Y ahora, apaguen las luces y cierren las puertas y ventanas (Claro está, no se cuesquen ahora, pues no sólo se cargarán el ambiente, si no que también se ahogarán de la peste), pues la experiencia está a punto de comenzar...
La copiosa lluvia le dificultaba la respiración y la visibilidad mientras yacía allí, tirado boca arriba en la chamuscada hierba de aquel parque, antaño verde y lleno de vida. Decenas de arbustos y árboles calcinados, algunos todavía prendidos con unas débiles llamas, se extendían por el lugar, rodeando al chico, cuyo pecho ensangrentado subía y bajaba al irregular compás de su intento por conseguir aire. Había recibido una herida mortal, estaba convencido de ello. Su inexperiencia le había jugado una mala pasada, y en el momento en el que había bajado la guardia, uno de los trolles que estaban atacando la ciudad le había sacudido tal zurriagazo que, aparte de perforarle el pecho y romperle varias costillas, lo había lanzado por los aires varias calles; de no ser por su condición especial, sus puntos de vida se habrían evaporado cual vaso de ginebra bajo la vigilancia de Hipocondriaco.
Con su único punto de VIT restante, Ill-Niño intentó moverse, pero sólo consiguió hundirse más las costillas rotas en su dolorido cuerpo y que la herida del pecho sangrara más. Buscó el transmisor que su jefa le había entregado, pero éste yacía a varios metros de él, totalmente roto por el impacto. Un poco más lejos, clavada en el suelo, se encontraba su arma, un espadón gigantesco que la propia Rain Ocampo le había procurado antes de mandarlo a la batalla. A pesar de lo potente que era aquel artefacto, en manos de un novato perdía gran parte de su potencial, cosa que se hizo evidente cuando Ill fue incapaz de parar con ella el impacto que lo había dejado al borde de la muerte. El suelo retumbaba bajo él; los trolls se acercaban ya a su posición, y estaba totalmente incapacitado para seguir luchando. Solo, sin posibilidades de pedir ayuda y sin haber sido visto por ninguno de sus pocos compañeros que habían acudido al resonar de la sirena de guerra, sus posibilidades de salir de ésa eran prácticamente nulas. Por el rabillo del ojo vio cómo un gran troll, con un GOATSE impreso en la frente y portando un garrote igual de grande que el cuerpo de Ill, se acercaba a él gruñendo y alzando el garrote. Listo para atacar, el troll lo levantó todo lo que pudo y se dispuso a darle el golpe de gracia al chico, que cerró los ojos aceptando que iba a morir.
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Varias horas antes...
Ill, Rain, Altaïr, Caleb, Lykos, Noctis, L_Alzerav y Norblameth se encontraban reunidos en la amplia sala de visitas del edificio de administración de RESH City, disfrutando de una tarde de relax juntos, tomando algo. La mayor parte de la gente de la ciudad había salido de vacaciones o estaba fuera haciendo recados propios, como la mayoría del equipo de moderación, del cual sólo Rain e Ill eran los únicos permanecían en la ciudad.
Ill vestía forma informal, con una camiseta, una chaqueta y unos vaqueros, y llevaba el pelo medio largo, tapándole un ojo. Rain, con el pelo recogido con una coleta, lucía tan bien como siempre. Altaïr iba ataviado con una capucha blanca en forma de pico de águila, y contaba un relato relacionado con la tananopraxia. Caleb llevaba su chupa de cuero habitual, además de sus gafas de sol oscuras. Lykos, bastante parecido a Ill, hacía a espaldas de Altaïr extrañas muecas, riéndose de él. Noctis estaba hundido en su butaca, escuchando con desagrado, mientras que L jugueteaba con sus pulgares y Norblameth, ataviado con sus mejores galas blackmetaleras (Ropa negra apretada y cara pintada de blanco con el espeso cabello negro por encima) se rascaba los huevos sin disimulo alguno.
- Mirad, aquí tenéis un par de fotos para que podáis haceros una idea de qué estoy hablando-. Decía Altaïr mientras iba pasando varias fotos bastante desagradables de cadáveres, disecciones y desmembramientos. El único que parecía disfrutar tanto como él de eso (Aunque ponía la excusa de que lo hacía para no tener el estómago sensible) era Norblameth, que con cuidado escondió un par de esas fotografías bajo su culo, propiedad de Satanás.
En ese momento, una potente alarma resonó por todo el edificio. Rain y algunos presentes, como Caleb y Lykos se pusieron de pie en el acto, alarmados.
- ¿Es eso lo que creo que es?-. Preguntó el licántropo echándole una nerviosa mirada a la administradora.
Rain asintió, y tras tragar saliva, dijo:
- Quiero que todos bajen a los niveles inferiores del edificio y se queden ahí, es por su propia seguridad, nosotros nos encargamos, ¡vamos!
Una gran explosión, procedente del distrito más alejado del edificio de administración (Tema Libre), hizo retumbar el suelo y los cristales de los ventanales, llegando algunos a romperse. Rain apremió a los invitados casi a empujones, haciéndolos salir por la puerta. Ill fue a salir también, pero la mujer lo agarró por el brazo:
- ¿A dónde crees que vas?-. Exclamó mirándolo con sorna y con los ojos como platos.
- Eh... yo-. Fue lo único que alcanzó a decir el chico antes de que con mucha fuerza la administradora lo arrastrara escaleras arriba, hacia su despacho.
- Tú también eres moderador, ¿recuerdas? ¡Beltrán no te dio el rango por tu cara bonita, sino para que lo ejercieras! Y la verdad es que ahora mismo eres el único que hay en la ciudad, así que tendrás que ocuparte tú mientras llamo a los demás.
¿Ocuparse él solo hasta que llegaran los demás? Tenía que estar de guasa. Sí, era moderador, pero jamás había tenido que moderar él solo, ni pensaba que tuviera que hacerlo alguna vez.
Rain abrió con prisas la puerta de su despacho y tras soltar a Ill e indicarle con señas que se sentara, ella encendió su ordenador y empezó a rebuscar entre sus archivos. BUM!!! Otra explosión sacudió los cimientos del edificio; a través del ventanal del despacho, Ill vio cómo otra explosión se producía en Tema Libre y empezaba a levantarse una espesa cortina de humo negro.
- Trolls-. Dijo de pronto Rain, como quien anunciaba que se iba a casar, que iba a ser madre o que se iba a buscar caracoles al campo.- Estamos sufriendo un ataque masivo de trolls, ¡hay más de cincuenta concentrados en Tema Libre, y si los datos son correctos, vienen más!
- ¡¿Qué?!-. Soltó Ill, incrédulo.
Un ataque masivo de trolls, justo lo que necesitaba para darse a estrenar. Hasta entonces sólo había moderado algunas pequeñas peleas y eliminado a algún que otro troll suelto, pero jamás esperaba que se repitiera otro ataque masivo como en sus tiempos de ciudadano normal.
- Ill, vas a tener que ir a Tema Libre a frenarlos, pero tranquilo, ya estoy avisando a todos los demás moderadores-. Añadió rápidamente al ver cómo Ill palidecía.
- ¿Y cómo pretendes que haga frente a más de cincuenta trolls yo solo, si puede saberse?
- Con esto-. Contestó Rain. De la nada, y como por arte de magia, en la mano de Ill se materializó un espadón gigantesco. El chico, pillado por sorpresa, perdió el equilibro ante el evidente peso de aquel arma.- A cada moderador le corresponde un arma para actuar en casos extremos dependiendo de sus aptitudes; perdona que no te la haya entregado antes, pero estos últimos meses, como bien sabrás, hubo mucho papeleo y me fue imposible.
Ill sólo escuchaba a medias, ya que observaba y analizaba la espada que tenía en sus manos boquiabierto, Rain sonrió:
- Con eso, junto a tus poderes de moderador podrás plantarles caras a los trolls. Aunque eso sí, no fuerces tus límites, llevas pocos meses entre nosotros y aún no has desarrollado del todo tu pontencial.
Ill asintió, más seguro. Ya sabía que no podía compararse en poder con S.Redfield o Uroboros, pero aún así, con ese arma en su poder, se veía capaz de cualquier cosa.
- Cuando tus compañeros vayan llegando los enviaré a luchar a tu lado; no te preocupes, alguno acudirá a la llamada pronto-. Añadió la mujer un tanto dudosa. ¿Y si no acudía nadie y mandaba a Ill a una muerte segura, pese a lo que le había dicho al muchacho?.- Tú procura frenar a los trolls y descubrir quién es su líder y reducirlo, ¿de acuerdo?
Ill asintió, colocándose el espadón al hombro.
- Vamos, sígueme, tienes que llegar rápido a Tema Libre antes de que lo destrocen y pasen a otro distrito.
Rain se levantó de su mesa al mismo tiempo que Ill, que la siguió escaleras arriba hasta llegar a la azotea, el punto más alto de la ciudad y desde el que se tenía una vista panorámica que abarcaba RESH City en su totalidad. Al norte, en Tema Libre, había incendios, columnas de humo y el viento traía el rugido de furiosos trolls y gritos de los habitantes de dicho distrito. Rain notó como le ardía la cara, mientras que Ill, apartándose el flequillo de la cara, observaba con decisión la situación.
Rain se giró, y tras ponerle la mano en el hombro, dijo:
- Toma esto-. Le puso un transmisor en las manos.- Úsalo para contactar conmigo o con los demás si lo necesitas. Ve con Dos, Pibe de Resh.
Ill le puso también la mano en el hombro con facilidad, ya que pese a tener casi diez años menos era más alto que ella, y asintió con una sonrisa, aunque por dentro no se encontraba tan seguro de sí mismo.
El chico guardó el transmisor y corrió hasta el borde de la azotea tras echarle una última mirada a la administradora y, al llegar al filo del tejado, saltó. Gracias a sus poderes de moderador, sin duda, el joven salvó la distancia que había entre el edificio de administración y el bloque de viviendas que había enfrente. Cayó pesadamente en la azotea de éste, agrietando el suelo bajo sus pies, y tras un breve momento de recuperación, apretó a correr de nuevo, saltando de un tejado a otro bajo la atónita mirada de los reshidentes que lo veían pasar desde las ventanas de sus casas o desde la calle. A esas alturas, toda la ciudad debía de estar al tanto de lo que estaba ocurriendo, pues a nadie le extrañó que un moderador, dejando tras de sí una pequeña estela verde, corriera de azotea en azotea como si de Spiderman se tratase. Ill atravesó Comunidad como una exhalación, pasando de largo su propia compañía, Ill-Niño Productions, donde seguían gestándose nuevos proyectos, y el bloque de edificios comunal mexicano, del cual colgaba un gran letrero que rezaba "TU ODIO ME ENORGULLECE" acompañado de un "ME LA SUPERMEGA PELAN", sin duda obra de Bosconemi.
En el edificio de administración, en los niveles inferiores, Caleb, Lykos, Nox y el resto, siguiendo las órdenes de Rain, se habían refugiado en uno de los búnkeres de seguridad. Sin embargo, todos sabían que ella e Ill no podrían dar abasto ante aquel problema, pues supusieron que sería un ataque troll.
- ¡Al carajo, no pienso quedarme aquí cruzado de brazos sin hacer nada!-. Soltó Caleb finalmente, tras recorrer la sala de lado a lado por vigésima vez. Abrió la puerta del búnker y salió precipitadamente. Al poco rato Lykos se levantó y lo siguió, quería demostrarle a Rain que servía para moderar. Altaïr se fue con él, ya que no podía permitir que trolls ajenos a RESH le quitaran el trabajo que él tan bien hacía. Norblameth también acabó saliendo del búnker. L_Alzerav y Noctis se miraron un segundo, ambos asintieron y salieron apresuradamente de ahí también. Si podían ayudar, aunque fuese lo más mínimo, no iban a quedarse quietos esperando como idiotas.
Ill estaba a unas pocas manzanas de Tema Libre. Ya vislumbraba a un troll que, armado con una farola que había arrancado del suelo y una Cool Face tatuada en el pecho, aporreaba sin cesar un edificio. De un último salto, Ill cubrió las calles que le separaban de él y, alzando el espadón, se lanzó en caída libre sobre el troll. Éste apenas tuvo tiempo de levantar la mirada y ver cómo el moderador caía sobre él antes de que la espada se clavara en su rostro, perforándole la frente y provocando que el troll soltase un espantoso aullido de dolor antes de caer inerte al suelo, salpicando todo de sangre, incluso a Ill, que sacó la espada de la cabeza del ser y suspiró de alivio. La calle, a su alrededor, presentaba un aspecto desolador: Todos los edificios estaban dañados, los coches volcados, en llamas, o ambas cosas, los árboles arrancados del suelo, que se encontraba levantado y agrietado...
El rugido del troll había atraído a dos compañeros suyos, igual de grandes que él, junto a varias docenas de pequeños trolls del tamaño de Ill. Todos rugieron al unísono, destrozándole los tímpanos al chico.
- ¡RESHIANOS, PREPARAOS PARA SER TROLLEADOS!-. Gritó el troll gigante de la derecha, señalándole con su gran dedo índice.
Asió su espadón con fuerza, listo para combatir. Todos los trolls se lanzaron al ataque, haciendo temblar el pavimento. Uno de los grandes soltó un grito "HOYGAN!", provocando que saliera disparado hacia atrás y estallaran todos los cristales de la calle, provocando una lluvia de vidrio que cayó como cuchillas sobre él. Rodó por el suelo como buenamente pudo para parar a tiempo el garrotazo de dos troll pequeños que habían llegado a su posición. De un espadazo decapitó a ambos y de un patadón arrojó los cuerpos sobre sus compañeros que venían detrás, derribándolos. Esquivó y bloqueó todos los garrotazos que le lanzaban, incluidos los de los grandullones, que aplastaban a varios de los suyos con cada ataque, aunque pensándolo bien, poco parecía importarles.
Finalmente, uno de los trolls grande atrapó a Ill entre sus dedos, apretándolo cada vez más fuerte. El muchacho, en un intento a la desesperada, clavó la espada con todos sus fuerzas en la muñeca del troll, que gritó de dolor y rabia y, tras coger fuerza, arrojó al pibe por los aires, separándolo de su espada, aún clavada en la muñeca del troll, y lanzándolo contra un ventanal que Ill atravesó limpiamente, chocando contra el muro que había tras él. Había ido a parar a un apartamento bastante espacioso, donde había una amplia colección de armas de fuego. Al parecer, el propietario de dicha vivienda era un fanático. Ill, sin pensárselo dos veces, agarró un lanzacohetes que encontró, misteriosamente cargado (¿Y si su propietario planeaba lanzar un golpe de estado?) y se encaminó hacia el roto ventanal. Los dos trolls gigantes, con los pocos trolls pequeños restantes a sus pies, esperaban a que saliera a la luz. La sonrisa desapareció rápidamente de sus torcidas bocas, siendo sustituida por una expresión de terror atroz. El moderador apretó el gatillo y, saliendo despedido hacia atrás de nuevo a causa del retroceso del arma, disparó un cohete contra el troll que llevaba su espada clavada en la muñeca. El proyectil le impactó de lleno en el pecho, provocando una gran explosión que hirió al troll que iba a su lado y reventándole de ombligo para arriba. Los brazos, sin hombros con los que sujetarse, cayeron al suelo con gran estrépito, aplastando a más trolls. Ill aprovechó ese momento de confusión y se lanzó hacia su espada, sacándola al vuelo de la muñeca del troll muerto y aterrizando sobre un pequeño troll que intentaba levantarse.
- ¿Quién os envía?-. Preguntó el moderador rebanándole una pierna al troll sobre el que estaba de pie. El troll no contestó, en su lugar profirió un agónico grito y soltó un montón de palabrotas e insultos en HOYGAN. Ill no lo dudó ni un instante y lo decapitó. Se sentía raro; si bien con la gente siempre intentaba resolver las cosas mediante vías pacíficas y con cachondeo, cuando se trataba de trolls una furia asesina le recorría las venas. Ya no se sentía inferior ni tenía miedo, sobre todo después de ver la facilidad con la que podía acabar con ellos gracias a su nuevo arma.
El segundo troll gigante, recuperado de la explosión, se lanzó de nuevo al ataque, aunque Ill lo esquivó y, tras trepar rápidamente por su garrote, le rajó la garganta con furia. El troll, intentando evitar desangrarse, se tambaleó durante unos instantes taponando la herida con ambas manos; sin embargo, fue inútil y, tras unos lamentables segundos, el cuerpo sin vida de aquel engendro caía al suelo.
Al comprobar que todos los trolles [¡Sí, ahora son trolles en vez de trolls, soy así de guay!] estaban muertos, Ill siguió adentrándose en Tema Libre.
Por el lado contrario del distrito, los trolles se habían abierto paso hasta Videojuegos, territorio del ausente S.Redfield, en Cine y TV, territorio del también ausente Pelao y habían abierto una pequeña brecha en Resident Evil. Era evidente que Ill no podía contra aquella marea de trolles él solo, pensaba Rain mientras observaba desde su despacho cómo avanzaba la situación mientras seguía enviando llamadas de emergencia a los demás moderadores. ¿Dónde demonios estaban? ¿Dónde?
En ese momento Caleb entró en su despacho, seguido por todos los demás participantes de aquella agradable tertulia en la sala de visitas.
- ¡Rain, no vamos a dejar que vosotros carguéis con todo el peso que acarrea esta situación, déjanos ayudar!-. Exclamó el argento de la chupa de cuero acercándose al escritorio.
Tenía razón, aquéllo se estaba saliendo de madres y necesitaban toda la ayuda posible. ¿Y si...? No, rápidamente desechó esa idea, no quería nombrar moderadores sin el beneplácito de Beltrán, aunque fueran sólo temporales, a pesar de que la situación los requería: De los diez moderadores que había, sólo uno, sin contarse ella misma, estaba activo y eliminando trolles.
- Está bien-. Dijo Rain.- Encargaos de avisar a la gente y llevar a todo el que encontréis a los búnkeres de seguridad. Evitad cualquier contacto con trolles a toda costa.
Todos afirmaron con la cabeza y empezaron a salir uno tras otro, quedando Caleb el último.
- Este... Caleb-. Lo llamó Rain.
- ¿Sí?-. Preguntó éste.
- No.. nada, déjalo, no es importante-. Soltó ella rápidamente, sacudiendo la cabeza. El argento, extrañado, salió del despacho.
Sí que era importante, no podía engañarse a sí misma. Era demasiado importante, pues de ello dependía que RESH consiguiera rechazar el ataque troll. Abrumada por la tensión, Rain se sobresaltó cuando una luz roja apareció pitando en su terminal. Un moderador había entrado en RESH, y se dirigía disparado hacia Tema Libre. Rain sonrió para sí misma cuando reconoció esa inconfundible figura esbelta y esa melena rizada que se meneaba al viento.
en fin, Ill cambia el color de tus letras que me duelen los ojos