The Game (El Juego)

[Rain Ocampo]

Y así como quien cambia el CD de la consola dice "estoy cansado (...) ahora voy a matarlos"

[Lykos]

Por fin... y despues de un parón...

Capítulo 7

Vani estaba arrodillada en una esquina. Temblaba y lloraba angustiosamente.

- ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?... – lograba gemir de vez en cuando.

- Hay que salir de aquí. Tenemos que darnos prisa. No se que quiere exactamente ese cabrón, pero por lo pronto yo no me voy a quedar de brazos cruzados.

- ¿Y qué coño hacemos ahora, Beltrán? No tenemos tiempo para registrarlo todo en busca de un puto antídoto…

- Pues no nos queda otra. Debemos buscar, si hace falta tiraremos todas las putas paredes de esta maldita casa. – Dijo Beltrán, apretando los puños con rabia.

- No es eso lo que precisamente quiere el “jefe”. Busquemos a ese bastardo de Vincent, él dice que lo conoce, ¿no? Mejor saber a qué nos enfrentamos antes de dar pasos en falso.

- Está bien, busquemos a ese cobarde.

Ambos salieron por la puerta en busca de Vincent. Estaban decididos a dar con el antídoto que les salvaría la vida. O eso, o la muerte. En cualquier caso, de eso trataba el juego, ¿no?

- Esperad… - una débil voz procedente de la llorosa Vani les paró en seco.-Voy con vosotros. Yo también quiero salir de aquí.

- Date prisa y ten cuidado al salir. El péndulo ese afilado aún sigue en espera de partirnos en dos.

Vani se levantó con algo de dificultad. Se secó las lágrimas en la camiseta, respiró profundo y fue con ellos. No quería quedarse sola, ni morir sola. Había saboreado la muerte un montón de veces y sabía que no era agradable y… No estaba dispuesta a saborearla una vez más.
Los tres caminaron en silencio por el mismo pasillo que antes. Pensaron en bajar por el boquete que había abierto Nieb, pero prefirieron seguir adelante. Tanteando las paredes encontraron un interruptor que accionaron inmediatamente. Aunque, tal vez no debieron haberlo hecho…

- Bien, genial… Otro puto cacharro raro… ¿Y ahora que quieres qué hagamos maldito bastardo? – justo cuando Beltrán pronunció esas palabras dejándose llevar por su rabia, la voz, que tantas veces habían escuchado ya, volvió a hablar.

- Hola Beltrán. He estado observando tu comportamiento. Sinceramente, siempre has sido un marginado sádico que fue impulsado por las burlas de sus compañeros a matar. ¿Cierto? – a Beltrán le brillaban los ojos de rabia. Estaba muy furioso. Estaba perdiendo en su propio juego, y eso no le gustaba nada. - Te habías imaginado muchas veces con tus manos en torno al cuello de aquel pobre desgraciado, pero aquella noche hiciste mucho más. ¿Lo recuerdas, Beltrán? Pues bien, ahora quiero que pagues el precio de tus actos. Es tu turno de jugar al propio juego al que sometías a tus víctimas. Deberás sentarte y atarte en esa silla y rezar para que tus dos “amiguitos” encuentren a tiempo la llave, si no, os lloverán agujas del cielo, literalmente. Espero que aún no les hayas dicho a tus amigos que fuiste tú quien mató a sangre fría a alguien muy importante en la vida de alguno de los dos. Suerte Beltrán.

- ¡Bastardo hijo de puta! ¡¿Cómo coño sabes eso?! – Beltrán no cabía en sí de la rabia. - ¡Te mataré! ¡¿Me oyes?! ¡Te mataré y luego triturare tu cuerpo para alimentar a los cerdos!

Vani e Ill le observaban con cautela. Tanto uno como otro habían sufrido una gran pérdida en su vida. ¿Era él quién realmente los había matado en vida? Muchas preguntas se agolpaban en sus mentes. Y ninguna respuesta. Ill observó la máquina detenidamente mientras Beltrán golpeaba las paredes de rabia.

- Beltrán – dijo Vani tímidamente.

- ¡¿Qué?!

- Tranquilízate.

- ¿Cómo coño quieres que me tranquilice? ¿Cómo? – Beltrán agarraba a Vani de los hombros y esta hacía una mueca de dolor.

- Beltrán son las palabras más sabias que vas a oír esta noche. Mejor será que hagas caso. Y suéltala. Ella no tiene la culpa de tu desgracia.– Dijo Ill con serenidad.

Beltrán la soltó y murmuró una disculpa rindiéndose al peso de las palabras de Ill. El silencio se hizo unos momentos en la sala. Vani se acercó temblorosa a Ill y le susurró un “Gracias” apenas perceptible. Ill asintió sin dejar de mirar al rendido Beltrán.

- Estoy convencido de fue por tu culpa. Estoy podidamente convencido. Sabía que había visto tu rostro antes pero no recordaba de qué. Ahora sé la respuesta.

Un frío aterrador se hizo en la sala.

- Ahora mismo podría matarte aquí mismo Beltrán. Aunque seas un asesino, yo también he tenido mi época y conozco todos los puntos débiles del ser humano. Y muchas formas de matar. – se miraron fijamente a los ojos. – Tanto tú, como yo, como Vani deseamos salir de aquí. Siéntate en es puta silla y déjanos buscar la maldita llave. Me da igual lo que hicieras o dejaras de hacer. No voy a vengarme. No ahora.

Beltrán se dirigió hacia la silla mientras farfullaba unas palabras de odio. Sus pasos eran firmes. Antes de sentarse, respiró profundo y los miró de nuevo y dijo:

- Confío en vosotros.

En cuanto cayó en la silla, sus manos, sus pies y su cuello quedaron inmovilizados por unos aceros que se enroscaron en torno a los mismos, y la puerta por la que entraron, se cerró de golpe tras Vani. Un contador encima de la cabeza de Beltrán, marcaba el tiempo que tenían para encontrar la llave: 10 minutos

Vani e Ill enseguida se pusieron a buscar por toda la habitación. Nueve, ocho, siete… el tiempo corría y no encontraban nada. De repente, Ill vió una losa suelta en el suelo de madera. La arrancó del suelo y empezó a escarbar en la tierra. ¿Tierra? Desde luego aquello no encajaba, pero no había tiempo para preguntas. Encontró un sobre y sacó la llave. Se la tiró a Vani quien se dispuso a liberar a Beltrán pero… no había candado ni cerradura. ¿Qué podía hacer entonces? Buscó todo lo rápidamente que pudo hasta que encontró una cerradura detrás, entre alambres de espinos.

- ¡Mierda! – gritó.

Pero no había apenas tiempo para maldecir. Sin pensárselo, metió la mano entre gritos y giró la cerradura. Los grilletes no se abrieron. Beltrán, Ill y Vani se temían lo peor.

El temporizador marcó cero.

Beltrán respiraba con fuerza, cerró los ojos y se preparó para lo peor. Su corazón palpitaba con fuerza en su pecho. Iba a morir. Siempre supo que moriría así…de la forma más extraña posible. Se despidió con unas últimas palabras vomitadas más que dichas. Vani e Ill esperaban expectantes desde sus sitios. Vani había sacado ya la mano de entre los espinos y se arrodillaba en el suelo cubriéndose las heridas. Ill, se había arrodillado junto a ella.

Ambos contenían la respiración mientras observaban el 00:00 del temporizador. El aire era denso y la atmósfera irrespirable. Un sudor frío les recorría el cuerpo. De repente se oyó un clic proveniente de algún sitio y…

Empezaron a caer finas agujas de metal justo al lado de Beltrán, rodeando su figura. Éste observaba atónito lo que sucedía. La lluvia de metal formaba una cortina plateada alrededor de él. Al minuto, la lluvia cesó. Los tres se miraron sin saber qué decir...

[Ill]

¡Macho, ya era hora, que ya casi se me había olvidado la historia!

¿Cómo sigue?

[BioMetal]

bueno... te tardaste bastante pero valió la pena ^^

éste kapítulo estubo bastante interesante jeje....

me gustaría saber komo seguirá..................

[Lykos]

Capítulo 8

Ill, Vani y Beltrán se miraron con la respiración contenida. Vani y Beltran estaban aterrorizados, no eran capaces de articular palabra… De repente, Ill se levantó.

-Vámonos de aquí.

Vani y Beltrán lo miraron. Ill salía por la puerta cuando Vani se levantó con dificultad y le siguió. Pero Beltrán seguía en estado de shock. ¿Qué coño había sido eso? ¿De verdad iba a matarlo? ¿Por qué no lo había hecho ya si era lo que quería?

Ill y Vani caminaban por el pasillo con paso rápido sin decir nada. Sin mirarse siquiera. Ninguno de los dos se percató de que Beltrán no los seguía. Él estaba demasiado absorto en sus pensamientos y ella… ella simplemente se dejaba llevar en un juego del que sabía que no sobreviviría.

En la habitación, Beltrán seguía sentado sobre la húmeda silla rodeado de un millón de finas agujas clavadas en torno a él. Observaba absorto la alfombra plateada que le rodeaba cuando una puerta, colocada en alguna parte de la habitación que Beltrán ni se molestó en mirar, se abrió.

-Hola, Beltrán. -Era Lykos, en persona. Felicitándolo por su docilidad, por haberse dejado llevar en su juego de muerte. El aludido ni siquiera se molestó en mirarle. Supo que era él incluso antes de que hablara.– Lo has hecho muy bien.

-¿Qué mierda quieres ahora? –susurró con furia sin levantar la vista del suelo.

-Sólo quería proponerte un trato...

-… - el silencio respondió por Beltrán.

-Supongo que sería demasiado fácil para ti matarlos a todos.

-Yo no trabajo gratis.

-Excepto con aquel… ¿Cómo se llamaba? ¡Ah, si! Con tu amigo Carlos...

-¡No pronuncies su nombre! ¡Tú no sabes nada!

-Cierto Beltrán, cierto. La vida es dura, ¿verdad? Descubrir que eres diferente es duro. Saberlo es duro. Serlo, es lo peor que te puede pasar. Tú solo querías que te aceptarán entre ellos. Pero tus ideas no encajaban. ¿Cómo iba a estar bien pagar a la gente con su misma moneda? ¿Cómo iba a estar bien creer que la sociedad va mal? ¿Cómo iba a estar bien pensar de otra forma? ¿Cómo iba a estar bien defender lo que crees? ¿Cómo iba a estar bien ir a contracorriente? Ese hijo de puta se encargó de arruinarte la vida. Amigos, compañeros, profesores e incluso algunos de tu propia familia te despreciaban por tu forma de pensar. Por ser tu mismo y no un esbirro de sus ideas. ¿Recuerdas la soledad, Beltrán? ¿Recuerdas la humillación, Beltrán? ¿Recuerdas todo lo que aguantaste, Beltrán? ¿Lo recuerdas, Beltrán?

-Lo recuerdo… - miraba al suelo apretando las manos con fuerza. – Pero esto no tiene nada que ver contigo ni con tu estúpido juego. ¿Qué coño quieres? ¿Qué pretendes? – por primera vez Beltrán alzó la vista hacia Lykos dejando grabada en su memoria su máscara de lobo y su traje oscuro que se confundía con la habitación.- ¿Qué mierda quieres ahora? Mátame de una maldita vez y lárgate.

-Mátalos a todos.

-¿Y por qué debería hacer yo eso?

-Porque quieres salir de aquí.

Beltrán se quedó pensativo. Respiraba profundo mientras lo observaba con discreción.

-Sabes que llevo razón. Te daré el antídoto si los matas. Para ti sería fácil. Eres físicamente el más fuerte, tienes mucha experiencia en este campo. Tienes el antídoto delante de ti. – Dijo mientras le mostraba una jeringuilla con un líquido rojizo dentro.- Y puedes tenerlo si lo deseas. Es tu decisión, Beltrán. Además… Si los matas tendrás vía libre a todos los antídotos de la casa, ¿no?

-Desátame.

-Ten paciencia. La paciencia es una de las mejores virtudes que se puede tener, Beltrán. Pero recuerda, todo acto tiene sus consecuencias. Y, a veces, el camino fácil no es el mejor.

-No hay tiempo para elegir.

-Como desees, es tu elección, no la mía.

La puerta se cerró dejando tras de sí un rastro de polvo. Lykos había desaparecido. Las cadenas de Beltrán se abrieron. Aún tenía una pregunta en mente, pero había preferido guardarla para si. En cuanto se hubo cerrado la puerta, las cadenas que ataban a Beltrán se abrieron y le hicieron libre. Con cuidado se levantó y saltó sobre la alfombra plateada. Dio una vuelta a la habitación palpando las paredes y encontró lo que buscaba. Pateó una de ellas, que sonaba a hueco, y sacó un hacha.

-Empieza el juego…



Rain buscaba ansiosamente con la mirada algo que les pudiera ayudar. Nieb y Rogan pisaban con cuidado el desgastado parqué de la habitación. El olor les pegaba fuerte en la cara pero algo tenían que hacer. Empezaron a buscar los tres una cinta o algo que les llevara a conseguir una pista pero, en vez de eso, encontraron una escalera.

-¿Hacia dónde llevará esto?

-No lo sé pero yo me largo de aquí – dio Rain interponiéndose entre los dos chicos.

Ella subió primero con algo de dificultad. Nieb y Rogan le siguieron. Llegaron a un pasillo extenso con muchas puertas alrededor.

-¿Qué hacemos ahora? – preguntó Rain con un timbre de miedo en la voz…

---

Korvy estaba sentado en su amplio sillón de cuero. Miraba absorto los papeles de su escritorio. Todos revueltos, mezclados. Eran recortes de periódicos, informes, notas en hojas de libreta... Tras la visión de aquel hombre descuartizado, se había pasado días enteros allí sentado pensando en aquel misterioso caso, en aquel enfermizo juego que no hacía más que cobrarse vidas de unos y otros…

-¡Korvy!

-¿Eh? ¿Qué pasa?

-Joder, llevo llamándote un rato y sigues ahí absorto en tus pensamientos.

-Si, ya bueno…

-Este caso te tiene totalmente adsorbido. Deberías dejarlo. Esto no es bueno para ti …

-No puedo, Tom. No puedo. Estoy cerca, lo sé… Estoy muy cerca …

-Cerca o no te vas a volver loco. Tómate un descanso al menos. Da pena mirarte.

El inspector Korvy miró su reflejo en una ventana. Era cierto. Estaba hecho un desastre. La barba de varios días, el pelo sucio y desaliñado, la ropa arrugada y colocada de cualquier manera sobre su cansado cuerpo… Necesitaba salir de allí. Pero no podía. Sabía que no podía. Estaba tan cerca… tan jodidamente cerca…[/b]

[Lykos]

Capitulo 9


Ill y Vani caminaban por un pasillo largo que les había llevado a la habitación. Se dejaron llevar por sus pasos largo rato cuando se percataron de que no tenían ni idea de donde estaban.

-¿Qué parte de la casa es esta?

-No hemos pasado por aquí antes…

-¡Mierda! ¡Joder!

-¿Y dónde está Beltrán?

La voz de Vani retumbó por todo el pasillo. ¿Dónde está Beltrán? Ill sospechaba algo aunque no dijo nada. Además, estaba demasiado ocupado como para pensar en eso ahora. En verdad, lo que Beltrán estuviera haciendo o no le traía sin cuidado.

-¡Eh! ¿Quién está ahí?

Ambos se miraron.

-¿De quién es esa voz? ¿Será de algunos de los de antes?

-No lo sé. En verdad no se si deberíamos contestar.

-¿Y qué perdemos haciéndolo? Estamos aquí solos, no sobreviviremos.

Ill calló. Sabía que llevaba razón. Necesitaba a los otros por mucho que no le gustara. Pero, ¿sería buena idea responderles y hacerse notar? Tras minutos de duda por parte de Ill, Vani pegó una voz.

-¡Estamos aquí!

Rápidamente Ill le tapó la boca. Vani le miró atónita y le mordió la mano.

-¡Argh! ¿Qué coño haces?

Antes de que pudiera contestar, unos pasos acelerados llegaron desde la otra punta del pasillo. Esperaron pacientemente la llegada de alguien que, según creían, ya habían visto antes.

-¿Veis? Os lo dije. ¡Son los de la habitación! – gritó Rain casi sin aliento.

-¡Esperad ahí! ¡Ya vamos!

Vani e Ill se miraron. Él se sentó en el suelo apoyado contra la pared. Ella se quedó de pie, frotándose los brazos con las manos, deseando tomar una de sus putas pastillas…

---

-¡¿Korvy?!

-¿Mmm? ¿Qué pasa? – respondió Korvy sin inmutarse lo más mínimo.

-¿Pero tú no estabas de vacaciones? ¿Qué carajo haces aquí?

-Mi trabajo. Yo no he dicho nunca que esté de vacaciones. Tenemos un caso que resolver. Y sabes a lo que me refiero, así que vamos. No tenemos tiempo que perder.

El inspector Korvy miró fijamente al oficial Cretson. Sabía de sobra lo que estaba pensando, pero no era momento de discutir eso. Cuando el oficial bajó la mirada, Korvy entró en su despacho mientras decía:

-Quiero los últimos informes sobre el caso. Quiero saber todo sobre la víctima: edad, DNI, grupo sanguíneo, quiénes eran sus padres, si sabía montar en bici, con quién se peleó en la adolescencia, si se masturbaba o no pensando en la Paris Hilton esa de los cojones. ¡Todo! Lo quiero todo.

-Em… todo lo que hemos podido averiguar está en su despacho. Pero…

-¿Pero?

-Hay otra víctima…que parece estar relacionada con el anterior asesinato. Murió de forma macabra…

-Entonces es el mismo asesino...

-Eso parece.

Crestson no entendía al inspector. Siempre habían trabajado juntos y… aquello era inédito. No era el inspector de siempre… Bueno, si. Era tan perseverante en su trabajo como de costumbre, pero a Korvy este caso le había cambiado. No personalmente, en su forma de ser, pero si en su forma de trabajar. El caso le había absorbido. Y… Korvy era un cabezón, un maldito cabezón. No pararía hasta que se cerrase. Solo que esta vez, siempre sería un caso abierto…

---

Vani, Ill, Rain, Nieb y Rogan se miraron unos a otros. Todos estaban heridos, cansados y aterrados. Pero tenían que seguir.

-¿Dónde vamos ahora? –preguntó Rain.

-Empecemos a abrir puertas. – contestó James.

-¿Estás loco? ¡Podría matarnos!

-¿Crees que no lo se? ¿Acaso se te ocurre algo mejor?

Mientras discutían, Vani se alejó del grupo. Estaba jodida. Necesitaba una dosis de crack, de coca o de cualquier mierda que pudiera encontrar en esa casa. Estaba sudorosa, mareada, tenía ansias… el mono. El maldito mono. Se apoyó en una puerta con las manos sobre la cara. Y se abrió. La sala se iluminó y pudo ver una urna de cristal con pastillas. Se acercó corriendo y la puerta se cerró.

-Hola, Vani.

-¿Dónde estas...?

-En ninguna parte y en todas. ¿No te suena eso de “el ojo que todo lo ve”?

- Si…- dijo con voz temblorosa retrocediendo poco a poco.

-No intentes abrir la puerta. Si lo haces probablemente acabéis todos muy mal. ¿Estás deseando tomarte esas pastillas verdad?

-¿Tú cómo sabes eso?

-Llevas mucho tiempo sin tu dosis… El dinero no te alcanzaba para algo bueno y tuviste que comprar aquella mierda que casi te mata. Pero
eso no es nuevo para ti. Ya otras veces has intentado suicidarte, ¿verdad? Pensabas que tu vida no podía ser peor y que todo lo malo te había tocado a ti…

-¿Acaso no es verdad? ¿Por qué mierda estoy aquí? – gritó Vani.

-Sabías de primera mano que aquello sucedería… No podía conducir siempre borracho y seguir peleándose en todos los bares de la ciudad.
Sabías que tarde o temprano se cobrarían su venganza, ¿verdad?

-¡¿Cómo sabes eso?!

-Siempre te culpaste de la muerte de tu hermano y por eso intentaste suicidarte varias veces. Por eso destrozaste tu vida, tu perfecta vida. Por no superar la muerte de tu hermano.

-¡Calla!

-Vani, estás aquí para corregir tu vida. Ahí tienes tus pastillas. Sabes que si no la tienes, pronto morirás. Te matarán cuando enloquezcas de
dolor. Si las coges, seguirás viviendo como una enferma y volverás a intentar suicidarte y posiblemente morirás. Si las dejas y te vas, podrás rehacer tu vida, sin drogas, sin pastillas y sin más suicidios. Puedes volver a ser feliz, Vani.

-Yo nunca seré feliz…

-La decisión la debes tomar tú Vani. Es tu vida, no la mía. Yo solo pretendo ayudarte a corregirla… Tu decides Vani, vivir o morir...

La voz se fue. Vani se quedó mirando la urna. Tenía que tener las pastillas fuera como fuese. Aquello se volvía insoportable… Sin pensárselo, metió la mano en la urna. Agarró con fuerza el bote con pastillas, pero, de repente, unas cuchillas muy afiladas se cernieron en torno a su cuello. ¿De dónde habían salido? Vani dejó de respirar. Intentó sacar la mano de la urna, pero era imposible. Si se movía se cortaría. Pero no podía quedarse así. Entocnes escuchó las voces de fuera.

-¡Vani! ¡Vani! ¿Dónde cojones estás?

-¡Aquí dent…!

Las cuchillas se cerraron un poco. Vani podía sentir el frío metal en su cuello. Respiro profundamente en un intento de no empezar a llorar. Las piernas le temblaban y sabía que no duraría mucho así. Solo podía hacer una cosa….

-¡Aaaaargh!

Vani intentó sacar el brazo con las pastillas en la mano pero no pudo. Otras cuchillas situadas en el final de la urna le cortaban la mano. Pero no iba a dejar las pastillas allí. No se iría sin las pastillas. No sin ellas….

Una serie de gritos de dolor empezaron a escucharse en el pasillo. Los chicos se miraron aterrados. Empezaron a golpear la puerta de la que provenían los chillidos llamando a Vani. Intentaron echarla abajo pero parecía imposible hasta que alguien trajo una palanca sacada de algún lugar y pudieron abrir la puerta a la fuerza. Los gritos habían cesado.

Dentro, estaba Vani con la mano completamente destrozada y, en ella, un bote de pastillas sin abrir. La sangre que manaba de su cuello le mojaba la ropa. La miraron estupefactos. Ella levantó la cabeza por última vez y, con una sonrisa que le daba un aspecto totalmente tétrico, dijo:

-No sin mis pastillas…

Y las cuchillas se cerraron. La cabeza de Vani rodó hasta los pies de Rogan. [/b]


“- Te lo advertí, Vani. Podría haber sido diferente si hubieras cogido la otra opción. Podrías haber sido feliz...”

---

Oculto:

De nuevo, otro capitulo, espero que comenteis leñe, que el anterior pasó sin pena ni gloria y eso me da que pensar... xDDD

[Ill]

Si las cuchillas hubiesen salido de un mecanismo y no de la nada habría quedado muchísimo mejor y no tan fantasioso.

[Lykos]

Ten en cuenta que la habitación está oscura, y solo hay una luz iluminando la urna...

[Lykos]

Eh... ¿A nadie le gusta? Es decir, no solo lo subo para oir alagos, si no tambien para aceptar criticas CONSTRUCTIVAS (que tampoco es venir aqui diciendo "es una mierda"). Si a la mayoría no le gusta me lo dice y mando cerrar esto, no pasa nada...

Es que parece que el unico que lo lee es Ill xD (que te lo agradezco por cierto)

En fin... Un saludo a todos.

[Lykos]

Capítulo 10

Rogan dio un respingo a medida que la cabeza de Vani se acercaba.

- ¡Joder, Vani! ¡Me cago en las putas pastillas! – gritó Ill.

El chaval agarró el bote de pastillas ensangrentado y lo estrelló contra el suelo, pisoteando y reduciendo a polvo las pildoritas.

- ¡Y dónde coño está Beltrán!

El chico estaba fuera de sí, no respondía. Rain, Rogan y Nïeb observaban la escena perplejos y asustados. En sus rostros se leía el miedo, miedo que también se respiraba en el ambiente.

Cuando consiguió calmarse, se giró a los demás.

- Vámonos de aquí…

- No puedo… estoy cansada…

- Sí, yo también… -dijo Rogan.

Lo cierto es que todos tenían un aspecto bastante cansado. Pero Rain parecía la que peor estaba, además de los efectos del veneno, la herida del hombro la afectaba más, por la pérdida de sangre. Nïeb, también estaba pálido y se agarraba la mano envuelta en la camisa, ya empapada.

- Me voy. –dijo este último- Voy a intentar buscar las vacunas, pero no prometo nada. Soy un lastre para vosotros en este estado, así que es lo mejor.

Todos permanecieron callados. Nïeb salió por la puerta y se perdió.

- Nosotros tomaremos el otro pasillo. – dijo Ill, con voz autoritaria.

Continuaron caminando hasta llegar a un pasillo sin salida, que terminaba en una puerta entreabierta. Por el hueco que dejaba ver la puerta, apenas era perceptible un bulto, pues estaba oscuro dentro. Aún así, los chicos se acercaron, apostándose a cada lado de la puerta.

Rogan, empujó levemente la puerta hacia dentro, y, después de comprobar que no existía ninguna de estas trampas mortales, los tres entraron.

De repente, un fogonazo de luz proveniente del techo, iluminó la habitación, e hizo que los dos chicos se volvieran hacia atrás de golpe.

- Lo… Siento… -dijo con voz cansada Rain, aunque con una leve sonrisa en el rostro.

- Maldita sea Rain, ¡por poco me matas del susto! –contestó Rogan.

Rain prestó atención al bulto que había detrás de los dos chicos, abrió desmesuradamente los ojos y su rostro cambió al más profundo asco a causa de la impresión que le causó la escena.

- Qué pas…

Rogan e Ill se dieron la vuelta, y contemplaron la pared de en frente, toda cubierta de sangre. En el suelo, un cuerpo, partido por la mitad, el cual pertenecia a…

- ¡Vincent! –gritó Rogan.

Se dispuso a acercarse, pero Ill se interpuso.

- Para, idiota. No sabemos si lo que lo ha matado se activará de nuevo… Salgamos de esta habitación…

---

Korvy estaba cada día más cansado pasaba las horas contemplando papeles… escuchando grabaciones… Le había cambiado el carácter. Pero, ese día, haría un gran avance... ¿o quizás no?

- Mire inspector. Hemos encontrado un distintivo en el acero que se usó para hacer la trampa del último caso.

- Déjame ver…

El inspector no daba crédito… Lo tuvo siempre tan cerca… La idea sola le aterrorizaba… No podía ser él… Dejó su despacho, al trote, y se dirigió hacia su coche, aparcado en frente de la comisaría. Arrancó y se dirigió a toda velocidad hacia el norte.

Al fin, llegó a una casa, destartalada y antigua, en medio de un bosque. La casa era inmensa, y tenía las ventanas selladas a cal y canto. La muerte se hacía presente allí.

- No… -susurró.

---

Mientras tanto, en otro pasillo de la casa, Nïeb se apresuraba, con cuidado, por encontrar las estúpidas vacunas para el veneno que tenía dentro… Se dispuso a abrir la puerta, pero un sonido de roce metálico le hizo quedarse quieto.

- No abras la puerta. –espetó Beltrán.

- ¿Beltrán?, Venga, ayúdame, tenemos que encontrar las vacu…

- Yo ya las tengo.

- ¡Bien! Déjame que me inyecte una…

- Idiota… no las tengo aquí… Antes tengo que hacer un encargo…

Nïeb sabía qué significaba eso, y contempló, como, inevitablemente, el hacha que Beltrán portaba se clavaba en su rostro, matándolo en el acto.

- Uno menos…[/b]

---

Oculto:

Tres post seguidos... esto me da mucho que pensar ¿eh?

[Ill]

La virgen, a este paso no se va a salvar ni el narrador xD

[Alianor]

Como mola!


te está quedando muy bien

por cierto, me dejas intrigada con eso de las nuevas averiguaciones de Korvy

corrijo, muy intrigada


saludos ^^


szk

[Sweet-Sherry]

Qué vida de mierda tenía

[Lykos]

http://www.youtube.com/watch?v=iKiK3J4suKY


Capítulo 11

El inspector Korvy se hallaba en frente de la mansión enorme. Esa mansión… le era muy familiar…

**Flashback**

Dos chicos jugaban en frente de la misma mansión, para nada igual que la actual. Ésta, aún conservaba la pintura blanca y no tenía las ventanas selladas.

- ¡Tírame la pelota! – dijo Korvy...

**Fin del Flashback**

Comenzó a caminar despacio hacia la puerta. Subió las escaleras del porche, pasando la mano por el posabrazos. La puerta estaba cubierta de suciedad y polvo, al igual que el resto de la casa. La abrió. El vestíbulo era inmenso, igual que lo recordaba. Todo estaba cubierto por sabanas y la escalinata principal subía hacia el segundo piso, donde se encontraban las habitaciones… Su habitación…

Sacó su arma y subió las escaleras al trote, torció hacia la derecha y allí la vio, al final del pasillo… No se lo pensó dos veces y corrió hacia la habitación. Abrió la puerta y entró. Automáticamente la puerta se cerró detrás de él y unos focos iluminaron la estancia.

Era una habitación enorme. Su cama…, su pelota…, su triciclo… Todo estaba igual que cuando tuvieron que dejarla, precipitadamente a causa de los problemas de su padre. Su padre era el causante del abandono de su hogar…

El sonido de un televisor le sacó de su ensimismamiento.

- Hola, Korvy… ¿Recuerdas esto? Recuerdas tu hogar… ¿Verdad? ¿Crees que es casualidad que estés aquí? ¿Crees que lo averiguaste por ti mismo? No… te traje yo, si… Ya sabes quien soy, ¿verdad? Esta es tu prueba definitiva, pero antes tengo que explicártelo…

- ¡Maldito bastardo! ¿Tú? ¿Cómo has podido…?

- Voy a explicarte el por qué de mis… “rehabilitaciones”… Deben valorar lo que tienen Korvy… Espero que me entiendas… Pero estoy seguro de que no lo harás. Da igual, contaba con ello…

Unas argollas atadas a unas cuerdas descendieron de un agujero en el techo.

- Tu objetivo es sobrevivir… Tienes un minuto para encontrar la llave que abre la puerta de tu habitación, si no… morirás.

Un contador apareció en el televisor.

- Tu obsesión por esos casos estaba rozando el limite… Tienes que salvarte… Vivir o morir Korvy… Tú decides…

Korvy quedó mirando el marcador… 50 segundos… Comenzó a revolver las cosas, sin encontrarla, miró debajo de la cama… entre las sabanas… debajo del colchón… Miró entre los juguetes… esos juguetes con los que se divertía cuando era pequeño.

35 segundos…

No daba con la llave… Pero tenía que estar allí…

25 segundos… 20 segundos…

Nada por aquí… ¿Y esas argollas?...

15…

No…

7…

¡No puede ser!

5…

¡¡¡NO!!!

3…

2…

1…
El marcador llegó a 0 y Korvy notó como el suelo temblaba, una pequeña explosión hizo que el suelo de su habitación se resquebrajara y saltara en mil pedazos, en un último impulso, antes de que el suelo cayera astillado hacia abajo intentó agarrarse a las argollas, pero sus dedos resbalaron y cayó hacia abajó. Cuando se dio la vuelta lo único que pudo ver fueron las decenas de estacas que se eregían, preparadas para recibir su cuerpo…

---

Oculto:

Todo esto se entenderá cuando veáis el interludio de Korvy ^^

[Ill]

Espero que se explique bien luego qué ha pasado, porque me ha dejado un tanto frío en relación a lo que me esperaba.