarse de la casa de sastres? Era dificil decirlo, y lo mas sencillo era odiarlo. Asi que lo odiaba, con esa misma conviccion infantil con la que admiraba a los licantropos.
Salió a la calle con algo de desgano y apatia; en realidad nadie habia notado su incidente con los licantropos. No era de extrañar, pues terminada la ofrenda, los libertadores solian correr de vuelta a sus trabajos; unos abatidos por la perdida, otros aliviados por haberse salvado. Fazzy y Aly habian pasado a casa de la segunda para dejar la espada, y comer antes de volver a sus labores. Los herreros solamente trabajaban temprano y despues dejaban reposar sus forjas, antes de continuar; por su parte, los sastres no tenian horarios estrictos, pues todo lo que realizaran se entregaba siempre al dia siguiente o incluso mucho despues. Eso era lo unico que les permitia seguir siendo amigas, aun ya entradas en edad laboral y siendo de oficios distintos. Aun asi, era doloroso pensar que podria haber muerto sin ser notada por nadie; el propio Densel habia prestado mas atencion y generosidad que la de cualquier otro libertador, a excepcion de Fazzy.
-Ellos no son el gobierno- el gritó hizo voltear a Aly-. No pueden con nosotros...
Un pequeño grupo de ciudadanos se reunia alrededor de unas bancas, donde un macho encima de un baquillo vociferaba moviendo las manos; su cuello se estiraba y sus ojos parecian querer salir de sus orbitas, pero su expresion no mostraba enojo sino mas bien euforia. Pudo ver a varios libertadores comenzar a alejarse, y a otros acercarse mas. Asi pudo identificar que eran tres los pertenecientes al grupo.
-Ya no los necesitamos, no debemos aceptar ser menos- prosiguio el lider del grupo-. Plantan el miedo en nuestra sociedad, para que peleemos unos con otros. Pero estamos cansados de pelear, de matar a nuestros hermanos...
-Yo no he matado a mi hermano- replicó uno de los recien llegados.
-¿Sigue vivo?
-No.
-¿Como murio?
-Fue... fue una ofrenda.
-¿Y que hiciste para impedirlo?- preguntó con indignacion.
-Yo...- la pregunta tomó por sorpresa al libertador, que agacho la cabeza-. No podemos hacer nada...
-¿No podemos? Eso es lo que nos hacen creer...
Enfundó sus manos en los bolsillos de su chaqueta, pues el frio comenzo a soplar, y continuo por su camino; no queria problemas. Era el centro de la ciudad, y ahi no habia guardias, pero aun asi no se sentia comoda estando cerca de ellos. Jepel los habia nombrado como "Anarquistas", aunque desconocia el significado de la palabra; aun asi, sus acciones eran bastante claras: deseaban convencer a la ciudad entera de salir de los limites a cualquier costo, incluso si eso signficaba pelear con los licantropos. No tenia mucho que habia oido hablar de ellos, apenas un par de semanas, pero se estaban volviendo extremadamente populares. Aly soñaba con vivir fuera de la ciudad, sin los licantropos, pero sus sueños no incluian una guerra improbable de ganar. Ninguna guerra en realidad.
-Compartan el mensaje, hermanos- escucho el gritó a sus espaldas, mientras seguia caminando de vuelta a casa-. Es el miedo a la libertad lo que nos encadena, no los licantropos...
2- En este momento
(Pretendemos)
(¿Piensas que sera para siempre?)
Cuando despertó, su cansancio era tal que no llego a sentir enojo ni confusion ante la persona desconsiderada que tocaba en la puerta de su casa tan temprano. Su unicó pensamiento coherente fue abrir la puerta para detener el constante ruido de los golpes; caminando por la pequeña casa, llegó en pocos segundos a la puerta. Al abrirla, el cansancio se esfumó en un pestañeo. Sus terrores infantiles, sus peores pensamientos, se materializaron frente a ella; un licantropo enorme, de brillantes ojos rojos la miraba desde el otro lado del umbral. Imponente, terrorifico y poderoso, la observaba en silencio mientras ella abria la boca en una mueca de terror. No pudo gritar, su gargante se cerró. Retrocedio un paso y soltó la puerta. Sus ojos se cruzaron y el licantropo adivino sus pensamientos.
Dio media vuelta para correr y él la tomó del brazo; se tiró al suelo y forcejeó, con lagrimas invadiendo su rostro. Empezó a sollozar con terror, arrastrandose lejos de su captor, pero él la mantenia fimememente agarrada. Cerró la puerta tras de si; se inclino sobre ella cubriendola por completo con su enorme cuerpo. Soltó su brazo, porque de todos modos ya no podia huir. Ella se giro, quedando boca arriba, mirando fijamente a su atacante. Él la observó unos segundos en silencio, respirando profundamente.
-Soy Densel...- susurró con tono neutro.
-¿Quien?
-Densel- repitió el licantropo con un tono de incomodidad-. He venido a cumplir mi promesa, nada mas...
-¿Promesa?- repitió ella confundida.
Su mente se aclaró y las lagrimas cesaron, aunque no asi el miedo. Densel se levantó, dejando la lampara de aceite que cargara en su mano izquierda con delicadeza en el suelo; ella se sentó en el suelo, observandolo en silencio. En esta ocasion el licantropo estaba desnudo, sin ninguna clase de vestimenta mas alla de un collar plateado en su cuello. Se agacho en cuclillas, notablemente avergonzado y desviando la mirada.
-Lamentó haberla asustado- dijo Densel con pesar-. Pero le aseguró que no se volvera una costumbre...
-Chacal... chacal Densel- saludó ella tratando de no tartamudear-. No entiendo...
-Vine por mi espada- explicó tomando nuevamente la lampara de aceite; la giro y un compartimento se separo, dejando caer una caja-. No era propio interrumpir sus actividades diarias, asi que decidi venir antes que las iniciara...
Aly volteó a ver una ventana cercana y notó como no se filtraba el mas minimo rayo de luz.
-Y me despertó durante la madrugada- exclamó la hembra con pesar.
-No...- las palabras murieron en la garganta de Densel, quien agacho la cabeza como si acabara de ser regañado-. Supongo que no lo pense bien...
No solo las palabras, sino el gesto preocupado del licantropo lograron por fin disminuir el miedo que sentia; aun asi, no se sentia comoda tan cerca de èl. Limpiò las lagrimas de su rostro rapidamente, y desviò la mirada. Otra cosa que tambien le incomodaba era que ya la hubiera visto deshecha en lagrimas en dos ocasiones. Ambas por el terror infantil que sentia hacia los licantropos. Eran su enemigo natural, era cierto, pero un licantropo no atacaria a un libertador en sus propias tierras; eran seres de gran honor y respeto, que ni siquiera interferian con su gobierno.
-No es propio visitar a alguien a deshoras de la noche- exclamò Aly poniendose de pie mientras peinaba su alborotado cabello-. Y no es educado despertarlo.
-Lamento el inconveniente- dijo Densel manteniendose agachado. Abrio la caja en sus manos y la colocò frente a èl
Aly pudo ver un puñado de monedas en la caja, reluciendo blanquecinas ante la poca luz de la lampara de aceite. Ella tomò la caja con algo de desconfianza, agachandose con rapìdez; regreso hasta una distancia prudente y empezò a contar. Veinte blancos alineados sobre su mesa, pero la caja solamente contenia una docena mas. O ya habia entregado su parte a Fazzy, o no lo habia traido completa. La curiosidad sobre su amiga la obligo a entablar una conversacion que su razonamiento le gritaba debia evitar.
-¿Haz ido con Fazzy?
-No- dijo Densel abandonando su posicion de culpa y alzando la mirada-. A ella le entregare el dinero tras la puesta de sol. Un chacal no puede estar sin su espada...
-¡La espada!- exclamò Aly apurada-. Ire por ella...
Aly se girò para traer el arma, pero entonces cayo en la cuenta de que, si la situacion era aproximadamente la misma que el dia anterior, Densel se quedaria de cuclillas durante todo ese tiempo; la interaccion entre licantropos y libertadores era limitada, aspera y bastante incomoda, pero no dejaban de ser... bueno, parecidos. La idea de dejar al pobre macho de una forma tan cortante y grosera no le agradaba en lo mas minimo. Dio media vuelta y se encontrò con Densel, quien permanecia en su sitio, observandola sin la mas minima expresion en el rostro. Su cola, sin embargo, golpeaba el suelo ritmicamente a espaldas de ella.
-¿Quisiera tomar asiento, Chacal Densel?- pregunto ella nerviosa.
-Oh... eso... eso seria grato- dijo Densel dejando escapar una sonrisa breve.
Ella no pudo evitar sonreir. Despues de esto, olvido su miedo. Señalo a Densel una banca en esa misma habitacion, pero despues reflexiono y le hizo un gesto para que la siguiera. La casa de Aly no era grande en realidad, como la mayoria de las casas de la ciudad; inclusive debia parecer pigmea para un licantropo como Densel, que aun asi lograba caminar erguido sin ningun inconveniente. Tras la entrada, donde comunmente llegaban las visitas, seguia el cuarto de sus padres; ahora fallecidos, permanecia con una cama pero habia agregado una banca y quitado todas sus pertenencias. Las otras opciones eran llevarlo a su propia recamara y a la cocina; ninguna le parecio correcta, sobre todo la segunda ¿Cada cuanto comian los licantropos y que tanto? Eso era un misterio, al menos para ella, y definitivamente no era un tema comun para conversar. Dejò a un lado sus ideas y dio paso a su invitado.
-Puede esperar aqui...- pidiò Aly agachando la cabeza.
-Gracias.
* * * * *
Llegò a su habitacion y prendiò una lampara. Abrio delicadamente el ropero donde habia guardado la espada; un bulto envuelto en su ropa mas fina. Lo puso sobre su cama y lo destapo con delicadeza: no olvidaba el filo y no queria hacerse daño, pero tampoco queria entregar el arma enredada entre su ropa; la hacia sentir descuidada. Y no era que menospreciara el cuidado de la espada, sino lo contrario, pues no tenia nada mas delicado con que proteger el filo. De esa misma forma guardaba un collar que sus padres le regalaron. Desgarrò su ropa un poco, por lo afilado de la hoja, pero no le dio la mas minima importancia. Observando la reluciente espada al tenue brillo de la lampara, su mente divago; se imagino portando una espada, peleando contra los sucesores, que en su mente eran sombras de cuatro patas y dos cabezas, al lado de los licantropos. Sueños que no tenia desde su infancia.
Sus padres siempre le habian inculcado que los licantropos no eran el enemigo, y en parte era dificil no creerles. Los licantropos no atacaba, no los obligaban a nada, no los lastimaban; en el momento en que los libertadores rompieran el pacto, los licantropos se irian. Pero la amenaza de los sucesores era tan vaga, tan mitica, que muchos simplemente la desestimaban y veian en los licantropos opresores; tambien era dificil no creerle a estos. Los licantropos argumentaban que no podian dejar salir a los libertadores, ya que eso requeriria atencion y personal que no les era posible brindar en la constante guerra contra los sucesores; tampoco podian dejar ir a los libertadores que no estuvieran de acuerdo: ellos como sociedad, ejecutaban a todo licantropo que intentara desertar. Y esto ultimo no era un mito. La ultima ejecucion de un desertor habia ocurrido hacia menos de seis meses, en la ciudad de Alpha; eran ejecuciones publicas, llevadas a cabo en las plazas de las ciudades para demostrar a los libertadores el compromiso con ellos. Un golpe limpio, aunque en ocasiones les llevaba dos o tres intentos, en el cuello del desertor para arrancar su cabeza y quemar su cuerpo, esto ultimo a las afueras de la ciudad. Eso solo alimentaba el morbo, haciendo a los mas viciosos preguntarse como los mataban a ellos antes de devorarlos.
Asi pues, Aly se encontraba constantemente con sentimientos encontrados de miedo y admiracion, respeto y odio, curiosidad y desprecio que se intercalaban dependiendo de la situacion y su propio estado de animo. Las cosas empero, nunca habian sido tan raras como lo eran en ese preciso momento; nunca espero que un solo licantropo se presentara con ella de frente, o que mostrara el mas minimo respeto hacia ella. Nunca espero estar a menos de un metro de distancia de un licantropo antes de su propia ofrenda. Y ahi se encontraba, con Densel a pocos metros de distancia. Recogiò la espada con firmeza, cargando el peso lo mejor que pudo en el mango antes de levantarla con la otra mano por la hoja, con precaucion y gracia. Fazzy le habia enseñado como empuñar una espada, y como entregarla, ya que en ocasiones Dalmo habia entregado armas a licantropos en su propia casa. Camino un poco tambaleante por el peso y llegò al cuarto.
Densel se habia recostado contra la pared, con los ojos cerrados y los brazos apollados en sus piernas, tranquilo y relajado, Debajo del pelo de su cuerpo, se delineaban los musculos de su pecho y brazos; su pecho se movia ritmicamente al compas de una respiracion larga y pausada. La luz de la lampara que traia el licantropo empezaba a extinguirse, mientras las sombras jugueteaban sobre el rostro sereno de un monstruo. Un licantropo. Sin decir nada dio paso dentro de la habitacion, pensando en dejar la espada en la cama y retirarse; no le parecia buena idea despertar a un licantropo.
-Mi lampara pronto se apagara...- exclamò Densel.
Aly realmente pensaba que Densel habia caido en un profundo sueño, o cuando menos y bastante profundo trance; la voz la sobresaltò un poco. Dejò la espada sobre la cama y se girò, permaneciendo de pie al lado del lobo.
-Yo... tengo una lampara aqui- dijo mirando alrededor.
-No... un poco de aceite bastara- exclamò èl. Seguia recostado, sin abrir los ojos, pero su pecho se habia tensado y su rostro se endurecio un poco.
-Pense que estaba dormido- comentò Aly tomando una jarra de cristal. Dentro estaba el aceite.
-Estoy... ciertamente cansado- admitiò el licantropo-. No quise ser inoportuno.
-N-no, no...- negò ella vertiendo el aceite con cuidado en la lampara-. No quiero que piense que es una molestia...
-¿No lo soy?- preguntò Densel abriendo los ojos.
-No- afirmò ella sin rastro de miedo o duda en su voz-. Al contrario, le agradezco mucho por... por su generosidad.
Densel la mirò con interes y le dedicò una sonrisa. Ella se sintiò avergonzada, pero respondiò la sonrisa. Eso ensancho un poco la de èl.
-Me alegra que haya cambiado su opinion sobre mi, Aly.
-¿Opinion?
-Ya no me tiene miedo.
-No puedo decir que no le tenga miedo a los licantropos- admitiò Aly dejando la jarra de aceite a un lado y cruzando sus brazos-. Pero usted es el chacal.
-¿Ese es el motivo para que confie en mi?
Aly reflexionò unos segundos antes de acomodar su pelo, con un movimiento distraido y desviando la mirada.
-No.
Densel se inclino hacia adelante, mirando con atencion su propia espada.
-¿Puedo ser un igual?- preguntò Densel sin voltear a verla, pero con nerviosismo en su voz.
La pregunta si que la tomò por sorpresa. En la jerga de los libertadores, significaba la accion de tomar confianza con alguien y hablarle con familiaridad. Aunque no solo era eso lo que la tomò por sorpresa, sino que esa pregunta solamente la hacian los aprendices a los maestros o ciudadanos de alguna forma superiores a ellos. Si la frase significaba lo mismo con los licantropos que con ellos, era un misterio. Un licantropo siempre era considerado como un superior, y el chacal era el puesto mas alto de entre todos los licantropos que un libertador podia llegar a tener contacto; la pregunta no tenia ni pies ni cabeza. Resultaba ridicula; si un licantropo deseaba tratar mal a un libertador, no necesitaba pretextos ni esconderse, sus niveles estaban muy por encima. Aun asi, en muy raras ocasiones esto sucedia y casi solamente en las ofrendas.
-Y-yo...- Aly se rasco la oreja izquierda, indecisa-. Supongo que esta bien... si yo tambien puedo ser un igual.
La segunda frase la penso en voz alta, y se arrepintiò de decirla. Pero, para su sorpresa, Densel asintiò.
-Entonces esta bien, Aly.
-Entonces esta bien, Densel- respondiò sonriendo.
* * * * *
Tomo asiento en la cama, frente al licantropo que continuaba en la pequeña banca, muy pequeña para èl en especifico. El sueño era algo bastante distante; de cierta forma, era bastante emocionante tener un licantropo con ella.
-¿Como son los sucesores de la carne?- preguntò tomando asiento. Esa pregunta, la primera que dejaba escapar con confianza, era la que la venia atormentando toda la vida. Si solo tenia una oportunidad para hablar con un licantropo, siempre penso que esa seria la pregunta que le haria, y estaba en lo cierto.
-¿Sucesores de la carne?- repitiò Densel confundido, pero solo unos segundos despues parecio comprender todo perfectamente- ¿Te refieres al enemigo?
-Si.
-Bueno, nunca he visto ninguno- admitiò Densel-. Solo los segadores pelean con ellos, yo cuido la ciudad pero puedo asegurar que ninguno de ellos ha llegado a la ciudad en por lo menos veinte años...
-¿Entonces nunca pelean con ellos?
-Los segadores hacen un magnifico trabajo- declarò Densel con mirada perdida-. En ocasiones se obsecionan mas de la cuenta... Pero no quiere decir que no sepamos pelear; nos entrenamos y en ocasiones debemos realmente pelear.
-¿Contra quienes?- preguntò Aly quien estaba segura que no peleaban contra libertadores, y que de hacerlo seria mas bien algo humillante admitirlo.
-Contra segadores.
-¿Contra los protectores?
-La guerra es dificil- declarò Densel con un suspiro-. Cambio nuestra forma de vida para siempre, tambien la forma de vida de los libertadores; no sabemos de donde salieron los antiguos, pero seguramente ellos tambien cambiaron su forma.
-¿Antiguos?
-Asi llamamos nosotros a... los sucesores- dijo haciendo memoria de las palabras de Aly-. La verdad no habia escuchado esa denominacion; se llaman antiguos, o al menos asi los nombran las leyendas. Pero sucesores de la carne es algo bastante acertado en realidad.
-¿Porque?
-Porque no son carne... y tampoco son plantas. No en ningun sentido tradicional- Densel adoptò una expresion melancolica-. Son superiores a nosotros, y tratamos de superarlos, pero ellos realmente llevan la ventaja. Son los sucesores de la carne, y nosotros somos carne: licantropos y libertadores.
El comentario tetrico hizo sentir incomoda a Aly. Densel lo notò, se aclarò la garganta y observo su espada.
-Nadie ha sufrido mas la maldicion de la guerra que los segadores. Entre los mejores luchadores, los segadores son seleccionados para abandonar la vida en la ciudad- dijo el macho rascandose la barbilla-. Dejan a sus hermanos, a sus padres, dejan cualquier comodidad atras; renuncian a tener decendencia y volver a dormir en paz. Son enviados a enfrentar directamente a los antiguos, y a presenciar a sus compañeros morir constantemente. La muerte es de las cosas menos horribles que logran presenciar. Los que sobreviven lo suficiente, se pierden en un frenesi de violencia que no puede ser controlado. Eso es bueno, cuando enfrentan al enemigo, pero si alguna desfavorable circunstancia los desvia de vuelta a la ciudad...
-¿Se vuelven locos?
-Considero la expresion muy ofensiva para guerreros que entregaron su vida, de una u otra manera, a nuestra seguridad- dijo Densel. Aly agachò las orejas avergonzada-. Sin embargo, es una forma de resumirlo. Los segadores no tienen mando ni jerarquia, no forman planes ni emboscan al enemigo; son guerreros de elite, lo mejor de lo mejor. En el caos de la batalla, llegan a perder el rumbo, es entonces cuando vuelven a casa... pero los que vuelven no son los mismos que dejaron una familia a la cual proteger. Nosotros entonces les damos una muerte digna y rapida antes que lastimen a los nuestros o a los tuyos...
-No tenia idea...- susurrò Aly, que aunque tenia una idea parecida, las palabras de Densel le daban un tono mas oscuro y deprimente al destino de los segadores.
-Es mejor que no lo sepan- declarò Densel con un suspirò-. Nunca ha llegado un solo segador a la ciudad, y nunca lo hara; no nos gustaria manchar la memoria de nuestros guerreros que tanto han sacrificado.
-Bueno... todos sacrificamos algo- comentò Aly.
-Si, y los licantropos agradecen a los libertadores.
-Me encantaria... me encantaria conocer tu ciudad- dijo Aly sonriendo.
-No es tan distinta a la tuya- dijo Densel, pero algo en su mirada le dijo que mentia-. Solo mas grande.
-¿Cuantos años tienes?- preguntò Aly quien no dejo que la decepcion de la primera pregunta le robara su momento.
-Diez años.
-Vaya...
-Es... es malo?- inquiriò Densel agachandose ligeramente.
-No, no- negò ella-. Nosotros... bueno, nadie pasa de siete años.
-Los viejos maestros dicen que los libertadores pueden llegar a los doce años... o podian llegar.
-Me gustaria vivir esos doce años- dijo Aly con mirada perdida y triste.
-¿Cuantos años tienes?
-Yo...- la pregunta avergonzo a Aly, quien se encogio de hombros-. T-tengo... tengo casi tres años.
-¿Tres años?- exclamò Densel sorprendido.
-¿Parezco mas chica?- preguntò Aly agachando sus orejas, avergonzada.
-No, nada de eso- dijo Densel recorriendo el cuerpo de la chica con la mirada-. Te ves tan... tan madura.
Densel se levantò e hizo una reverencia de disculpa.
-Lamento haberte molestado, Aly, no tenia idea que vivias con tus...
-No, no- nego ella dejando escapar una leve risa-. Vivo sola...
Por costumbre, era inapropiado que un extraño entrara a una casa donde vivian menores; los menores tampoco dejaban su casa antes de los tres años a no ser que estuvieran comprometidos. Sin embargo era bastante obvio que el chacal Densel no estaba acostumbrado a tratar directamente con libertadores, ya que tambien era muy comun que aprendices huerfanos y menores vivieran solos. La mayoria se mudaban a casa de un tio o pariente cercano, incluso algun hermano mayor, pero Aly no tenia familia a la cual acudir; aun asi, su pago como aprendiz le dejaba lo suficiente para subsistir ella sola, mas una pequeña ayuda que a veces recibia de su amiga Fazzy.
-Oh...- Densel titubeo entre volver a tomar asiento o retirarse realmente-. Entonces...
-Puedes quedarte, Densel- dijo ella mirandolo con interes.
De pie, el licantropo se veia realmente imponente y poderoso, aunque su forma de actuar y de hablar era mas bien reservada; tenia buenos modales y parecian compartir algunas costumbres, cosa que sorprendia a la chica. Ahora con el miedo y el sueño lejos de sus pensamientos, fue por primera vez totalmente consciente de la desnudez del licantropo; en eso definitivamente no eran parecidos. Los licantropos usaban ropa mas por formalidad que por necesidad o inclusive pudor. Si bien usaban espadas como armas, estas eran mas bien exclusivas de batallas contra los sucesores de la carne o como herramienta, pues en peleas contra otros licantropos o libertadores utilizaban sus propias manos. Ese estilo de pelea siempre le habia hecho pensar que debia ser el motivo de no usar ropa: simple y llanamente comodidad. Igual que el pelo corto de Fazzy.
Pero bueno, eso no cambiaba el hecho de que tenia frente de si un macho maduro totalmente desnudo; una caracteristica de los licantropos era que tenian mas pelaje y mas largo que los libertadores, que ondeaba levemente en cada paso que daban, aunque en los menos higienicos este se apelmazaba y llegaba a tener plastas. El pelo de Densel, por el contrario, era fino y bastante limpio. Brazos musculosos, piernas fuertes, un abdomen firme y delgado. Sus ojos se desviaban aun contra su voluntad hacia esa zona... la zona exclusiva de los machos. Poco sabia de sexo, mas haya de que era necesario para procrear y que era llevado a cabo con esas partes que tan celosamente cubrian tanto los machos como las hembras de los libertadores. Aun asi, esa zona no quedaba realmente expuesta en los licantropos. Se veia claramente un bulto sobresaliente, pero era obvio que algo mas debia haber. Ese simple bulto no coincidia con lo que vagamente sabia acerca de los penes en los machos. Se sintiò avergonzada y desviò la mirada esperando no llamar la atencion. Sus deseos, sin embargo, no fueron cumplidos.
-Supongo que realmente debo irme...- exclamò Densel ligeramente incomodo, pero no realmente avergonzado.
-No- pidiò Aly poniendose de pie y tomando de la mano a Densel.
No lo habia pensado, lo mas seguro es que de haberlo hecho se hubiera quedado solamente en un pensamiento; simplemente reacciono, porque no era culpa de Densel que ella se sintiera avergonzada. No podia cambiar la naturaleza de un licantropo, pero ella por si misma era bastante mas rara y diferente que la mayoria de los libertadores. Curiosa, inquisitiva y soñadora, Aly siempre habia sido una chica bastante distinta. Aun tras perder a toda su familia en manos de los licantropos, no los odiaba. No estaba de acuerdo con el sistema, no creia que necesitaran ser "esclavos" de los licantropos, pero aun asi no los odiaba. El temor era algo casi heredado que no podia quitar de su cabeza. A Densel, por otra parte, no le temia ni odiaba. No del todo. De hecho...
-Lo siento...- susurrò ella aun tomando su mano.
-¿Porque?- preguntò Densel mirandola con serenidad.
-No te vayas- exclamò Aly con verguenza, ignorando por completo la pregunta-. Quiero... Necesito saber mas...
-¿Mas sobre que?
-Sobre ti, sobre los licantropos- su voz se entrecorto y su pulso se acelero. No era miedo, estaba segura, pero no estaba segura de que lo que sentia fuera muy diferente-. Sobre el mundo.
-No puedo decirte mucho.
-¿No puedes?
Densel desviò la mirada unos segundos, antes de voltear a verla nuevamente, con tristeza.
-No debo...
-¿Porque?
-Me agradas, Aly- respondiò con sinceridad, tomando su lampara del suelo-. Pero no es conveniente...
-¿Porque?- repitiò ella con pesar.
-Tabu...
La palabra floto en el aire unos segundos, antes que Aly soltara a Densel; el licantropo se dio la vuelta, cargando firmemente su espada con una mano y con la otra su lampara. Atraveso la pequeña casa antes que Aly pudiera salir de su estupor; al cerrarse la puerta, Aly se dejo caer en la cama, sorprendida y... Necesitaba hablar con Fazzy. Dio por sentado que ese dia no dormiria mas.
