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Jake Muller nació en un hogar sin padre y desde una temprana edad se vio obligado a ayudar su madre porque padecía una enfermedad crónica. Lamentablemente, su madre podría haberse recuperado completamente si se lo hubieran podido permitir, pero Jake y su madre solo disponían de los recursos necesarios para cubrir las necesidades básicas. A pesar de las dificultades, su madre siempre se esforzó por conseguir lo mejor para la familia e hizo todo lo que estuvo en su mano para proteger a su hijo. Jake quería a su madre, pero no era capaz de comprender por qué seguía enamorada de su padre, el hombre que los había abandonado. Desde luego, Jake no apreciaba mucho a su padre.

Cuando Jake creció, decidió trabajar como mercenario y vender sus servicios a los insurgentes que se oponían al gobierno. No tenía ningún tipo de interés en la política, pero quería dinero para pagar un tratamiento médico mejor para su madre. Por desgracia, la señora Muller falleció poco después de que su hijo se convirtiese en soldado de fortuna. Entonces, Jake se sintió solo en el mundo y su corazón se endureció. Su única preocupación paso a ser el dinero, aunque ya no lo necesitara de manera urgente.