Capítulo 2
La Mansión
Ill ingresó al comedor junto a los demás. Se sentó en una elegante silla que había al lado de la mesa y empezó a notar que había más gente.
Inmediatamente reconoció al hombre que estaba ubicado en el otro extremo de la mesa con una copa en su mano. Era su tío, el hermano de Beltrán... S. Redfield.
A su lado había un individuo que Ill no conocía. Estaba vestido formalmente con un traje blanco y llevaba una corbata rosa.
Frente a ellos había una mujer de aspecto sombrío, con el cabello negro como el azabache y una expresión de disgusto en la cara.
También vio que al lado de la chimenea estaba de pie el Sr. Lykos, el cuidador. Ese hombre se hizo guardia de la zona el mismo año que Ill empezó la universidad. Se llevaban bien, pero no más que eso.
En ese momento vio al anciano Jig Saw que ingresaba acompañado por una joven preciosa llamada Lian. Jig era el jardinero de la propiedad desde que Ill tenía memoria, y Lian era la cocinera. Aparentemente ella había ocupado el puesto luego de que la anterior muriese en circunstancias poco claras.
Detrás de ellos, y cerrando la puerta, estaba Wolfman. Ese sujeto fue el sucesor de Point, es decir, era el chofer de Beltrán.
-Atención, silencio por favor.-Pidió el abogado sin elevar la voz pero dando cierta contundencia a sus palabras.
Ill notó que al lado de Jmf estaba Eve, la amante de Beltrán. A él no le caía bien y era lo único que le criticaba a su padre... haber querido hacerla pasar por su madre.
-Bien. Buenas tardes, damas y caballeros, estamos aquí reunidos por el testamento del Sr. Beltrán.-
Hubo una corriente de murmullos que incomodó a Ill. Luego de escuchar eso se preguntó qué pintaban algunos que no eran familiares ni amigos conocidos.
-Yo como abogado del difunto tengo la obligación de examinar sus palabras y hacer la división correcta de los bienes.-Mientras decía eso se escuchaban pasos en el hall. Probablemente eran Point y Alucard cargando las maletas de los recién llegados.
-¿Usted sabe qué le pasó?-Preguntó Rain.
-Falleció por un ataque cardíaco.-Contestó Jmf.
-¿Quién lo encontró?-Quiso saber Tavo.
Jmf resopló.
-Oigan, yo no vine para que me sometieran a un interrogatorio. Estoy para hablarles de otra cosa.-
Nadie dijo nada, por lo que el abogado prosiguió:
-Bueno... quisiera creer que todos se conocen y saben con quién van a compartir la herencia, pero sé que no es así, de modo que haré las presentaciones que debieron haberse hecho antes.-
Esas acotaciones que hacía el abogado molestaban bastante a Ill. Pero no quería decir nada porque sabía que sólo causaría problemas.
-Tenemos al personal de la propiedad: El Sr. Saw, la señorita Lian y el Sr. Wolfman.-Dijo mientras cada uno de los aludidos hacía un gesto de saludo.
Jmf continuó:
-El Sr. Lykos, guardia del puente y de los alrededores.-
El aludido no hizo ningún gesto, sino que siguió con la misma expresión de indiferencia.
-La psicóloga del difunto, Elena Alzerav.-
Ella simplemente echó una mirada al resto y volvió a dejar de prestarles atención.
-El Sr. Nekromanzer, amigo de la familia.-
El hombre del traje blanco sonrió y saludó.
-Y bueno, S. Redfield también está con nosotros.-
Redfield los miró con una sonrisa falsa y saludó a sus sobrinos.
-Ahora bien... ¿saben por qué se les pidió que trajeran maletas con ropa y todo eso?-Antes de que alguien contestara, respondió.-Porque no sabemos dónde está el testamento.-
Hubo expresiones despectivas entre los presentes y Jmf tuvo que pedir silencio nuevamente.
-Debe haberlo escondido en algún lugar. En un principio yo le dije que me lo diera pero no quiso. Y ahora habrá que esperar un poco.-
Dio por concluída la reunión y todos se dispersaron. Ill se dirigió a la biblioteca para revivir viejos recuerdos...
Subió por la escalera y tomó el camino de la izquierda. A dos puertas había una entrada bastante grande que daba al cuarto más grande de la mansión.
Al entrar y ver las paredes repletas de libros, los sillones antiguos, la lámpara colgante y la chimenea su mente de inundó de recuerdos. Se sentó en uno de los sillones y empezó a observar todo lo que había a su alrededor.
Su mirada se detuvo en un libro que divisió abajo de una mesita. Se levantó y caminó hasta ahí.
Se agachó y sacó el libro que estaba tirado en el suelo. Su tapa era de cuero y tenía una cadena que lo cerraba con un candado. No tenía título ni nada.
En ese momento alguien golpeó la puerta de la biblioteca.
-¡Hey!-
Ill se levantó y vio que era su hermano Spike.
-¿Qué pasa?-
-Nada. Sólo te avisaba que ya hemos distribuido las habitaciones. Te toca la última del pasillo de la derecha.-
-Bueno, gracias.-
Spike se retiró y él se levantó. Dejó el libro debajo del sillón en el que se había sentado y salió. Tenía pensado ir a buscarlo de noche, cuando nadie viera que se estaba robando algo de la biblioteca.
El resto del día fue tranquilo. Ill se dio cuenta de que algunos de sus hermanos habían llevado demasiadas maletas cuando él sólo tenía una y dos mochilas.
Estuvo caminando por el patio mientras veía como el cielo se iba volviendo de color gris. Las tormentas no terminarían...
Cerca de las ocho de la noche, Point lo llamó porque estaban por cenar. Era la primera cena con todos sus hermanos luego de muchos años...
Cuando llegaron al comedor ya estaban todos ahí. Jmf se había ubicado a la cabecera, con Eve a su derecha y Redfield a su izquierda. Ill se sentó al lado de Tavo y no dijo nada.
Parecía que entre ellos tampoco había mucha simpatía. Años de distanciamiento y rivalidades... para Ill estaban siendo sometidos a algún tipo de prueba.
En eso llegó Lian con un carrito similar al que utilizan las azafatas, pero más elegante, y empezó a servirles guiso de arroz. Lo único que se escuchaba eran los golpes de la cuchara y el crepitar de las brasas en la chimenea.
El silencio sepulcral de los presentes no hacía más que incomodar al joven Ill.
-Espero que disfruten de la cena.-Dijo Jmf como si él los estuviese invitando a comer.
Hubo intercambios de miradas pero no de palabras. Nadie quería romper ese silencio que envolvía a toda la habitación. Y así fue hasta que terminaron y se retiraron.
Ill se fue a su habitación y se quedó pensando en el libro que encontró en la biblioteca. Se acostó y cerró los ojos...
...
...
...
Se levantó cuando se desató la tormenta. Un trueno lo había despertado. Afuera el agua caía como si fuera el diluvio. Se asomó a la ventana y miró hacia el exterior. Podía ver el camino por el que habían venido y algunos árboles, todo lo demás era oscuridad.
Salió de su habitación y caminó tratando de no hacer ruido hasta la biblioteca. Ingresó y se dirigió al sillón. Mientras caminaba un relámpago iluminó por un momento el lugar en el que estaba.
Se acercó al sillón y sacó el libro. Después se preocuparía por romper el candado.
Regresó por el pasillo y entró en su cuarto. Escondió el libro debajo del colchón y decidió que ya era hora de irse a dormir. Pero antes, y como era costumbre, se dirigió a la ventana. Miró hacia afuera porque le gustaba la lluvia.
Pero cuando un relámpago iluminó por un momento el patio divisó a un individuo que iba corriendo. Fue cuestión de segundos, pero estaba seguro de lo que había visto.
Inmediatamente fue a la planta baja y no había nadie en el hall. Se dirigió a la sala que había al lado y vio que Lykos se había dormido sobre el sillón con la televisión encendida.
Se acercó y comenzó a zarandearlo.
-¿Qué mierda...?-
-Lykos, hay alguien afuera.-
-¿Afuera? No... imposible.-
-Deberías estar vigilando.-
-Ah, vamos. Si quisieran robar algo tendrían que meterse aquí y yo los espantaría a balazos. Ahora vete.-Dijo el guardia.
Ill se retiró. Quizás sólo había sido su imaginación... pero y si no fuera así... ¿quién estaría afuera con semejante tormenta en mitad de la noche?