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Helena Harper sigue sus creencias a rajatabla y no es de las que se echan a un lado mientras otros le hacen el trabajo. Sin embargo, suele dejarse llevar por sus sentimientos a menudo. Fue la primera de su clase y la favorita de la agencia para el puesto, pero a algunos oficiales les preocupaba que su estricta moral pudiese interferir en su trabajo. Y así fue.

Durante una investigación sobre una serie de asesinatos, Helena encontró y arrestó al asesino. Durante el proceso, se excedió en el uso de la fuerza sobre el sospechoso y la agencia decidió suspenderla. Helena alegó en su defensa que se vio obligada a acallar al asesino porque estaba amenazando a los familiares de una víctima. Una vez terminó su periodo de suspensión, tuvieron lugar varias situaciones en las que Helena fue incapaz de controlarse. Cuando el novio de Deborah decidió romper la relación, se volvió violento. Helena, ciega por la rabia, le disparó y le hirió. Sus superiores no podían hacer la vista gorda ante una conducta tan reprobable, pero como tampoco querían despedirla, acordaron transferirla al Servicio Secreto.

Durante el ataque de Tall Oaks, Derek Simmons manipuló a Helena para llevar a cabo su plan de asesinar al presidente Adam Benford.