Son solo algunas de las cuestiones que aquel fatídico día fueron llevadas a juicio. El día en que fue desatada la Purga.
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Algunas consideraciones
Oculto:
Aquí van algunas aclaraciones respecto a cómo voy a ir publicando mi historia, y miscelánea.
-Quien quiera puede dejar comentarios dentro de este tema, como se hace habitualmente en los demás temas del subforo de Arte Escrito.
-En este primer post publicaré el prefacio y los dos primeros capítulos, por ser muy cortos. La intención es publicar un nuevo capítulo cada semana hasta que, debido a la lentitud en la escritura, dentro de unos meses los capítulos publicados igualen a los escritos. A partir de ahí (si no cancelo la publicación antes), Dios dirá.
-Antes y/o después de cada publicación, si lo considero, incluiré un comentario sobre ella, o algún anuncio si se diera el caso (procuraré dar todos los anuncios también en el tema principal del subforo).
-Con cada entrega publicaré una versión del relato en PDF. Iré eliminando la versiones anteriores publicadas cada vez que realice una nueva entrega, de modo que solo será posible descargar la última versión (que contendrá todos los capítulos hasta el último publicado) o un archivo que solo se actualizará cada vez que una de la cuatro partes esté completa (así que contendrá hasta el final de la última parte del relato que se haya terminado de publicar).
-La historia se estructura en cuatro partes (en este momento está completa la primera parte y cuatro capítulos de la segunda), cada una subdividida en capítulos. Además, cada capítulo, en general, está subdividido en varias escenas. Escribiré cada una de las escenas dentro de una pestaña de spoiler, de modo que sea fácil acceder a una escena concreta usando las pestañas.
-Cada escena va encabezada con la localización y la hora. Colocaré enlaces a las localizaciones reales en Google Maps en algunos de estos encabezamientos.
-Con tal de reflejar en el texto al máximo la realidad social en que se sitúa, decidí al comenzar a escribirlo que, aunque toda la narración esté escrita en castellano, algunos personajes utilizarían la lengua catalana al comunicarse, cooficial en mi Comunidad Autónoma (esto se da a partir del capítulo 2). Aunque es fácil entender el catalán aunque se desconozca, he traducido estos fragmentos de texto (todos son diálogo) al castellano, dejando el texto original (en catalán) en color púrpura, y el traducido (en castellano), en granate, de modo que, si quieres leerlo en catalán, solo debes obviar el granate y leer el púrpura, y al revés si lo quieres leer en castellano. Avisadme si olvidara algún fragmento por traducir, por favor (aunque yo revisaré el texto cada vez que haga una publicación).
-Por supuesto, al no estar la novela terminada, todo lo que se publique aquí será provisional respecto al resultado final, y podrá estar sujeto (y, de seguro, lo estará) a cambios, en mayor o menor medida. Procuraré avisar si realizara algún cambio importante hasta un mínimo, editarlo, resubir el capítulo en cuestión, o lo que sea, pero en cualquier caso tened en cuenta que este texto es muy susceptible a cambios.
-Ni tengo derechos de autor sobre esta historia ni es mi intención, pero, por favor, aunque no sé si alguien podría tener algún interés en duplicar o apropiarse de parte de (o toda) ella, sed al menos considerados. No es gran cosa, pero es un trabajo duro y que realizo con ilusión. : ) Ni qué decir que, si sucediera algún incidente al respecto, suspendería la publicación de inmediato.
-Considero importante aclarar, que todas las localizaciones de la novela son reales, pero todos los personajes son ficticios, al igual que sus acciones y los sucesos que les acaecen; a pesar de que sería deshonesto si no admitiera que la personalidad de algunos de ellos está hasta cierto punto inspirada en la de personas reales de mi entorno. En cualquier caso, las diferencias son mayores que las similitudes, y no puede establecerse entre ellos una correspondencia.
-Quien quiera puede dejar comentarios dentro de este tema, como se hace habitualmente en los demás temas del subforo de Arte Escrito.
-En este primer post publicaré el prefacio y los dos primeros capítulos, por ser muy cortos. La intención es publicar un nuevo capítulo cada semana hasta que, debido a la lentitud en la escritura, dentro de unos meses los capítulos publicados igualen a los escritos. A partir de ahí (si no cancelo la publicación antes), Dios dirá.
-Antes y/o después de cada publicación, si lo considero, incluiré un comentario sobre ella, o algún anuncio si se diera el caso (procuraré dar todos los anuncios también en el tema principal del subforo).
-Con cada entrega publicaré una versión del relato en PDF. Iré eliminando la versiones anteriores publicadas cada vez que realice una nueva entrega, de modo que solo será posible descargar la última versión (que contendrá todos los capítulos hasta el último publicado) o un archivo que solo se actualizará cada vez que una de la cuatro partes esté completa (así que contendrá hasta el final de la última parte del relato que se haya terminado de publicar).
-La historia se estructura en cuatro partes (en este momento está completa la primera parte y cuatro capítulos de la segunda), cada una subdividida en capítulos. Además, cada capítulo, en general, está subdividido en varias escenas. Escribiré cada una de las escenas dentro de una pestaña de spoiler, de modo que sea fácil acceder a una escena concreta usando las pestañas.
-Cada escena va encabezada con la localización y la hora. Colocaré enlaces a las localizaciones reales en Google Maps en algunos de estos encabezamientos.
-Con tal de reflejar en el texto al máximo la realidad social en que se sitúa, decidí al comenzar a escribirlo que, aunque toda la narración esté escrita en castellano, algunos personajes utilizarían la lengua catalana al comunicarse, cooficial en mi Comunidad Autónoma (esto se da a partir del capítulo 2). Aunque es fácil entender el catalán aunque se desconozca, he traducido estos fragmentos de texto (todos son diálogo) al castellano, dejando el texto original (en catalán) en color púrpura, y el traducido (en castellano), en granate, de modo que, si quieres leerlo en catalán, solo debes obviar el granate y leer el púrpura, y al revés si lo quieres leer en castellano. Avisadme si olvidara algún fragmento por traducir, por favor (aunque yo revisaré el texto cada vez que haga una publicación).
-Por supuesto, al no estar la novela terminada, todo lo que se publique aquí será provisional respecto al resultado final, y podrá estar sujeto (y, de seguro, lo estará) a cambios, en mayor o menor medida. Procuraré avisar si realizara algún cambio importante hasta un mínimo, editarlo, resubir el capítulo en cuestión, o lo que sea, pero en cualquier caso tened en cuenta que este texto es muy susceptible a cambios.
-Ni tengo derechos de autor sobre esta historia ni es mi intención, pero, por favor, aunque no sé si alguien podría tener algún interés en duplicar o apropiarse de parte de (o toda) ella, sed al menos considerados. No es gran cosa, pero es un trabajo duro y que realizo con ilusión. : ) Ni qué decir que, si sucediera algún incidente al respecto, suspendería la publicación de inmediato.
-Considero importante aclarar, que todas las localizaciones de la novela son reales, pero todos los personajes son ficticios, al igual que sus acciones y los sucesos que les acaecen; a pesar de que sería deshonesto si no admitiera que la personalidad de algunos de ellos está hasta cierto punto inspirada en la de personas reales de mi entorno. En cualquier caso, las diferencias son mayores que las similitudes, y no puede establecerse entre ellos una correspondencia.
Oculto:
Oculto:
Prefacio
Primera parte
Capítulo 1: Maldito miércoles
Capítulo 2: El corredor de la muerte
Capítulo 3: Imperarán las sombras
Capítulo 4: Oscuridad
Capítulo 5: Un destino fatal
Capítulo 6: La caja de Pandora
Capítulo 7: Tribulación
Capítulo 8: Atrapados
Capítulo 9: Autopista al Infierno
Capítulo 10: Sche'óhl
Segunda parte
Capítulo 1: Diez almas
Capítulo 2: Ensueños
Los enlaces dirigen al post donde está publicado cada capítulo. Iré actualizando el índice a medida que realice las publicaciones periódicas.
Primera parte
Capítulo 1: Maldito miércoles
Capítulo 2: El corredor de la muerte
Capítulo 3: Imperarán las sombras
Capítulo 4: Oscuridad
Capítulo 5: Un destino fatal
Capítulo 6: La caja de Pandora
Capítulo 7: Tribulación
Capítulo 8: Atrapados
Capítulo 9: Autopista al Infierno
Capítulo 10: Sche'óhl
Segunda parte
Capítulo 1: Diez almas
Capítulo 2: Ensueños
Los enlaces dirigen al post donde está publicado cada capítulo. Iré actualizando el índice a medida que realice las publicaciones periódicas.
Comentario sobre la primera publicación
Oculto:
Empieza la primera parte. En esta primera de cuatro partes, pretendo reflejar el día a día del instituto, sobre todo en los primeros capítulos, presentar algunos personajes, y mostrar la serie de sucesos que desembocarán en el brote y el establecimiento de la cuarentena.
Sabed, por cierto, que el (breve) prefacio es la parte del texto que más he editado, escrito y reescrito, y modificado hasta la saciedad. Sigue lejos de convencerme, así que no tardaré en volver a cambiarlo.
Nada más que decir. Espero que lo disfrutéis. : )
Sabed, por cierto, que el (breve) prefacio es la parte del texto que más he editado, escrito y reescrito, y modificado hasta la saciedad. Sigue lejos de convencerme, así que no tardaré en volver a cambiarlo.
Nada más que decir. Espero que lo disfrutéis. : )
Yeray W. (Mataformigues)
Prefacio
Oculto:
Nada hacía presagiar los terribles eventos que iban a tener lugar aquel fatídico día.
Era un miércoles cualquiera de principios de octubre. Aquella mañana amaneció con lo que la gente suele llamar buen tiempo: un cielo soleado, acompañado de pocas si no ninguna nube, y también de una agradable temperatura ambiente. Elementos de una anómala tregua en medio de ese aún reciente otoño, que había empezado siendo más frío y tormentoso que lo habitual en orillas del Mediterráneo. Más allá del detalle climatológico, para los centenares de personas que, como cada mañana, hacían vida en aquel instituto mallorquín, la jornada se presentaba con la misma monotonía que cualquier otra.
Y es así, sin previo aviso, que la desgracia acaece; y nadie puede sin más estar preparado para que la vida se tuerza como aquel día lo hizo para todas esas almas inocentes. He aquí el modesto relato de cómo estas cosas pudieron llegar a suceder.
Era un miércoles cualquiera de principios de octubre. Aquella mañana amaneció con lo que la gente suele llamar buen tiempo: un cielo soleado, acompañado de pocas si no ninguna nube, y también de una agradable temperatura ambiente. Elementos de una anómala tregua en medio de ese aún reciente otoño, que había empezado siendo más frío y tormentoso que lo habitual en orillas del Mediterráneo. Más allá del detalle climatológico, para los centenares de personas que, como cada mañana, hacían vida en aquel instituto mallorquín, la jornada se presentaba con la misma monotonía que cualquier otra.
Y es así, sin previo aviso, que la desgracia acaece; y nadie puede sin más estar preparado para que la vida se tuerza como aquel día lo hizo para todas esas almas inocentes. He aquí el modesto relato de cómo estas cosas pudieron llegar a suceder.
Capítulo 1: Maldito miércoles
Oculto:
IES La Ribera; 7:59
Alicia entraba en el instituto, como cada día, sobre la misma hora, poco antes de sonar el timbre. Para acceder al centro, como todos los demás alumnos, se veía obligada a abrirse paso entre la chusma del instituto: algunos jóvenes, la mayoría una o dos veces repetidores, que cada mañana se apostaban a la entrada de las instalaciones, fumando y envenenando el aire con ese asqueroso humo, mientras murmuraban y dejaban oír sus risas cada vez que entraba alguien que, en su consideración, las mereciera.
Alicia siempre había sido para ellos un blanco fácil y sistemático, dada su escasa sociabilidad, sus gustos algo atípicos y una imaginación hiperdesarrollada, rasgos que en un ambiente como aquel suelen condenar a su propietario al trato de infantilidad, la eterna incomprensión y, en definitiva, el cruel rechazo. Con todo, ella se había habituado a esta situación hacía ya tiempo, y había aprendido a ignorar las burlas de sus compañeros. Coloquialmente, cualquiera diría que todo le entraba por una oreja y le salía por la otra. Así es que no le costó ni una mínima vacilación adentrarse un día más entre aquellos seres humeantes.
–¡Alicia! –gritó una chica del grupo, con un desagradable tono de burla.
La aludida no se inmutó. Tan solo siguió avanzando con paso firme, mientras empezaban a sobrevenirle las burlas habituales.
–¿Qué te pasa? ¿Es que no quieres ser nuestra amiga? –escupió otro.
–Déjala, ¿no ves que nunca ha tenido amigos? Seguro que no sabe ni de qué le hablas.
Risas.
Ya en el patio del instituto, Alicia continuaba su camino con total tranquilidad. Ni siquiera reparó en la pierna ajena que con mala intención se había interpuesto en su camino a la altura de sus tobillos. Volvió a la realidad con el doloroso golpe que se dio al aterrizar sobre sus manos, que quedaron raspadas por la fricción con el cemento. Se incorporó y llevó la vista a su agresor, con una expresión vacía en sus silenciosos ojos negros. Todo lo que alcanzó a ver fue una sonrisa llena de maldad, a la que siguió una nueva explosión de risas en derredor.
Mientras volvía a ponerse en pie, con la mirada fija en el suelo, y sin decir ni apenas pensar nada, sonó el timbre indicando que eran ya las ocho en punto, hora de dirigirse a las aulas.
En efecto, aquel día empezó como cualquier otro, y en todo el instituto se respiraba el ambiente habitual.
Al menos, eso era lo que parecía.
Alicia entraba en el instituto, como cada día, sobre la misma hora, poco antes de sonar el timbre. Para acceder al centro, como todos los demás alumnos, se veía obligada a abrirse paso entre la chusma del instituto: algunos jóvenes, la mayoría una o dos veces repetidores, que cada mañana se apostaban a la entrada de las instalaciones, fumando y envenenando el aire con ese asqueroso humo, mientras murmuraban y dejaban oír sus risas cada vez que entraba alguien que, en su consideración, las mereciera.
Alicia siempre había sido para ellos un blanco fácil y sistemático, dada su escasa sociabilidad, sus gustos algo atípicos y una imaginación hiperdesarrollada, rasgos que en un ambiente como aquel suelen condenar a su propietario al trato de infantilidad, la eterna incomprensión y, en definitiva, el cruel rechazo. Con todo, ella se había habituado a esta situación hacía ya tiempo, y había aprendido a ignorar las burlas de sus compañeros. Coloquialmente, cualquiera diría que todo le entraba por una oreja y le salía por la otra. Así es que no le costó ni una mínima vacilación adentrarse un día más entre aquellos seres humeantes.
–¡Alicia! –gritó una chica del grupo, con un desagradable tono de burla.
La aludida no se inmutó. Tan solo siguió avanzando con paso firme, mientras empezaban a sobrevenirle las burlas habituales.
–¿Qué te pasa? ¿Es que no quieres ser nuestra amiga? –escupió otro.
–Déjala, ¿no ves que nunca ha tenido amigos? Seguro que no sabe ni de qué le hablas.
Risas.
Ya en el patio del instituto, Alicia continuaba su camino con total tranquilidad. Ni siquiera reparó en la pierna ajena que con mala intención se había interpuesto en su camino a la altura de sus tobillos. Volvió a la realidad con el doloroso golpe que se dio al aterrizar sobre sus manos, que quedaron raspadas por la fricción con el cemento. Se incorporó y llevó la vista a su agresor, con una expresión vacía en sus silenciosos ojos negros. Todo lo que alcanzó a ver fue una sonrisa llena de maldad, a la que siguió una nueva explosión de risas en derredor.
Mientras volvía a ponerse en pie, con la mirada fija en el suelo, y sin decir ni apenas pensar nada, sonó el timbre indicando que eran ya las ocho en punto, hora de dirigirse a las aulas.
En efecto, aquel día empezó como cualquier otro, y en todo el instituto se respiraba el ambiente habitual.
Al menos, eso era lo que parecía.
Oculto:
Segundo piso, pasillo; 8:03
Isaac y Joan Ferrer, a quien muchos amigos llamaban por su apellido, entraron al segundo piso por la escalera exterior del lado norte. No era tarea fácil, ya que tanto esta como los pasillos se encontraban en ese momento atestados de gente que se dirigía a su aula… o, lejos de eso, simplemente a dar un paseo. No eran muchas las opciones: abrirse paso entre la multitud de cualquier manera, o dejarse ser pisoteado. Este era el panorama de todas las mañanas: durante el tiempo que tardaban los alumnos y profesores en llegar a sus aulas, en ocasiones demasiado, la autoridad y el orden desaparecían de los pasillos de aquel instituto.
Como pudieron, tras incidentes tan inverosímiles como el tener que esquivar un balonazo, alcanzaron el punto crítico del trayecto. Ambos se vieron obligados a detenerse cuando el pasillo se estrechaba hasta menos de la mitad, a causa de una escalera que ocupaba buena parte de él, quedando de una anchura de no más de dos metros. Era esta particularidad lo que convertía ese tramo en un punto estratégico para el incordio organizado.
–¡Ya están otra vez! –se quejó Ferrer, con su suave tono de voz.
–¿Otra vez qué? –le replicó su compañero.
–Los de Sant Jordi, haciendo ‘el pasillito de la muerte’.
Ambos observaron cómo personas inocentes se adentraban en 'el pasillito', formado por dos hileras de personas en sendas paredes del corredor, y acababa apaleada por los suelos o, en el mejor de los casos, tan solo llevándose alguna colleja, cosa que a Isaac se le antojó como una idea interesante.
–¡A saco!
Antes de que Ferrer pudiera percatarse, Isaac estaba corriendo entre la multitud que formaba el pasillo, recibiendo y devolviendo empujones y patadas. Esfuerzo inútil. El chico fue rápidamente rechazado por aquella masa humana, no sin su abrigo algo más ancho por los tirones recibidos. Ferrer, en cambio, era conocido por su buena conducta, y ser lo que sus compañeros llamaban ‘un trozo de pan’. No intentaría atravesar el pasillo de esa manera salvaje. Isaac lo sabía, así que, estando de vuelta con su compañero, decidió esperar hasta encontrar el momento más oportuno para cruzar con él.
En el instante de pensar esto, hizo aparición un profesor disponiéndose a pasar por la zona. Por supuesto, los participantes del peculiar juego le abrieron paso inmediatamente, una oportunidad que supieron aprovechar bien Isaac y Ferrer. Sin librarse de algún empujón, por fin consiguieron llegar al otro lado sanos y salvos.
Una vez atravesado el corredor, en una zona del pasillo más relajada que todas las anteriores, finalmente se encontraron ante la puerta aún cerrada de su aula. Junto a ella, el letrero donde deberían constar el curso y la letra distintiva del grupo que se reunía en esa aula, rezaba «xD» (una grafía conocida por ambos que trata de representar una cara riendo). La letra x se había incorporado al cartel recientemente, posiblemente con cinta aislante negra. La idea que habían tenido días atrás Isaac, Ángel y David finalmente se había llevado a cabo. Allí estaban estos dos últimos riendo mientras admiraban el cartel, donde se había dado buen uso al espacio dejado por el número tres, misteriosamente desaparecido desde principios de curso.
–¡Buah, tío, qué profesional! –encomió Isaac a sus dos compañeros–. Aunque habrá que perfilar la letra, ha quedado un poco irregular.
–Ya –contestó Ángel–. Pero bueno, ahora sin duda vamos a ser la envidia de las otras clases.
–¡Ya ves! –acordó sonriente David, persona de pocas palabras, sin aportar mucho más.
En ese momento, el mismo profesor del pasillo se dirigió a la puerta del aula haciendo con sus llaves ademán de abrirla. Sin embargo, al llegar, en lugar de eso permaneció unos instantes mirando el letrero, tras los cuales dijo:
–Sí, vais a ser la envidia de todo el instituto.
Los implicados sabían que no debían temer un castigo. Marco Zapata lucía un humor sarcástico, y sin ser muy simpático, sí se llevaba en general bastante bien con los alumnos, y parecía incluso comprender sus boberías juveniles. Así es que no hizo más que abrir la puerta, dar media vuelta y seguir su camino sin añadir nada.
Con el acceso ahora abierto, los alumnos de 3º D fueron entrando en el aula.
Isaac y Joan Ferrer, a quien muchos amigos llamaban por su apellido, entraron al segundo piso por la escalera exterior del lado norte. No era tarea fácil, ya que tanto esta como los pasillos se encontraban en ese momento atestados de gente que se dirigía a su aula… o, lejos de eso, simplemente a dar un paseo. No eran muchas las opciones: abrirse paso entre la multitud de cualquier manera, o dejarse ser pisoteado. Este era el panorama de todas las mañanas: durante el tiempo que tardaban los alumnos y profesores en llegar a sus aulas, en ocasiones demasiado, la autoridad y el orden desaparecían de los pasillos de aquel instituto.
Como pudieron, tras incidentes tan inverosímiles como el tener que esquivar un balonazo, alcanzaron el punto crítico del trayecto. Ambos se vieron obligados a detenerse cuando el pasillo se estrechaba hasta menos de la mitad, a causa de una escalera que ocupaba buena parte de él, quedando de una anchura de no más de dos metros. Era esta particularidad lo que convertía ese tramo en un punto estratégico para el incordio organizado.
–¡Ya están otra vez! –se quejó Ferrer, con su suave tono de voz.
–¿Otra vez qué? –le replicó su compañero.
–Los de Sant Jordi, haciendo ‘el pasillito de la muerte’.
Ambos observaron cómo personas inocentes se adentraban en 'el pasillito', formado por dos hileras de personas en sendas paredes del corredor, y acababa apaleada por los suelos o, en el mejor de los casos, tan solo llevándose alguna colleja, cosa que a Isaac se le antojó como una idea interesante.
–¡A saco!
Antes de que Ferrer pudiera percatarse, Isaac estaba corriendo entre la multitud que formaba el pasillo, recibiendo y devolviendo empujones y patadas. Esfuerzo inútil. El chico fue rápidamente rechazado por aquella masa humana, no sin su abrigo algo más ancho por los tirones recibidos. Ferrer, en cambio, era conocido por su buena conducta, y ser lo que sus compañeros llamaban ‘un trozo de pan’. No intentaría atravesar el pasillo de esa manera salvaje. Isaac lo sabía, así que, estando de vuelta con su compañero, decidió esperar hasta encontrar el momento más oportuno para cruzar con él.
En el instante de pensar esto, hizo aparición un profesor disponiéndose a pasar por la zona. Por supuesto, los participantes del peculiar juego le abrieron paso inmediatamente, una oportunidad que supieron aprovechar bien Isaac y Ferrer. Sin librarse de algún empujón, por fin consiguieron llegar al otro lado sanos y salvos.
Una vez atravesado el corredor, en una zona del pasillo más relajada que todas las anteriores, finalmente se encontraron ante la puerta aún cerrada de su aula. Junto a ella, el letrero donde deberían constar el curso y la letra distintiva del grupo que se reunía en esa aula, rezaba «xD» (una grafía conocida por ambos que trata de representar una cara riendo). La letra x se había incorporado al cartel recientemente, posiblemente con cinta aislante negra. La idea que habían tenido días atrás Isaac, Ángel y David finalmente se había llevado a cabo. Allí estaban estos dos últimos riendo mientras admiraban el cartel, donde se había dado buen uso al espacio dejado por el número tres, misteriosamente desaparecido desde principios de curso.
–¡Buah, tío, qué profesional! –encomió Isaac a sus dos compañeros–. Aunque habrá que perfilar la letra, ha quedado un poco irregular.
–Ya –contestó Ángel–. Pero bueno, ahora sin duda vamos a ser la envidia de las otras clases.
–¡Ya ves! –acordó sonriente David, persona de pocas palabras, sin aportar mucho más.
En ese momento, el mismo profesor del pasillo se dirigió a la puerta del aula haciendo con sus llaves ademán de abrirla. Sin embargo, al llegar, en lugar de eso permaneció unos instantes mirando el letrero, tras los cuales dijo:
–Sí, vais a ser la envidia de todo el instituto.
Los implicados sabían que no debían temer un castigo. Marco Zapata lucía un humor sarcástico, y sin ser muy simpático, sí se llevaba en general bastante bien con los alumnos, y parecía incluso comprender sus boberías juveniles. Así es que no hizo más que abrir la puerta, dar media vuelta y seguir su camino sin añadir nada.
Con el acceso ahora abierto, los alumnos de 3º D fueron entrando en el aula.
Oculto:
Aparcamiento; 8:05
Un monovolumen negro con las lunas tintadas entró en el parking del centro. Una vez aparcado, bajaron de él dos hombres trajeados y con gafas de sol oscuras. Uno de ellos portaba un maletín también negro, de poliéster. Del segundo era notable su considerable altura, y su evidente complexión fuerte.
Tras tocar el timbre del portero automático, la puerta que conectaba el parking con el patio del instituto se abrió, dando acceso a ambos a este, ya prácticamente desalojado.
Un monovolumen negro con las lunas tintadas entró en el parking del centro. Una vez aparcado, bajaron de él dos hombres trajeados y con gafas de sol oscuras. Uno de ellos portaba un maletín también negro, de poliéster. Del segundo era notable su considerable altura, y su evidente complexión fuerte.
Tras tocar el timbre del portero automático, la puerta que conectaba el parking con el patio del instituto se abrió, dando acceso a ambos a este, ya prácticamente desalojado.
Oculto:
Planta baja del bloque 1, dirección; 8:06
El despacho del director era una sala pequeña y tenebrosa, austeramente amueblada. Su persiana se encontraba cerrada, y la luz tenue de una lámpara de escritorio apenas la iluminaba lo suficiente como para poder leer un periódico.
Alguien golpeó de pronto la puerta desde el pasillo.
–Senyor director? –dijo una voz femenina.
–¿Señor director? –dijo una voz femenina.
La puerta se abrió con un chirrido.
–Ja hi són aquí.
–Ya están aquí.
El despacho del director era una sala pequeña y tenebrosa, austeramente amueblada. Su persiana se encontraba cerrada, y la luz tenue de una lámpara de escritorio apenas la iluminaba lo suficiente como para poder leer un periódico.
Alguien golpeó de pronto la puerta desde el pasillo.
–Senyor director? –dijo una voz femenina.
–¿Señor director? –dijo una voz femenina.
La puerta se abrió con un chirrido.
–Ja hi són aquí.
–Ya están aquí.
En la próxima entrega de Aquella fatídica mañana...
Oculto:
Capítulo 3: La rutina en el IES La Ribera se ve de pronto alterada cuando un inesperado protagonista irrumpe en escena, sumiendo la ciudad en las sombras.
¡No os perdáis la segunda entrega la semana que viene!
¡No os perdáis la segunda entrega la semana que viene!