Asintió en silencio a las palabras de sus ahora compañeros de celda. No los veía necesariamente como amenazas, pero no sabría si a futuro los harían pelear juntos ya que, de ser así, el temple de Gladius le aterraba; veía sus crueles cicatrices producto de un forjado luchador.
-Estos brutos no entienden a palabras, si ven esclavos los lanzan aquí... -dijo casi en un murmullo. -A mi me arrastraron por robar un poco de pan, estaba hambriento. Y el Emperador decidió que sería mejor morir con la frente en alto en la arena a que me corten la diestra. -se encogió de hombros. -La verdad que soy zurdo, no me hubiera importado...
Entonces Otto calló sus palabras al sentir el inconfundible sonido de pisadas dirigirse hacia ellos. Avistó a cinto guardias liderados por un guardia celador y un centurión. Todos estaban vestidos de pies a cabezas con armaduras. El guardia celador, el cual no se veía su rostro por una máscara de hierro, vestía una armadura de tonalidades amarillas con naranjas. Abrió la puerta y colocó tres apretados collares de cobre alrededor del cuello de los prisioneros. Otto lanzó un gemido.
-Si pasan la prueba se convertirán en gladiadores. De lo contrario, morirán con esos collares puestos. -anunció el guardia celador antes de indicar a los guardias que los lleven a su próximo destino.
Salieron de la celda subterránea y subieron el camino en pendiente con prisas. Entraron en la arena, la cual estaba completamente deshabitada. Vieron tres muñecos de paja separados por unos metros entre ellos. En las gradas advirtieron a unos cuantos hombres y mujeres de túnicas brillantes y ostentosas. En el palco mayor, reconocieron el inconfundible rostro del Emperador sobre su sillón, rodeado de su guardia imperial.
-Bienvenidos, esclavos, a esta segunda oportunidad que mi magnanimidad les otorga. -oyeron murmullos de aceptación entre el escaso público. -Están a un simple paso de convertirse en gladiadores siempre y cuando los grandes nobles les acepten bajo su manga. Están frente los dominus más influyentes del Imperio y esperan una gran demostración. Si tienen suerte uno de ellos se fijarán en ustedes. De lo contrario, si nadie resulta elegido... bueno, siempre está la última opción. -lanzó una risa divertida y volvió a tomar asiento. -¡Que empiece!
Los dominus miraban atentamente los movimientos de los esclavos. Tenían que estar seguros que se fijarían en alguien fuerte y no en una pérdida de tiempo que les haría gastar dinero.
El celador se colocó entre los muñecos y lanzó tres armas que ellos podían optar. Una espada, un mazo y un arco y flecha. Todo era de madera bien cuidada, las puntas de las flechas terminaban en un suave plástico extraño que impedía que la perforación sea mortal. Era claro que se andaban con cuidado en las selecciones, no querían que ningún accidente ocurra.
Otto tomó una espada entre tantas que había y con un gruñido se lanzó contra el primer muñeco de paja, lanzando un corte vertical. La espada dañó el muñeco pero no lo suficiente como para impresionar a los dominus. Otto giró el cuello a sus compañeros y se encogió de hombros.
Dado de ataque de Otto
4
Bueno, primer lanzada de dados!
http://www.dadosvirtuales.com --->Deben entrar en ese sitio y lanzar un dado virtual. El número de dados es 1 y las caras de 10. Una vez que lancen (luego de describir su acción) por favor, adjunten el valor de la tirada.