me ha encantado la forma en que cuadraste la musica con el la pelea, la verdad es que la ambienta de forma excelente, tambien esos pequeños instantes en que no sabes si los gemelos que ven son los de verdad o no y si se terminaran disparando entre ellas.
Una buena pelea final para los gemelos!
"Velvet" Epílogo + Créditos
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Spike
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Re: "Velvet" Capítulo 16!
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Lord Emperador Chingon Cabron del ala jurídica de una asociación civil.
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Rain Ocampo
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Re: "Velvet" Capítulo 16!
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Qué buena pelea, tanto por el estado en el que iban ambas chicas, como por la convicción por la que luchan los gemelos.
Y aunque no pudieras expresar todo lo q había en tu cabeza a la hora de escribir lo que ambas sicarias veían o sentían, la música ayudó un montón.
Y aunque no pudieras expresar todo lo q había en tu cabeza a la hora de escribir lo que ambas sicarias veían o sentían, la música ayudó un montón.
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Valentina
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Re: "Velvet" Capítulo Final!
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Por fin saqué algo de tiempo para darle a mi fic "Velvet" el final que venía retrasándose un tiempo. AVISO: lo que normalmente serían dos episodios los he condensado en uno sólo. Creo que ha sido lo mejor.
Que los disfrutéis =)
CAPÍTULO 17 ( FINAL )
La sangre brota sin para de una fea herida en el brazo de Bosco. Vicky está poniendo todo su sudor y su empeño en detener la hemorragia, pero no tiene nada a mano.
- Esto pinta muy feo, ¿verdad?
- Cállate. No digas eso – le responde Vicky.
Bosco se ríe amargamente.
- Ya las has visto. Ni los gemelos han podido con ellas. No debimos subestimar a Renata.
- No te permito que menciones a esa capulla. Vamos a salir de esta, te lo prometo.
- No Vicky. Reconócelo. Estamos jodidos. Los gemelos eran nuestra última baza; y si les han tumbado como moscas, es que los demás también están muertos.
- ¡No! ¡Yo aún tengo fuerzas! ¡Y munición que es lo que a ese par de perras les escasea!
- ¡Por Dios, Vicky! ¡Mira mi brazo y piensa con la cabeza! Aún estando empastilladas como cerdas han logrado atravesarme con uno de sus múltiples disparos a los duendecillos blancos que veían. Yo creo que esto sí pinta feo.
Vicky se incorpora, se lleva la mano a la frente y se separa el pelo de la cara.
- Soy la Dama de la Suerte…
- Y qué. Y qué si eres la Papisa de Roma, cariño. Vámonos de aquí. Hazlo por mí.
- Ni loca voy a dar mi brazo a torcer. No, Bosco. No mientras me queden fuerzas. Voy a buscarlas y voy a matarlas, una a una.
Toma su pistola y su bolso.
- Además – añade ella – sé qué clase de persona es la latina. Valentina. Su misión era matar a la hija del señor Uroboros. Curiosamente esa era Claire, pero por Dios sabe qué motivos ocultos, ha desistido en su labor. Claro que su jefe argentino no tiene ni idea de todo esto. ¿Y sabes qué? He visto a un hombre latino rondando por el exterior del edificio, donde ellas aparcaron su Porsche. Estoy segura de que ese hombre viene a por ella. Y creo que a alguien le va a caer una buena bronca por no cumplir con su puto cometido.
- Vicky – le detiene Bosco antes de que su mujer desaparezca por la destartalada puerta.
Ella se da la vuelta.
- Te quiero – dice él.
- Y yo a ti – responde Vicky, cargando su socom.
Valentina y Claire caminan por el interior del edificio como almas en pena. Ninguna habla. El silencio lo cubre todo. Caminan despacio, sin hacer ruido por los suelos de piedra, ensimismadas. Tanto es así que, de pronto se encuentran de bruces tras una esquina con Vicky.
- Oh. Hola – dice Valentina, divertida y sorprendida al mismo tiempo.
Vicky, camina hacia atrás y echa sus manos al bolso para tomar su arma, pero Claire desenfunda el arma y dispara al suelo. Esto le hace a Vicky detenerse.
- Quieta, o te disparo en donde fijo que te dolerá.
En una habitación destartalada, Claire y Valentina están atando por la fuerza a Vicky a una silla, con cinta aislante.
- ¡Soltadme! ¡Putas! ¡Soltadme! ¡Ayuda! – chilla Vicky.
- No hagas el ridículo. Sabes perfectamente cuántas personas hay en estos momentos en el edificio y alrededores – le dice Claire.
- ¿No sabes quién soy? ¿No te das cuenta, puta rubia?
Claire alza las cejas.
- ¿Lo de la suerte, que siempre sales ganando y todo eso? – se agacha para ponerle más cinta aislante en las manos. Luego le da un golpecito en los hombros – Sí, ya me lo sé.
- Eh, Claire mira.
Valentina está hurgando en el bolso de Vicky. Saca un revólver.
- Mira qué juguetes.
Saca la socom , y acto seguido saca su silenciador; se lo pone y apunta, luego le sonríe a su compañera.
- Vaya. Tantas cositas ahí y no has tenido tiempo de asustarnos con ellas – le dice Claire a Vicky entre risas. - ¿Qué más hay? – le pregunta a Valentina.
- Nada de interés. Tampones. – los saca con desinterés – un llavero... con un crucifijo... – hace una muesca de extrañeza – mira, una funda de gafas... con unas gafas dentro. – Las saca sonriente, y se las prueba. Se apoya sobre los muslos de Vicky. - ¿Qué tal estoy?
Vicky mira seriamente a Valentina.
- He conocido a un hombre curioso, Valentina. Decía llamarse Caleb – a Valentina se le borra la sonrisa – Parecía latino. Venía en una especie de misión de reconocimiento, ¿sabes? Creo que buscaba a alguien.
- ¿Le conoces, Valentina? – pregunta Claire, tomando del suelo la socom.
Valentina no contesta, se limita a mirar a Vicky con ojos perdidos.
- No sabe no contesta – responde Vicky, sonriendo y mirando a Claire.
- ¿Y por qué habría de conocerle?
- Porque los dos sois latinos. Porque él venía buscando a alguien, y porque aquí sólo estamos nosotras. Me pareció una conclusión acertada, después de todo. Qué me dices al respecto, ¿Valentina?
Se levanta. Habla muy rápido, encendiéndose.
- No tienes ni puta idea. Para empezar no soy latina, soy de mi madre y de mi puto padre que en paz descanse, y que me incluyan dentro de un estereotipo cultural al cual no pertenezco por ideales propios me pone de muy mala leche. Segundo, es que tú no sabes nada sobre mí ni vas a saber nada sobre mí, ni sobre las personas que yo conozco, nunca, y tercero: vas a cerrar esa puta boca de piñón antes de que te destroce la cara a pesar de que mi jefa... – se quita las gafas con violencia y respira - me ha dicho que me contenga.
- Hah. Es muy fácil encenderte. Qué divertida eres.
- ¿Verdad? – responde con sorna Valentina, y le pone las gafas en la cara a Vicky con fuerza.
Valentina camina por detrás de la silla, y Vicky mira a Claire, quien no está prestando mucha atención y prefiere jugar con la pistola.
- ¿No sabes acaso quién es tu compañera, Claire?
Claire levanta la vista.
- ¿A qué te refieres?
- A Valentina, creo que no tienes más compañeras.
- Deja de jugar de conmigo.
- No, por lo visto no tienes ni idea de quién es ella. Ni tampoco parece que sepas que nunca te ha sido completamente sincera.
Valentina dispara su pistola al aire. Vicky se calla de un plumazo, y acto seguido se echa a reír. Valentina le pega un codazo con furia en la base de la cabeza.
- ¡Agh!
- ¡Te voy a cerrar esa boca!
Se pone de frente a ella y le pega varios puñetazos con saña en la cara, las gafas caen al suelo.
Claire interviene mientras Valentina le da una paliza sin compasión.
- Eh Valentina, basta ya. Vas a matarla a este paso.
- Oh, Claire se pone de su parte, tal vez de pronto olvidaste cómo voló por los aires tu Cadillac Fleetwood del 60 delante de tus narices.
- No me estoy poniendo de parte de esta zorra, sólo estoy diciendo que como te la cargues antes de que llegue Renata, Renata te matará a ti.
- No me la voy a cargar sólo quiero hacer que se calle
- Quiero pensar que no quieres que Renata te mate
- Sólo quiero que se calle y que deje de decir gilipolleces
- Oíste con claridad lo que dijo: "quiero matarla yo".
- Oí lo que dijo, sólo quiero que se calle
- ¡Quiere matarla ella, Valentina! Y si sigues jugando a disparar al aire
- Sólo quiero que se calle
- Al final vas a conseguir abrirle un agujero en la cabeza
- Sólo quiero que se calle, Claire
- Y si le pegas puñetazos como una posesa
- Sólo quiero que se calle, ¿vale?
- Al final vas a lograr matarla...
- Quiero que se calle, que cierre la puta boca
- Y si la matas tú...
- Sólo quiero, ¡sólo quiero que te calles!
Claire se calla.
- Que ya te oí. – recrimina Valentina infantilmente. Baja el arma y se lo guarda.
Momentos de silencio.
Vicky escupe sangre, y trata de recuperarse de los golpes; se le han bajado los humos al fin.
- Me parece que deberíamos buscar a Renata. – dice Claire.
- Seh. Estoy de acuerdo.
Ambas se van de la habitación, dejando a Vicky sola.
Valentina y Claire salen al exterior, y allí llega Renata Ocampo en su cochazo. Ill está con ella, le abre la puerta del copiloto.
- Buenas noches, señoritas. Excelente trabajo el vuestro.
- Jefa, tenemos a Vicky maniatada ahí dentro – le informa Claire.
- Magnífico – responde ella – traédmela. Oh, y a su novio, si es preciso.
- Sí, jefa.
- Pero su novio no estaba con ella.
- Ah, da igual, que le parta un rayo al novio. La que me interesa es la dama.
Vicky cae en la cuenta de que han dejado su navaja por el suelo, entre las demás cosas desparramadas. Se la alcanza con el pie.
Hace fuerza para llegar con la mano, pero pierde el equilibrio y cae al suelo atada a la silla. Vicky gime de dolor. Pero sigue tentando el suelo, hasta que por fin, sus dedos tocan la navaja. Con un gesto nervioso, comienza a rajar la cinta aislante.
Cuando por fin se ha soltado ambas manos, comienza a oír pasos por el pasillo, de dos pares de botas de tacón. Son ellas.
Con celeridad, suelta sus pies de la cinta, se pone en pie y agarra la silla por los aires. Luego se coloca detrás de la puerta, expectante.
Valentina abre la puerta.
- Vicky, buenas notic…
Un impacto brutal de la silla en la cabeza hace que Valentina caiga hacia atrás conmocionada. Vicky se abalanza sobre Claire, quien intenta quitársela de encima para dispararla, pero en lugar de eso, Vicky fuerza su pistola y ésta cae al suelo por detrás de la rubia.
Acto seguido, Vicky echa a correr por el pasillo en dirección a la habitación donde dejó a Bosco.
Pero al llegar a ella, se encuentra que su novio ya no está, en su lugar sólo hay un par de vendas ensangrentadas en el suelo.
- ¡No…!
Se da la vuelta corriendo.
Valentina se levanta del suelo, al tiempo que Claire recupera su pistola.
Un hombre hace acto de presencia en el pasillo. Es latino, tal y como dijo, Vicky.
- Hola Valentina. Qué gusto volver a verte.
- Oh… hola, Caleb.
Claire se da la vuelta.
- ¿Quién es este?
Valentina saca su arma y apunta. Pero Claire se sorprende al ver que no es al hombre al quien está apuntando, sino a ella.
- Valentina, qué…
- Era yo, Claire.
- ¿Tú… qué?
- Era yo la persona que enviaba el enemigo de tu padre a matarte. No te lo dije. No quería que desconfiaras de mí. Lo siento.
- ¿Qué? ¿Quién es éste? – replica Claire contrariada, señalando a Caleb.
- Es Caleb, un buen amigo del señor Gabriel.
- Oh. Gabriel, ya veo. El argentino Gabriel. Ahora lo comprendo todo Valentina. Lo comprendo todo a la perfección.
Claire parece increíblemente dolida por la traición. Aún así se aguanta las ganas de gritar, y parece aceptar su inminente muerte.
- Lo siento, compañera, los negocios son los negocios – responde Valentina, y le apunta al pecho deliberadamente.
Caleb le asiente con la cabeza.
Valentina dispara sin pensárselo, un solo tiro, directo a su pecho. Claire cae hacia atrás por el impacto, y queda inmóvil en el suelo. Caleb entonces se aproxima a Valentina, quien le posa una mano en el hombro. Luego le pasa un teléfono móvil.
- Hola jefe – dice Valentina – está muerta. Sí, lo sé, he hecho un gran trabajo. Bueno, si para la próxima vez prefieres a alguien que lo haga más deprisa, siempre puedes contratar a alguien menos infalible que yo. ¿El cobro? Que sea mañana a primera hora. Es mi última exigencia. Adiós jefe. Y yo a ti.
Valentina sonríe, socarrona, y le devuelve el móvil a Caleb.
- Adiós, preciosa. – se despide el hombre, bajando la cabeza con caballerosidad.
Valentina hace un gesto con la mano y le observa marchar caminando con parsimonia.
Cuando ha desaparecido de la vista, Valentina resopla, se apoya en la pared, y se saca un cigarrillo.
Entonces, Claire se retuerce en el suelo.
Se abre la camisa y muestra el balazo incrustado en su chaleco kevlar. Se lo saca y lo tira al suelo con un gesto nervioso. Luego se pone de pie y se apoya en la pared junto a Valentina.
- Sabía que era un farol tuyo desde que vi que me apuntaste al pecho.
Valentina asiente, seria y tranquila al fin.
- Gracias – añade Claire.
- No tienes que dármelas. Es más, te debo una disculpa.
Se sonríen tímidamente. La morena le ofrece un cigarro de su cajetilla, que la rubia acepta. Se lo pone en los labios, y Valentina lo prende con su mechero.
Claire fuma su cigarrillo, el primero de su vida.
Ahora son iguales.
Vicky sale por fin del edificio, sólo para encontrarse con a Bosco desangrándose a sus pies. Renata, de pie con las piernas firmes, apunta con su pistola al cuerpo. Vicky alza la vista, y comprende que su final también está próximo.
- Vicky – le susurra Bosco desde el suelo – corre.
Ella le hace caso y sale corriendo por la oscura carretera en un último vestigio de esperanza.
Claire y Valentina salen abatidas del edificio y se reúnen con su jefa.
- Éste es el penúltimo. –dice Renata.
De un disparo certero pone fin a la vida de Bosco.
- Y ahí está la última – señala Valentina a Vicky, unos cuantos metros más adelante, que acaba de escuchar el tiro. Sin girarse para ver lo ocurrido, la dama deja caer sus rodillas al asfalto.
Renata suspira.
- Bien, chicas, habéis sufrido mucho por cumplir mis órdenes. Creo que además de vuestros honorarios os merecéis un regalo especial, así que permaneced atentas.
Caminan con determinación hasta la Dama de la suerte. No se vuelve en ningún momento para mirarlas, ni siquiera cuando Renata le apoya el cañón de la magnum en la cabeza.
Vicky sostiene el crucifijo con los dedos, y reza sin parar.
- Sabes que estás a punto de morir, y lo único que haces es rezar. Aunque sabes, no me importa que lo hagas. No es de mi incumbencia lo que hagas cuando estás sola.
- No estoy sola. Nunca lo estoy. – responde Vicky.
- ¿Ni si quiera ahora?
- Nunca.
- Valora por un instante que eres la única de tu grupo de colegas que sigue viva.
Se gira, llorosa, para mirar a Renata
- No me vas a confundir así. Él me ayudó cuando más lo necesitaba. Él me guió, me revivió. El Señor me eligió, me habló. Pero, tú... Te compadezco, porque eres completamente incapaz de creer en Él.
- No creería en tu dios ni aunque existiese.
Disparo lejano.
Se ve caer el cuerpo de Vicky a lo lejos, mientras Renata sostiene el arma.
Ill posa el abrigo sobre los hombros de Renata, quien alza un brazo, sin sonreír ni un ápice.
- Ya sabes lo que dicen: El Señor da ojos a quienes no quieren ver, y armas con munición de 45 milímetros a quienes están dispuestos a reventar las burbujas de fantasía de aquellos idiotas que creen en él.
Se vuelve y camina en dirección opuesta al cuerpo inerte de Vicky.
- Mañana a las nueve pasaos por mi despacho. – dice a Claire y Valentina.
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Que los disfrutéis =)
CAPÍTULO 17 ( FINAL )
La sangre brota sin para de una fea herida en el brazo de Bosco. Vicky está poniendo todo su sudor y su empeño en detener la hemorragia, pero no tiene nada a mano.
- Esto pinta muy feo, ¿verdad?
- Cállate. No digas eso – le responde Vicky.
Bosco se ríe amargamente.
- Ya las has visto. Ni los gemelos han podido con ellas. No debimos subestimar a Renata.
- No te permito que menciones a esa capulla. Vamos a salir de esta, te lo prometo.
- No Vicky. Reconócelo. Estamos jodidos. Los gemelos eran nuestra última baza; y si les han tumbado como moscas, es que los demás también están muertos.
- ¡No! ¡Yo aún tengo fuerzas! ¡Y munición que es lo que a ese par de perras les escasea!
- ¡Por Dios, Vicky! ¡Mira mi brazo y piensa con la cabeza! Aún estando empastilladas como cerdas han logrado atravesarme con uno de sus múltiples disparos a los duendecillos blancos que veían. Yo creo que esto sí pinta feo.
Vicky se incorpora, se lleva la mano a la frente y se separa el pelo de la cara.
- Soy la Dama de la Suerte…
- Y qué. Y qué si eres la Papisa de Roma, cariño. Vámonos de aquí. Hazlo por mí.
- Ni loca voy a dar mi brazo a torcer. No, Bosco. No mientras me queden fuerzas. Voy a buscarlas y voy a matarlas, una a una.
Toma su pistola y su bolso.
- Además – añade ella – sé qué clase de persona es la latina. Valentina. Su misión era matar a la hija del señor Uroboros. Curiosamente esa era Claire, pero por Dios sabe qué motivos ocultos, ha desistido en su labor. Claro que su jefe argentino no tiene ni idea de todo esto. ¿Y sabes qué? He visto a un hombre latino rondando por el exterior del edificio, donde ellas aparcaron su Porsche. Estoy segura de que ese hombre viene a por ella. Y creo que a alguien le va a caer una buena bronca por no cumplir con su puto cometido.
- Vicky – le detiene Bosco antes de que su mujer desaparezca por la destartalada puerta.
Ella se da la vuelta.
- Te quiero – dice él.
- Y yo a ti – responde Vicky, cargando su socom.
Valentina y Claire caminan por el interior del edificio como almas en pena. Ninguna habla. El silencio lo cubre todo. Caminan despacio, sin hacer ruido por los suelos de piedra, ensimismadas. Tanto es así que, de pronto se encuentran de bruces tras una esquina con Vicky.
- Oh. Hola – dice Valentina, divertida y sorprendida al mismo tiempo.
Vicky, camina hacia atrás y echa sus manos al bolso para tomar su arma, pero Claire desenfunda el arma y dispara al suelo. Esto le hace a Vicky detenerse.
- Quieta, o te disparo en donde fijo que te dolerá.
En una habitación destartalada, Claire y Valentina están atando por la fuerza a Vicky a una silla, con cinta aislante.
- ¡Soltadme! ¡Putas! ¡Soltadme! ¡Ayuda! – chilla Vicky.
- No hagas el ridículo. Sabes perfectamente cuántas personas hay en estos momentos en el edificio y alrededores – le dice Claire.
- ¿No sabes quién soy? ¿No te das cuenta, puta rubia?
Claire alza las cejas.
- ¿Lo de la suerte, que siempre sales ganando y todo eso? – se agacha para ponerle más cinta aislante en las manos. Luego le da un golpecito en los hombros – Sí, ya me lo sé.
- Eh, Claire mira.
Valentina está hurgando en el bolso de Vicky. Saca un revólver.
- Mira qué juguetes.
Saca la socom , y acto seguido saca su silenciador; se lo pone y apunta, luego le sonríe a su compañera.
- Vaya. Tantas cositas ahí y no has tenido tiempo de asustarnos con ellas – le dice Claire a Vicky entre risas. - ¿Qué más hay? – le pregunta a Valentina.
- Nada de interés. Tampones. – los saca con desinterés – un llavero... con un crucifijo... – hace una muesca de extrañeza – mira, una funda de gafas... con unas gafas dentro. – Las saca sonriente, y se las prueba. Se apoya sobre los muslos de Vicky. - ¿Qué tal estoy?
Vicky mira seriamente a Valentina.
- He conocido a un hombre curioso, Valentina. Decía llamarse Caleb – a Valentina se le borra la sonrisa – Parecía latino. Venía en una especie de misión de reconocimiento, ¿sabes? Creo que buscaba a alguien.
- ¿Le conoces, Valentina? – pregunta Claire, tomando del suelo la socom.
Valentina no contesta, se limita a mirar a Vicky con ojos perdidos.
- No sabe no contesta – responde Vicky, sonriendo y mirando a Claire.
- ¿Y por qué habría de conocerle?
- Porque los dos sois latinos. Porque él venía buscando a alguien, y porque aquí sólo estamos nosotras. Me pareció una conclusión acertada, después de todo. Qué me dices al respecto, ¿Valentina?
Se levanta. Habla muy rápido, encendiéndose.
- No tienes ni puta idea. Para empezar no soy latina, soy de mi madre y de mi puto padre que en paz descanse, y que me incluyan dentro de un estereotipo cultural al cual no pertenezco por ideales propios me pone de muy mala leche. Segundo, es que tú no sabes nada sobre mí ni vas a saber nada sobre mí, ni sobre las personas que yo conozco, nunca, y tercero: vas a cerrar esa puta boca de piñón antes de que te destroce la cara a pesar de que mi jefa... – se quita las gafas con violencia y respira - me ha dicho que me contenga.
- Hah. Es muy fácil encenderte. Qué divertida eres.
- ¿Verdad? – responde con sorna Valentina, y le pone las gafas en la cara a Vicky con fuerza.
Valentina camina por detrás de la silla, y Vicky mira a Claire, quien no está prestando mucha atención y prefiere jugar con la pistola.
- ¿No sabes acaso quién es tu compañera, Claire?
Claire levanta la vista.
- ¿A qué te refieres?
- A Valentina, creo que no tienes más compañeras.
- Deja de jugar de conmigo.
- No, por lo visto no tienes ni idea de quién es ella. Ni tampoco parece que sepas que nunca te ha sido completamente sincera.
Valentina dispara su pistola al aire. Vicky se calla de un plumazo, y acto seguido se echa a reír. Valentina le pega un codazo con furia en la base de la cabeza.
- ¡Agh!
- ¡Te voy a cerrar esa boca!
Se pone de frente a ella y le pega varios puñetazos con saña en la cara, las gafas caen al suelo.
Claire interviene mientras Valentina le da una paliza sin compasión.
- Eh Valentina, basta ya. Vas a matarla a este paso.
- Oh, Claire se pone de su parte, tal vez de pronto olvidaste cómo voló por los aires tu Cadillac Fleetwood del 60 delante de tus narices.
- No me estoy poniendo de parte de esta zorra, sólo estoy diciendo que como te la cargues antes de que llegue Renata, Renata te matará a ti.
- No me la voy a cargar sólo quiero hacer que se calle
- Quiero pensar que no quieres que Renata te mate
- Sólo quiero que se calle y que deje de decir gilipolleces
- Oíste con claridad lo que dijo: "quiero matarla yo".
- Oí lo que dijo, sólo quiero que se calle
- ¡Quiere matarla ella, Valentina! Y si sigues jugando a disparar al aire
- Sólo quiero que se calle
- Al final vas a conseguir abrirle un agujero en la cabeza
- Sólo quiero que se calle, Claire
- Y si le pegas puñetazos como una posesa
- Sólo quiero que se calle, ¿vale?
- Al final vas a lograr matarla...
- Quiero que se calle, que cierre la puta boca
- Y si la matas tú...
- Sólo quiero, ¡sólo quiero que te calles!
Claire se calla.
- Que ya te oí. – recrimina Valentina infantilmente. Baja el arma y se lo guarda.
Momentos de silencio.
Vicky escupe sangre, y trata de recuperarse de los golpes; se le han bajado los humos al fin.
- Me parece que deberíamos buscar a Renata. – dice Claire.
- Seh. Estoy de acuerdo.
Ambas se van de la habitación, dejando a Vicky sola.
Valentina y Claire salen al exterior, y allí llega Renata Ocampo en su cochazo. Ill está con ella, le abre la puerta del copiloto.
- Buenas noches, señoritas. Excelente trabajo el vuestro.
- Jefa, tenemos a Vicky maniatada ahí dentro – le informa Claire.
- Magnífico – responde ella – traédmela. Oh, y a su novio, si es preciso.
- Sí, jefa.
- Pero su novio no estaba con ella.
- Ah, da igual, que le parta un rayo al novio. La que me interesa es la dama.
Vicky cae en la cuenta de que han dejado su navaja por el suelo, entre las demás cosas desparramadas. Se la alcanza con el pie.
Hace fuerza para llegar con la mano, pero pierde el equilibrio y cae al suelo atada a la silla. Vicky gime de dolor. Pero sigue tentando el suelo, hasta que por fin, sus dedos tocan la navaja. Con un gesto nervioso, comienza a rajar la cinta aislante.
Cuando por fin se ha soltado ambas manos, comienza a oír pasos por el pasillo, de dos pares de botas de tacón. Son ellas.
Con celeridad, suelta sus pies de la cinta, se pone en pie y agarra la silla por los aires. Luego se coloca detrás de la puerta, expectante.
Valentina abre la puerta.
- Vicky, buenas notic…
Un impacto brutal de la silla en la cabeza hace que Valentina caiga hacia atrás conmocionada. Vicky se abalanza sobre Claire, quien intenta quitársela de encima para dispararla, pero en lugar de eso, Vicky fuerza su pistola y ésta cae al suelo por detrás de la rubia.
Acto seguido, Vicky echa a correr por el pasillo en dirección a la habitación donde dejó a Bosco.
Pero al llegar a ella, se encuentra que su novio ya no está, en su lugar sólo hay un par de vendas ensangrentadas en el suelo.
- ¡No…!
Se da la vuelta corriendo.
Valentina se levanta del suelo, al tiempo que Claire recupera su pistola.
Un hombre hace acto de presencia en el pasillo. Es latino, tal y como dijo, Vicky.
- Hola Valentina. Qué gusto volver a verte.
- Oh… hola, Caleb.
Claire se da la vuelta.
- ¿Quién es este?
Valentina saca su arma y apunta. Pero Claire se sorprende al ver que no es al hombre al quien está apuntando, sino a ella.
- Valentina, qué…
- Era yo, Claire.
- ¿Tú… qué?
- Era yo la persona que enviaba el enemigo de tu padre a matarte. No te lo dije. No quería que desconfiaras de mí. Lo siento.
- ¿Qué? ¿Quién es éste? – replica Claire contrariada, señalando a Caleb.
- Es Caleb, un buen amigo del señor Gabriel.
- Oh. Gabriel, ya veo. El argentino Gabriel. Ahora lo comprendo todo Valentina. Lo comprendo todo a la perfección.
Claire parece increíblemente dolida por la traición. Aún así se aguanta las ganas de gritar, y parece aceptar su inminente muerte.
- Lo siento, compañera, los negocios son los negocios – responde Valentina, y le apunta al pecho deliberadamente.
Caleb le asiente con la cabeza.
Valentina dispara sin pensárselo, un solo tiro, directo a su pecho. Claire cae hacia atrás por el impacto, y queda inmóvil en el suelo. Caleb entonces se aproxima a Valentina, quien le posa una mano en el hombro. Luego le pasa un teléfono móvil.
- Hola jefe – dice Valentina – está muerta. Sí, lo sé, he hecho un gran trabajo. Bueno, si para la próxima vez prefieres a alguien que lo haga más deprisa, siempre puedes contratar a alguien menos infalible que yo. ¿El cobro? Que sea mañana a primera hora. Es mi última exigencia. Adiós jefe. Y yo a ti.
Valentina sonríe, socarrona, y le devuelve el móvil a Caleb.
- Adiós, preciosa. – se despide el hombre, bajando la cabeza con caballerosidad.
Valentina hace un gesto con la mano y le observa marchar caminando con parsimonia.
Cuando ha desaparecido de la vista, Valentina resopla, se apoya en la pared, y se saca un cigarrillo.
Entonces, Claire se retuerce en el suelo.
Se abre la camisa y muestra el balazo incrustado en su chaleco kevlar. Se lo saca y lo tira al suelo con un gesto nervioso. Luego se pone de pie y se apoya en la pared junto a Valentina.
- Sabía que era un farol tuyo desde que vi que me apuntaste al pecho.
Valentina asiente, seria y tranquila al fin.
- Gracias – añade Claire.
- No tienes que dármelas. Es más, te debo una disculpa.
Se sonríen tímidamente. La morena le ofrece un cigarro de su cajetilla, que la rubia acepta. Se lo pone en los labios, y Valentina lo prende con su mechero.
Claire fuma su cigarrillo, el primero de su vida.
Ahora son iguales.
Vicky sale por fin del edificio, sólo para encontrarse con a Bosco desangrándose a sus pies. Renata, de pie con las piernas firmes, apunta con su pistola al cuerpo. Vicky alza la vista, y comprende que su final también está próximo.
- Vicky – le susurra Bosco desde el suelo – corre.
Ella le hace caso y sale corriendo por la oscura carretera en un último vestigio de esperanza.
Claire y Valentina salen abatidas del edificio y se reúnen con su jefa.
- Éste es el penúltimo. –dice Renata.
De un disparo certero pone fin a la vida de Bosco.
- Y ahí está la última – señala Valentina a Vicky, unos cuantos metros más adelante, que acaba de escuchar el tiro. Sin girarse para ver lo ocurrido, la dama deja caer sus rodillas al asfalto.
Renata suspira.
- Bien, chicas, habéis sufrido mucho por cumplir mis órdenes. Creo que además de vuestros honorarios os merecéis un regalo especial, así que permaneced atentas.
Caminan con determinación hasta la Dama de la suerte. No se vuelve en ningún momento para mirarlas, ni siquiera cuando Renata le apoya el cañón de la magnum en la cabeza.
Vicky sostiene el crucifijo con los dedos, y reza sin parar.
- Sabes que estás a punto de morir, y lo único que haces es rezar. Aunque sabes, no me importa que lo hagas. No es de mi incumbencia lo que hagas cuando estás sola.
- No estoy sola. Nunca lo estoy. – responde Vicky.
- ¿Ni si quiera ahora?
- Nunca.
- Valora por un instante que eres la única de tu grupo de colegas que sigue viva.
Se gira, llorosa, para mirar a Renata
- No me vas a confundir así. Él me ayudó cuando más lo necesitaba. Él me guió, me revivió. El Señor me eligió, me habló. Pero, tú... Te compadezco, porque eres completamente incapaz de creer en Él.
- No creería en tu dios ni aunque existiese.
Disparo lejano.
Se ve caer el cuerpo de Vicky a lo lejos, mientras Renata sostiene el arma.
Ill posa el abrigo sobre los hombros de Renata, quien alza un brazo, sin sonreír ni un ápice.
- Ya sabes lo que dicen: El Señor da ojos a quienes no quieren ver, y armas con munición de 45 milímetros a quienes están dispuestos a reventar las burbujas de fantasía de aquellos idiotas que creen en él.
Se vuelve y camina en dirección opuesta al cuerpo inerte de Vicky.
- Mañana a las nueve pasaos por mi despacho. – dice a Claire y Valentina.
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Oculto:
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Re: "Velvet" Capítulo 17 el Final!
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Si Vicky era la dama de la suerte... entonces Renata es.... en fin, fue ella de principio a final, fríamente calculado todo 
Me gustó el capítulo, aunque espero el epílogo para ver como se terminan de cerrar ciertos asuntos.
Una cosa Valen, supongo que "Isaac" es Ill, verdad?
Quiero ver qué regalito extra le da Renata a sus sicarias jejeje
Me gustó el capítulo, aunque espero el epílogo para ver como se terminan de cerrar ciertos asuntos.
Una cosa Valen, supongo que "Isaac" es Ill, verdad?
Quiero ver qué regalito extra le da Renata a sus sicarias jejeje
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Valentina
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Re: "Velvet" Capítulo 17 el Final!
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Renata es una cabrona y siempre sale ganando, eso lo sabíamos todos desde el principio desde que apostó por sus dos sicarias para realizar los trabajos sucios.Rain Ocampo escribió:Si Vicky era la dama de la suerte... entonces Renata es.... en fin, fue ella de principio a final, fríamente calculado todo
Me gustó el capítulo, aunque espero el epílogo para ver como se terminan de cerrar ciertos asuntos.
Una cosa Valen, supongo que "Isaac" es Ill, verdad?
Quiero ver qué regalito extra le da Renata a sus sicarias jejeje
Lo de Isaac, síp, como el pobre no sale nunca me olvidé cambiarle el nombre xD ahora lo edito.
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Spike
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Re: "Velvet" Capítulo 17 el Final!
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tremendo!!
me a encantado el final que le has dado a Vicky con Renata, esos ultimos segundos de su vida son simplemente estupendos, puedes imaginar la derrota de Vicky y la seguridad de Renata en sus palabras, tambien me ha encantado la escena donde tienen atada a Vicky con Valentina pegandole y despues discutiendo con Clarie, bastante tenso.
aun que me hubiera gustado ver la balazera en la que le dan a Bosco. Tambien senti que la escena con Caleb fue algo corta ya que podia generar bastante mas tension, pero supongo que si se prolongaba lo de Vicky hubiera quedado descuadrada.
espero con ancias el epilogo!
me a encantado el final que le has dado a Vicky con Renata, esos ultimos segundos de su vida son simplemente estupendos, puedes imaginar la derrota de Vicky y la seguridad de Renata en sus palabras, tambien me ha encantado la escena donde tienen atada a Vicky con Valentina pegandole y despues discutiendo con Clarie, bastante tenso.
aun que me hubiera gustado ver la balazera en la que le dan a Bosco. Tambien senti que la escena con Caleb fue algo corta ya que podia generar bastante mas tension, pero supongo que si se prolongaba lo de Vicky hubiera quedado descuadrada.
espero con ancias el epilogo!
Lord Emperador Chingon Cabron del ala jurídica de una asociación civil.
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Rain Ocampo
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Re: "Velvet" Capítulo 17 el Final!
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Pero es lo atractivo del personaje justamenteValentina escribió: Renata es una cabrona y siempre sale ganando, eso lo sabíamos todos desde el principio desde que apostó por sus dos sicarias para realizar los trabajos sucios.
Igual te digo que por algunos momentos, mientras leía, llegué a pensar que en su huída Vicky mataría a Renata o que se matarían entre ellas. Más que nada porque igual, las cabronazas a veces -sólo a veces- también perdemos XDD... (pensé que Bosco también podía hacerlo, pero visto el papel que juegan los hombres en esta historia, no era muy probable)
Pero al final las palabras que dice a Vicky son para guardar en la memoria jejeje
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Valentina
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Re: "Velvet" Capítulo 17 el Final!
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EPÍLOGO
- Buenos días señoritas – saluda Renata, con un puro en la boca. Está radiante, las victorias le sientan bien – Cómo me gustan las chicas puntuales como vosotras.
Claire y Valentina está sentadas en cada uno de los sillones. Pero tienen un aspecto horrible. Valentina tiene unas ojeras enormes, y el maquillaje ligeramente corrido. Claire está sin peinar y aún tiene la cara sucia.
- Algo me dice que mis dos muchachas no han dormido como esperaban – comenta Renata en medio de una risa burlona.
- Con dos horas de sueño y ni cinco minutos para darme una ducha, ¿qué coño te esperabas jefa? – responde Claire.
Renata hace un aspaviento, como si no le importara lo más mínimo. Valentina se prende un cigarrillo.
- Bien señoritas, buen trabajo. Estoy francamente orgullosa de ambas; de ti Valentina porque me has demostrado que hasta la persona más inmoral es capaz de reinventarse en este complejo arte de matar. Lo de la uzi y el lanzagranadas, sublime.
- Gracias. – dice mientras expulsa el humo en una profunda bocanada.
- Y tú Claire, porque he visto en ti un enorme potencial que hasta ahora no me habías demostrado tener. Te ha tentado el lado escuro, lo cual me agrada. Bien, aquí tenéis vuestra recompensa.
Extiende sendos maletines a ambas. Los abren. Dentro hay un montón de fajos de billetes, y una pequeña bolsita.
Claire abre su bolsita, dentro de ella hay unos pendientes de oro.
- Uauh, son… preciosos, jefa, muchísimas gracias.
- Todo sea porque te quites esos dos rábanos de hippy que llevas colgando.
Claire se echa la mano a las orejas de manera inconsciente.
Valentina abre su bolsita. Dentro hay una bailarina de cuarzo tallada. Se queda asombrada.
- Oh, es un colgante de diseño – señala Renata con los dedos, mientras sujeta el puro. – más caro que la mojama. Disfrútalo.
- Jefa, yo… - comienza a decir Valentina.
- Lo sé, soy la polla. Son para vosotras. Y también es en parte un soborno para que no os lo penséis demasiado si os vuelvo a llamar para contrataros, hasta ahora casi nadie me había demostrado tanta profesionalidad.
Tanto Claire como Valentina están asombradas por la repentina muestra de afecto y buen gusto de su jefa.
- Id en paz. – de pronto, Renata arruga la nariz - ¡Valentina, joder!
La muchacha apaga su cigarro con presteza.
A la tarde, por fin ambas con buen aspecto, están tomando un café en la mesa de un bar. Ambas llevan el regalo que les hizo Renata.
- Dentro de poco me iré de la ciudad.
- ¿Y eso?
- Me han dado plaza para una escuela de baile de Nueva York.
- ¿Vas a dejar tu noble oficio?
- Sí, con todo este dinero puedo permitírmelo una temporada. ¿Y qué hay de ti?
- Mañana enterrarán a Ada. Iré al funeral, se lo debo.
- Sí, pobre negra. Me caía bien.
- Salvo cuando le hacías comentarios racistas.
- Venga, eran de broma.
- Claro, claro.
- Bueno Claire, me voy. He quedado, no quiero llegar tarde.
- ¿Con quién has quedado?
- ¡Qué más te da! – se ríe Valentina.
- ¿Otra vez con esas? No me engañas, perra. Sé perfectamente quién es.
- Pues si ya lo sabes, para qué preguntas – reponde su amiga con retintín, tomando su bolso y levantándose para irse.
Claire la observa marcharse.
- ¡Espera! – le grita.
Valentina se vuelve.
- Dime, ¿por qué no lo hiciste? ¿Por qué cambiaste de bando?
Valentina mira al suelo.
- No lo sé. Porque soy... – la mira - una buena persona.
Claire sonríe, y observa a su amiga marcharse hacia la puerta.
---
Valentina llega a su destino, el mismo bar de rock donde quedó con Lykos la primera vez. Entra al interior y se acerca a la barra, en donde está, solitario, el jovencísimo hijo de Renata.
- ¡Valentina! - saluda Lykos, sorprendido – No pensé que fueras a venir.
- Para serte sincera, yo tampoco – sonríe ella.
El camarero saluda amistosamente desde la barra.
- Y qué, eh, haces aquí, Valentina.
- Quería hablar contigo. Hoy he terminado mi trabajo para tu madre. Oficialmente no tengo ninguna reputación que mantener con ella, ni tampoco contigo.
- Ah, vaya. Entonces, ¿irás a matarme?
Valentina se ríe.
- No, aún no soy tan estúpida. Quiero hablar, únicamente, hablar. Absolutamente nada más.
Lykos hace un gesto con los ojos, dando a entender que está preparado para lo que sea.
Valentina lanza un sobre con una carta en el interior sobre la barra.
- ¿Qué es esto?
- ¿Qué qué es? Pensé que lo sabrías. ¿Te la leo? – Valentina saca la hoja del interior, el sobre ha sido roto sin mucho cuidado. Desdobla la hoja y carraspea – “Hola, mamá. Soy Valentina, tu hija, como siempre.” ¿Te suena? “Te escribo desde los Estados Unidos de América para que sepas que estoy bien y que tengo grandes novedades que contarte.”
Valentina alza la vista hacia Lykos. Él ha entornado los ojos y ha puesto el semblante serio, parece saber de qué va la carta.
- ¿La has leído, Lykos?
- Está en español.
- Así es.
- ¿Por qué la iba a haber leído?
- Porque tú entiendes español. No me engañes, el camarero me lo dijo la primera vez que me trajiste aquí – Valentina señala al camarero con un dedo - ¿No es así?
- Valentina, escucha…
- Esta carta – la levanta en vilo, interrumpiendo al muchacho – data de varias semanas atrás. Concretamente del día en el que tu madre, Renata, me dio el trabajo de ser su asesina a sueldo. La escribí para mi madre, Amalia, la cual vive en Argentina gracias al sueldo que su hija consigue de maneras un tanto dudosas. Pero si no me equivoco, esta carta nunca llegó a las manos de Amalia, ¿verdad, Lykos?
- Valentina… lo siento...
- En esta carta le hablaba a mi madre de varios temas confidenciales. De cómo yo, una sucia y rastrera traidora que carece de valores morales, engañé a la señora Ocampo para hacerla creer que trabajaba para ella, cuando ya trabajaba para otro tipo llamado Gabriel, y sólo buscaba aproximarme a mi nueva compañera, Claire, para ponerle un balazo en el cerebro.
- Mira, yo…
- En otras palabras, gracias a esta carta, tú, sucio ladrón y chantajista que eres, te enteraste de que estaba trabajando a la vez para Gabriel como para Renata, supiste desde el principio mis oscuras intenciones y me tendiste una trampa. ¿Y sólo para qué? ¿Para que saliera una noche contigo?
- ¡Escúchame por favor!
Valentina se cruza de brazos, a la espera de las explicaciones.
- Valentina, no es mi culpa que se te cayera esta carta en mi casa. Tuviste mucha suerte de que fuera yo quien la encontrara y no mi madre, quien seguramente te habría metido en una trituradora de carne y te habría servido en una empanada a la hora de comer.
- ¿En serio, lo ha hecho más veces? – se extraña Valentina.
Lykos se asquea.
- No lo sé, espero que no. El caso, es que gracias a mí ahora mismo no estás a dos metros bajo tierra, creo que al menos me merezco un pequeño agradecimiento.
Ella se ríe, sarcástica.
- Claro, qué más. ¿Un masaje en los pies?
- En lugar de una carta, podrías haberla llamado por teléfono, joder.
Valentina ladea la cabeza, no se le había ocurrido después de todo.
- Además, qué más da, mi madre nunca se iba a enterar de…
- Pero se enteró.
- ¿Qué?
- Encontró la carta. – asiente Valentina.
- ¿E… en serio?
- Sí. Ahora entiendo porqué me dijo lo que me dijo. Una madre tiene acceso a todos los secretos mejor guardados de su hijo. Qué perra es.
- Y… ¿qué te hizo?
- ¿Aparte de encañonarme con la colt? Nada más, unas pocas amenazas y como nueva. Se le pasó rápido. Creo que, después de todo, fue culpa mía.
- Valentina… lo siento. No contaba con eso, ¿sabes?
- Ya bueno, es evidente.
- Lo siento de verdad.
Ella le mira, parece sincero.
- Me comporté como un crío. Sé que no te gustan los críos. Perdona. Pero entiéndeme a mí, ¿vale? Llevo diecisiete años en esa mansión viendo cómo vienen y van gorilas trajeados, cómo mueren a los pocos días, y cómo a mi madre le importa una mierda todo eso. Son sus negocios, ya lo sé, pero yo no elegí nada de lo que me rodeó en la infancia. Por eso, quise acercarme más a la clase de personas que mi madre contrata, personas como tú, que también han crecido en ambientes así. Y entonces te vi, y pensé cómo era posible que una chica tan guapa pudiera ser capaz de matar a sangre fría. La carta fue como un milagro venido del cielo, era mi oportunidad para conocerte mejor. No me odies por tener impulsos, pero ya sabes, soy un crío…
- Sí, la parte en la que la testosterona controla tu vida me la has dejado clara. – responde ella - Pero no te equivoques, Lykos. Yo no soy como tú. Yo no crecí en una mansión con una madre ultraprotectora que trató de darte una vida normal pese a las circunstancias. Tampoco me he visto apartada nunca por un adulto de todo este mundo de mierda. Yo sólo he tenido una opción en la vida, y esa ha sido matar o morir. A mí me obligaron a tomar una pistola, a apuntar y a disparar. A ti te han intentado alejar de todo eso.
Él mira a sus pies. No sabe qué decir.
- Bueno… esa era mi última oportunidad de hacer que te enamoraras de mí. Parece que he fracasado en todas.
- Jajajaja… - se ríe ella – No te molestes en intentarlo más. Hace tiempo que lo conseguiste.
Sonríe de verdad por primera vez. Lykos levanta la vista, incapaz de entender lo que ella le acaba de decir. Se encuentra con su sonrisa.
Y, de pronto, se siente feliz.
- ¿Quieres, ehm, bailar?
- No me gusta bailar.
- No es verdad.
- ¿Cómo sabe que no es verdad?
- Lo leí. En tu carta.
- Ah, ya veo.
- ¿Bailas?
- Ya está bien de engañar, ¿no?
Lykos le tiende la mano, que ella acepta con suavidad. Juntos van a la pista de baile.
Valentina estira sus brazos por detrás del cuello de Lykos. Él la toma por la cintura con delicadeza.
No hay nadie que les pueda molestar.
---
En el despacho de Renata, con ella está Ill, sentado cómodamente en un sillón. Ella posa sus tacones sobre el regazo de él.
Ill acaricia sus pies.
Se miran, ambos parecen pensar lo mismo.
De pronto, el teléfono suena en el despacho, y como intentando volver a aparentar lo que no son, ambos se separan de inmediato. Renata carraspea antes de descolgar, e Ill se levanta y se estira el traje.
Es ridículo que intenten preservar las apariencias aún cuando nadie les observa.
- ¿Diga? Oh, señor Uroboros, qué hay.
Silencio mientras escucha la grave voz del mafioso por la línea.
- ¿Gracias? No sé a qué viene esa gratitud, Uroboros. – dice Renata - … Claire se ha defendido sola. Yo sólo le di el arma. La casa y el coche eran para aumentar su sensación de seguridad. Ella de por sí tiene madera suficiente como para dirigir a un cártel entero – se ríe, ligeramente tierna – Se parece a su madre, ¿no crees?
Silencio mientras el sr. Uroboros le responde al otro lado.
Unos labios curtidos hablan al auricular del teléfono desde el otro lado de la línea.
- ¿Y qué vas a hacer con la otra? – dice el misterioso señor Uroboros.
- ¿Con Valentina? – responde Renata.
- Sí...
- Aún no lo he pensado, pero lo más seguro es que no haga nada.
- ¿Nada? Ocampo, ella iba a matar a mi hija.
- Pero no lo hizo.
- ¿Piensas volver a confiar en ella? Ya lo hiciste y mira con la que te salió.
- Claro que sí.
- No te comprendo.
- Porque seremos unas zorras, sí, no te lo puedo negar.
Somos malvadas, somos unas indecentes y tramperas hijas de puta.
Somos el colmo de la inmundicia, lo más ruin de la sociedad, las reinas de los bajos fondos, lo peor de lo peor. Por supuesto, lo somos.
Pero no olvides que, después de todo, también somos mujeres. Somos madres, hijas, hermanas, novias, amantes.
Somos incluso amigas.
Y por tanto, Uroboros, las mujeres nos entendemos las unas a las otras, aunque sinceramente, créeme que muchas veces desearíamos no poder hacerlo.
----
¡Y aquí se terminó lo que se daba!
Espero que hayáis disfrutado tanto leyendo Velvet como yo escribiéndolo. Esta historia de ficción es uno de mis primeros planes de convertir en novela gráfica si es que algún día saco ganas y tiempo... naturalmente con los nombres originales para no dañar la imagen de ninguno de los foreros xDDD
SPOILERAZO:
Oh, sí, queda lo más importante:
¡Desnudos pornográficos! Digo... ¡LOS CRÉDITOS! ( Siguiente post )
- Buenos días señoritas – saluda Renata, con un puro en la boca. Está radiante, las victorias le sientan bien – Cómo me gustan las chicas puntuales como vosotras.
Claire y Valentina está sentadas en cada uno de los sillones. Pero tienen un aspecto horrible. Valentina tiene unas ojeras enormes, y el maquillaje ligeramente corrido. Claire está sin peinar y aún tiene la cara sucia.
- Algo me dice que mis dos muchachas no han dormido como esperaban – comenta Renata en medio de una risa burlona.
- Con dos horas de sueño y ni cinco minutos para darme una ducha, ¿qué coño te esperabas jefa? – responde Claire.
Renata hace un aspaviento, como si no le importara lo más mínimo. Valentina se prende un cigarrillo.
- Bien señoritas, buen trabajo. Estoy francamente orgullosa de ambas; de ti Valentina porque me has demostrado que hasta la persona más inmoral es capaz de reinventarse en este complejo arte de matar. Lo de la uzi y el lanzagranadas, sublime.
- Gracias. – dice mientras expulsa el humo en una profunda bocanada.
- Y tú Claire, porque he visto en ti un enorme potencial que hasta ahora no me habías demostrado tener. Te ha tentado el lado escuro, lo cual me agrada. Bien, aquí tenéis vuestra recompensa.
Extiende sendos maletines a ambas. Los abren. Dentro hay un montón de fajos de billetes, y una pequeña bolsita.
Claire abre su bolsita, dentro de ella hay unos pendientes de oro.
- Uauh, son… preciosos, jefa, muchísimas gracias.
- Todo sea porque te quites esos dos rábanos de hippy que llevas colgando.
Claire se echa la mano a las orejas de manera inconsciente.
Valentina abre su bolsita. Dentro hay una bailarina de cuarzo tallada. Se queda asombrada.
- Oh, es un colgante de diseño – señala Renata con los dedos, mientras sujeta el puro. – más caro que la mojama. Disfrútalo.
- Jefa, yo… - comienza a decir Valentina.
- Lo sé, soy la polla. Son para vosotras. Y también es en parte un soborno para que no os lo penséis demasiado si os vuelvo a llamar para contrataros, hasta ahora casi nadie me había demostrado tanta profesionalidad.
Tanto Claire como Valentina están asombradas por la repentina muestra de afecto y buen gusto de su jefa.
- Id en paz. – de pronto, Renata arruga la nariz - ¡Valentina, joder!
La muchacha apaga su cigarro con presteza.
A la tarde, por fin ambas con buen aspecto, están tomando un café en la mesa de un bar. Ambas llevan el regalo que les hizo Renata.
- Dentro de poco me iré de la ciudad.
- ¿Y eso?
- Me han dado plaza para una escuela de baile de Nueva York.
- ¿Vas a dejar tu noble oficio?
- Sí, con todo este dinero puedo permitírmelo una temporada. ¿Y qué hay de ti?
- Mañana enterrarán a Ada. Iré al funeral, se lo debo.
- Sí, pobre negra. Me caía bien.
- Salvo cuando le hacías comentarios racistas.
- Venga, eran de broma.
- Claro, claro.
- Bueno Claire, me voy. He quedado, no quiero llegar tarde.
- ¿Con quién has quedado?
- ¡Qué más te da! – se ríe Valentina.
- ¿Otra vez con esas? No me engañas, perra. Sé perfectamente quién es.
- Pues si ya lo sabes, para qué preguntas – reponde su amiga con retintín, tomando su bolso y levantándose para irse.
Claire la observa marcharse.
- ¡Espera! – le grita.
Valentina se vuelve.
- Dime, ¿por qué no lo hiciste? ¿Por qué cambiaste de bando?
Valentina mira al suelo.
- No lo sé. Porque soy... – la mira - una buena persona.
Claire sonríe, y observa a su amiga marcharse hacia la puerta.
---
Valentina llega a su destino, el mismo bar de rock donde quedó con Lykos la primera vez. Entra al interior y se acerca a la barra, en donde está, solitario, el jovencísimo hijo de Renata.
- ¡Valentina! - saluda Lykos, sorprendido – No pensé que fueras a venir.
- Para serte sincera, yo tampoco – sonríe ella.
El camarero saluda amistosamente desde la barra.
- Y qué, eh, haces aquí, Valentina.
- Quería hablar contigo. Hoy he terminado mi trabajo para tu madre. Oficialmente no tengo ninguna reputación que mantener con ella, ni tampoco contigo.
- Ah, vaya. Entonces, ¿irás a matarme?
Valentina se ríe.
- No, aún no soy tan estúpida. Quiero hablar, únicamente, hablar. Absolutamente nada más.
Lykos hace un gesto con los ojos, dando a entender que está preparado para lo que sea.
Valentina lanza un sobre con una carta en el interior sobre la barra.
- ¿Qué es esto?
- ¿Qué qué es? Pensé que lo sabrías. ¿Te la leo? – Valentina saca la hoja del interior, el sobre ha sido roto sin mucho cuidado. Desdobla la hoja y carraspea – “Hola, mamá. Soy Valentina, tu hija, como siempre.” ¿Te suena? “Te escribo desde los Estados Unidos de América para que sepas que estoy bien y que tengo grandes novedades que contarte.”
Valentina alza la vista hacia Lykos. Él ha entornado los ojos y ha puesto el semblante serio, parece saber de qué va la carta.
- ¿La has leído, Lykos?
- Está en español.
- Así es.
- ¿Por qué la iba a haber leído?
- Porque tú entiendes español. No me engañes, el camarero me lo dijo la primera vez que me trajiste aquí – Valentina señala al camarero con un dedo - ¿No es así?
- Valentina, escucha…
- Esta carta – la levanta en vilo, interrumpiendo al muchacho – data de varias semanas atrás. Concretamente del día en el que tu madre, Renata, me dio el trabajo de ser su asesina a sueldo. La escribí para mi madre, Amalia, la cual vive en Argentina gracias al sueldo que su hija consigue de maneras un tanto dudosas. Pero si no me equivoco, esta carta nunca llegó a las manos de Amalia, ¿verdad, Lykos?
- Valentina… lo siento...
- En esta carta le hablaba a mi madre de varios temas confidenciales. De cómo yo, una sucia y rastrera traidora que carece de valores morales, engañé a la señora Ocampo para hacerla creer que trabajaba para ella, cuando ya trabajaba para otro tipo llamado Gabriel, y sólo buscaba aproximarme a mi nueva compañera, Claire, para ponerle un balazo en el cerebro.
- Mira, yo…
- En otras palabras, gracias a esta carta, tú, sucio ladrón y chantajista que eres, te enteraste de que estaba trabajando a la vez para Gabriel como para Renata, supiste desde el principio mis oscuras intenciones y me tendiste una trampa. ¿Y sólo para qué? ¿Para que saliera una noche contigo?
- ¡Escúchame por favor!
Valentina se cruza de brazos, a la espera de las explicaciones.
- Valentina, no es mi culpa que se te cayera esta carta en mi casa. Tuviste mucha suerte de que fuera yo quien la encontrara y no mi madre, quien seguramente te habría metido en una trituradora de carne y te habría servido en una empanada a la hora de comer.
- ¿En serio, lo ha hecho más veces? – se extraña Valentina.
Lykos se asquea.
- No lo sé, espero que no. El caso, es que gracias a mí ahora mismo no estás a dos metros bajo tierra, creo que al menos me merezco un pequeño agradecimiento.
Ella se ríe, sarcástica.
- Claro, qué más. ¿Un masaje en los pies?
- En lugar de una carta, podrías haberla llamado por teléfono, joder.
Valentina ladea la cabeza, no se le había ocurrido después de todo.
- Además, qué más da, mi madre nunca se iba a enterar de…
- Pero se enteró.
- ¿Qué?
- Encontró la carta. – asiente Valentina.
- ¿E… en serio?
- Sí. Ahora entiendo porqué me dijo lo que me dijo. Una madre tiene acceso a todos los secretos mejor guardados de su hijo. Qué perra es.
- Y… ¿qué te hizo?
- ¿Aparte de encañonarme con la colt? Nada más, unas pocas amenazas y como nueva. Se le pasó rápido. Creo que, después de todo, fue culpa mía.
- Valentina… lo siento. No contaba con eso, ¿sabes?
- Ya bueno, es evidente.
- Lo siento de verdad.
Ella le mira, parece sincero.
- Me comporté como un crío. Sé que no te gustan los críos. Perdona. Pero entiéndeme a mí, ¿vale? Llevo diecisiete años en esa mansión viendo cómo vienen y van gorilas trajeados, cómo mueren a los pocos días, y cómo a mi madre le importa una mierda todo eso. Son sus negocios, ya lo sé, pero yo no elegí nada de lo que me rodeó en la infancia. Por eso, quise acercarme más a la clase de personas que mi madre contrata, personas como tú, que también han crecido en ambientes así. Y entonces te vi, y pensé cómo era posible que una chica tan guapa pudiera ser capaz de matar a sangre fría. La carta fue como un milagro venido del cielo, era mi oportunidad para conocerte mejor. No me odies por tener impulsos, pero ya sabes, soy un crío…
- Sí, la parte en la que la testosterona controla tu vida me la has dejado clara. – responde ella - Pero no te equivoques, Lykos. Yo no soy como tú. Yo no crecí en una mansión con una madre ultraprotectora que trató de darte una vida normal pese a las circunstancias. Tampoco me he visto apartada nunca por un adulto de todo este mundo de mierda. Yo sólo he tenido una opción en la vida, y esa ha sido matar o morir. A mí me obligaron a tomar una pistola, a apuntar y a disparar. A ti te han intentado alejar de todo eso.
Él mira a sus pies. No sabe qué decir.
- Bueno… esa era mi última oportunidad de hacer que te enamoraras de mí. Parece que he fracasado en todas.
- Jajajaja… - se ríe ella – No te molestes en intentarlo más. Hace tiempo que lo conseguiste.
Sonríe de verdad por primera vez. Lykos levanta la vista, incapaz de entender lo que ella le acaba de decir. Se encuentra con su sonrisa.
Y, de pronto, se siente feliz.
- ¿Quieres, ehm, bailar?
- No me gusta bailar.
- No es verdad.
- ¿Cómo sabe que no es verdad?
- Lo leí. En tu carta.
- Ah, ya veo.
- ¿Bailas?
- Ya está bien de engañar, ¿no?
Lykos le tiende la mano, que ella acepta con suavidad. Juntos van a la pista de baile.
Valentina estira sus brazos por detrás del cuello de Lykos. Él la toma por la cintura con delicadeza.
No hay nadie que les pueda molestar.
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En el despacho de Renata, con ella está Ill, sentado cómodamente en un sillón. Ella posa sus tacones sobre el regazo de él.
Ill acaricia sus pies.
Se miran, ambos parecen pensar lo mismo.
De pronto, el teléfono suena en el despacho, y como intentando volver a aparentar lo que no son, ambos se separan de inmediato. Renata carraspea antes de descolgar, e Ill se levanta y se estira el traje.
Es ridículo que intenten preservar las apariencias aún cuando nadie les observa.
- ¿Diga? Oh, señor Uroboros, qué hay.
Silencio mientras escucha la grave voz del mafioso por la línea.
- ¿Gracias? No sé a qué viene esa gratitud, Uroboros. – dice Renata - … Claire se ha defendido sola. Yo sólo le di el arma. La casa y el coche eran para aumentar su sensación de seguridad. Ella de por sí tiene madera suficiente como para dirigir a un cártel entero – se ríe, ligeramente tierna – Se parece a su madre, ¿no crees?
Silencio mientras el sr. Uroboros le responde al otro lado.
Unos labios curtidos hablan al auricular del teléfono desde el otro lado de la línea.
- ¿Y qué vas a hacer con la otra? – dice el misterioso señor Uroboros.
- ¿Con Valentina? – responde Renata.
- Sí...
- Aún no lo he pensado, pero lo más seguro es que no haga nada.
- ¿Nada? Ocampo, ella iba a matar a mi hija.
- Pero no lo hizo.
- ¿Piensas volver a confiar en ella? Ya lo hiciste y mira con la que te salió.
- Claro que sí.
- No te comprendo.
- Porque seremos unas zorras, sí, no te lo puedo negar.
Somos malvadas, somos unas indecentes y tramperas hijas de puta.
Somos el colmo de la inmundicia, lo más ruin de la sociedad, las reinas de los bajos fondos, lo peor de lo peor. Por supuesto, lo somos.
Pero no olvides que, después de todo, también somos mujeres. Somos madres, hijas, hermanas, novias, amantes.
Somos incluso amigas.
Y por tanto, Uroboros, las mujeres nos entendemos las unas a las otras, aunque sinceramente, créeme que muchas veces desearíamos no poder hacerlo.
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¡Y aquí se terminó lo que se daba!
Espero que hayáis disfrutado tanto leyendo Velvet como yo escribiéndolo. Esta historia de ficción es uno de mis primeros planes de convertir en novela gráfica si es que algún día saco ganas y tiempo... naturalmente con los nombres originales para no dañar la imagen de ninguno de los foreros xDDD
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MILEY ( Etana )
Oculto:
SPIKE ( Lou Bishop )
Oculto:
EVE ( Adja )
Oculto:
CALEB ( Warren )
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BOSCO ( Rick )
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GABRIEL ( Gabriel )
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ALEXIA ( Dola Hardy )
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ADA ( Nancy )
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VICKY ( Arianne Levine )
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KILLER y WOLF ( Sam y Eric )
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LYKOS ( Steve Campbell )
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VALENTINA ( Chloé Vega )
Oculto:
RENATA OCAMPO ( Marcia Campbell )
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Vicky Redfield
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Re: "Velvet" Epílogo + Créditos
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yeah!! morí jejeje x3333...ni me habia dado cuenta..buehh por lo menos ´toy en el mas allá con mi amado lol ^^
Muy buen fic que te aventaste Valentina ^^, de los mejores que eh leído y con ese toque de rebeldía al por mayor jeje
Muy buen fic que te aventaste Valentina ^^, de los mejores que eh leído y con ese toque de rebeldía al por mayor jeje
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Valentina
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Re: "Velvet" Epílogo + Créditos
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Thank you very much!Vicky Redfield escribió:yeah!! morí jejeje x3333...ni me habia dado cuenta..buehh por lo menos ´toy en el mas allá con mi amado lol ^^
Muy buen fic que te aventaste Valentina ^^, de los mejores que eh leído y con ese toque de rebeldía al por mayor jeje
Y realmente no moriste, sigues vivita y coleando en Mexico hasta donde yo sé... xDD
Lo que murió fue tu personaje, pero sí ahora está más feliz junto a su amado y junto a dios en el cielo, era lo que ella quería =)
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Spike
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Re: "Velvet" Epílogo + Créditos
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maravillosa historia valentina, de principio a fin a sido una historia simplemente genial, con grandes personajes y este epilogo cierra con broche de oro.
tu trabajo es realmente genial, y espero poder algun dia tener el lujo de leerlo en formato de novela grafica.
no tengo mas que agregar, felicitaciones, simplemente impresionante.
Lord Emperador Chingon Cabron del ala jurídica de una asociación civil.
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Valentina
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Re: "Velvet" Epílogo + Créditos
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Qué puedo decir, sino gracias por haber sido tan fiel a "Velvet", eres mi primer fan =DSpikendejo escribió:
maravillosa historia valentina, de principio a fin a sido una historia simplemente genial, con grandes personajes y este epilogo cierra con broche de oro.
tu trabajo es realmente genial, y espero poder algun dia tener el lujo de leerlo en formato de novela grafica.
no tengo mas que agregar, felicitaciones, simplemente impresionante.
¡Gracias, gracias, gracias! Y te mandaré un ejemplar firmado dentro de unos cuantos años ( cuando supongo la haya terminado xDDD )
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Rain Ocampo
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Re: "Velvet" Epílogo + Créditos
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¡¡Excelente final!! es lo primero que debo decir porque es la impresión que me queda después de leerla entera
Un aplauso hija mía por la historia, su trama, sus personajes y su forma
La historia fue redonda, en ningún momento bajó su calidad, aunque no necesariamente en todos los capítulos tuvo que haber balaceras o peleas. Los personajes, bien trabajados, cada uno distinto por detalles tan pequeños pero tan importantes al final.
Sobre el final: cerraste todos los agujeros que iban quedando. Me sorprendió bastante lo de Claire jejeje (esa si que no la veía venir al menos hasta la última conversación). Pero sin duda lo mejor fueron las palabras finales de Renata, un gran cierre para una gran historia, que describe en el fondo a todos los personajes que le dieron forma (las chicas).
Y claro, al final hasta la cabronaza jefa tenía su compañía... en secreto, pero compañía jejeje (es que hay que ver en esa mansión tan grande con gente que viene y va...)
Nada más que felicitarte hija mía y darte las gracias por haber pensado en mí para encarnar a uno de tus personajes (y nada menos que a qué personaje!!!).
Y yo también quiero ver la novela gráfica!!!!!!
Un aplauso hija mía por la historia, su trama, sus personajes y su forma
La historia fue redonda, en ningún momento bajó su calidad, aunque no necesariamente en todos los capítulos tuvo que haber balaceras o peleas. Los personajes, bien trabajados, cada uno distinto por detalles tan pequeños pero tan importantes al final.
Sobre el final: cerraste todos los agujeros que iban quedando. Me sorprendió bastante lo de Claire jejeje (esa si que no la veía venir al menos hasta la última conversación). Pero sin duda lo mejor fueron las palabras finales de Renata, un gran cierre para una gran historia, que describe en el fondo a todos los personajes que le dieron forma (las chicas).
Y claro, al final hasta la cabronaza jefa tenía su compañía... en secreto, pero compañía jejeje (es que hay que ver en esa mansión tan grande con gente que viene y va...)
Nada más que felicitarte hija mía y darte las gracias por haber pensado en mí para encarnar a uno de tus personajes (y nada menos que a qué personaje!!!).
Y yo también quiero ver la novela gráfica!!!!!!